Estudiando un contexto histórico, el real, no el de ‘Watchmen’, los 80 estadounidenses se nos abre ante nuestros ojos como un momento que muchos llamaron la «década Reagan», aunque con Jimmy Carter como presidente al principio. El fuerte conservadurismo estaba instaurado en toda la sociedad pero aún así los cambios tanto sociales como políticos fueron detonantes de aún más cambios y constantes durante toda la década. No sin más, las tensiones de ese conflicto político, económico, social, militar, informativo y científico entre los EEUU y la Unión Soviética iban en aumento… la Guerra Fría.
Y es ahí donde se localiza geográfica y temporalmente ‘Watchmen’. La Guerra Fría está en su apogeo, y los héroes, que antes habían sido admirados, ahora son perseguidos por la ley. Un día aparece muerto uno de ellos, «El Comediante», que trabajaba para la CIA. Su amigo Rorschach, el único héroe enmascarado en activo, emprenderá la investigación de su muerte, tras la que se oculta algo muy importante.
De aquí en adelante te encontrarás muchos spoilers de ‘Watchmen’
El universo paralelo.
‘Watchmen’ es por tanto un universo paralelo de Alan Moore donde se nos muestra un intenso deseo de control, pero a su vez una hedionda y abrupta sociedad donde la riqueza y el desarraigo por el progreso son latentes en pos de una conservación del estatus mundial y un golpe en el patriótico pecho estadounidense. La corrupta y corroída situación social en la que se haya Estados Unidos en los años 80 en ‘Watchmen’ parece que proviene de un abstraído sentimiento del creador que deriva entre la visión propia del mundo y la sociedad en la que vive; y una tergiversada muestra de patriotismo inundado de desazón y nostalgia por épocas más gloriosas, pero siendo conscientes de la capacidad y poder del país soberano de los cincuenta estados.
51, ojo. Alan Moore creó en ‘Watchmen’ un universo donde Vietnam termina siendo un estado miembro de los EEUU. Todo esto es gracias a un arma secreta de color azul de la que hablaremos después, pero si observas el film verás que cuando aparezcan banderas estadounidenses puedes contar hasta 51 estrellas, e incluso hay un fotograma donde se le da la bienvenida a Vietnam como el nuevo estado. Además, Richard Nixon es reeligido por tercera vez ya que en esta realidad el Watergate no existió y el Comediante asesino a los periodistas Carl Bernstein y Bob Woodward antes de denunciar las escuchas ilegales; de hecho, suelta en un momento de la película: “No me divertía tanto desde Woodward y Bernstein”… siempre con su humor este Comediante.
La corrupción.
Pero no nos desviemos de lo que queremos contar de ‘Watchmen’. La corrupción crea vástagos de la misma. Y tal demostración tiene la historia de que se necesitan héroes, como también la tiene de necesidad de villanos dispuestos a entorpecer el camino correcto y de paz. Aquí entran estos héroes enmascarados dispuestos a jugarse el pellejo por el otro, indefenso e incapaz de levantar el puño para conseguir los mínimos derechos que deben tener atribuidos por el mero hecho de existir. Un grupo de personas que sin aptitudes extremas, desenfundan su coraje y sentimiento de paz para que todos los miembros estén a salvo.
Pero como he dicho antes, la creación de vástagos es salvaje e incontrolada, y esto adhiere a la propia sociedad un efecto dominó de desprecio hacia dichos héroes y de no creer en su necesidad. El gobierno en ‘Watchmen’ y la ley Keene tampoco ayudan al mantenimiento de los enmascarados luchadores contra el crimen, ya que debido a su baja popularidad los prohíbe. ¿Qué conlleva pues? Conlleva la situación contraria en los propios héroes: hay quien se lo toma como desprecio y se pone como bandera la altanería hacia el populacho, y hay quien se refugia en una espiral de auto convencimiento del trabajo bien hecho.
Digamos que este es el punto en el que hemos de entrar para entender la diversidad de personajes y el rico amalgama de situaciones que ‘Watchmen’ nos propone y muestra. A saber tenemos ciertos personajes que se sienten en diferente momento con la sociedad. Pero antes de todo hemos de recordar que en ‘Watchmen’ estamos hablando de humanos (en su mayoría). Los hay buenos y malos, como en todo, lo cual queda latente a raíz de un mordaz lenguaje y/o unas acciones que tendrán consecuencias en todos y que parecen nos importar mucho a los enmascarados.
No.
Como eje principal de la historia de ‘Watchmen’ y como riqueza para mostrar lo que tenemos frente a nosotros podemos hablar de Rorschach. Ante él, al igual que los soldados que no se sacan la guerra de la cabeza, tenemos a un hombre cuya lucha contra lo que él intuye está mal se pelea contra su propia idea de que estamos en una sociedad donde la salvación no es merecida. Pero… ¿realmente ha de ser merecida? Pongamos diferentes contextos sobre la mesa, puesto que estamos en un mundo alternativo donde las fortalezas de cada individuo se rigen por lo que aún no conocemos de los mismos.
Religiosamente hablando desde el plano cristiano, la biblia reza lo siguiente en referencia a la salvación: «Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.» (Efesios 2:8). Esto añade un punto no terrenal al enfoque de la realidad que ‘Watchmen’ planea contarnos, al menos desde el punto de vista de Rorschach. Este punto o enfoque es en el que es dios el que provee la salvación, y no puede ser ganada o merecida. Es por su gracia y mediante la fe… lo cual suena un poco «a dedo». Ojo, sin ánimo de ofender a posibles creyentes. Lo mismo el antiguo testamento tiene pasajes que no corresponden con el nuevo testamento, pero no podemos dejar de lado que la «gracia» será proveída al individuo sin tener en cuenta obras, pues es don de dios; justo en contraposición a la forma de verlo que tiene Rorschach.
Ergo Rorschach deja esto de lado, y añade un enfoque primario y activo: eres bueno, mereces la salvación; eres malo, no. Simple y directo. Obviando el posible plano religioso y centrándose en una realidad en la que la disputa y la ostentación bailan a sus anchas compartiendo calle con la corrupción y la indiferencia hacia el otro. Como hemos dicho ‘Watchmen’ es más que corrupción, pero no deja de ser una parte importante.
No sin más durante la cinta reza: «La mugre acumulada de todo el sexo que practican y de todos los asesinatos que cometen les llegará a la altura de la cintura y todas las putas y los políticos alzarán la cabeza y gritarán: «¡sálvanos!»…yo miraré hacia abajo y susurraré «no».». Pero es un «no» diferente… no es el no de la negación; es el no de quién ha perdido la esperanza en aquello que podría salvar… es un no ahogado, alargado y ronco, como marcando el resultado. Es un no que suena a martillazo de juez.
Justicia.
Otro de los momentos de Rorschach en ‘Watchmen’ es en la visita a la tumba de «El comediante». Durante ese momento de la cinta, cuenta un chiste (que os dejo abajo) basado en el poema «Reír llorando» de Juan de Dios Peza (aquí un servidor recomienda «Lo que no muere», del mismo poeta):
Un hombre va al médico. Le cuenta que está deprimido. Le dice que la vida le parece dura y cruel. Dice que se siente muy solo en este mundo lleno de amenazas donde lo que nos espera es vago e incierto. El doctor le responde; “El tratamiento es sencillo, el gran payaso Pagliacci se encuentra esta noche en la ciudad, vaya a verlo, eso lo animará”. El hombre se echa a llorar y dice “Pero, doctor… yo soy Pagliacci”.
Rorschach
Dicho chiste suena a lo mismo que su discurso anterior y que gran parte del metraje de ‘Watchmen’: desesperación pero conformismo. Ya no hay por donde coger a la sociedad, ya no hay forma salvatoria para la misma, y él no es dios para ofrecer la gloria a quien se le antoje. Si bien tiene ese punto de vista primario y deshumanizado, no es más que fruto de lo que ha ido viendo a lo largo de su trayectoria. De hecho, personalmente muchas escenas de Rorschach en particular y de ‘Watchmen’ en general durante la cinta me recuerdan al comienzo de ‘Sin City’, donde la película abre con una escena en el balcón: «cobraré el cheque por la mañana.» La humanidad ya no le interesa, es insalvable. La quiere, pero no le guarda ningún respeto, sin embargo no se mueve por una necesidad personal.
Narciso.
Y hablando de dioses, también está quien se lo cree; en el mundo general y en ‘Watchmen’. Ojo, en contraposición con quién podría serlo… ¿os acordáis de esa arma azul de la que hablaríamos luego? Pues eso, luego. Ahora quien se cree un dios, que no es otro que Ozymandias. No el soneto de Percy Bysshe Shelley, si no el que era llamado Adrian Alexander Veidt. Éste es considerado el hombre más inteligente del mundo, poseedor de otras cuantas aptitudes que le hacen ser muy poderoso. Todo esto llevado a la situación actual de estos EEUU de Alan Moore le hacen creerse un dios en la Tierra. Alzado sobre la plebe se le ve en la planta más alta de un rascacielos.
Observemos un detalle que lo mismo no tiene importancia pero que se inserta en la memoria de la cual no se tiene constancia del público, y es que la especie de corona/adorno que lleva en su traje no es completa, pero si tiene una forma de «U», que se asemeja a la corona de laurel, o corona triunfal de la antigua Grecia y Roma. «Puesto que no puedes ser mi mujer, serás mi árbol predilecto y tus hojas, siempre verdes, coronarán las cabezas de las gentes en señal de victoria». Apolo y Dafne otorgaron ese misticismo a semejante árbol, y el resto de la leyenda le dio la connotación de condecoración únicamente para los elegidos.
«Mi nombre es Ozymandias,
Ozymandias, de Percy Bysshe Shelley
Rey de reyes:
Contemplad mis obras,
Ustedes poderosos, ¡y desesperad!”
El tema es el objetivo final que tiene y la resolución de la pregunta ¿el fin justifica los medios?. Copio: Él ideó un plan para teletransportar una criatura telepática biológicamente diseñada hacia Nueva York, que explotaría inmediatamente en una onda de choque psíquica, matando a millones y convenciendo al mundo de que estaban bajo ataque extraterrestre. Los Estados Unidos y la Unión Soviética, al borde de la confrontación nuclear y por ende el fin del mundo como tal, pondrían fin a su disputa y unirían fuerzas contra los supuestos invasores alienígenas.
Ozymandias a pesar de todo es un egocéntrico y narcisista hombre, tal y como se demuestra con una de las frases de su plan maestro: «‘¿Hacerlo?’ Dan, no soy un villano de opereta ¿En serio crees que te iba a explicar mi plan maestro si quedase la más mínima posibilidad de que pudieras alterar su resultado? Lo hice hace 35 minutos.» Ozymandias pues, se nos representa como ese ser superior al resto que no teme meter fuego donde haga falta con tal de quemar una parte del bosque si eso permite una mejor visión a la humanidad.
La moralidad queda en entredicho en todas sus acciones y la forma de actuar no se siente reforzada por sus allegados. El sacrificio es lo correcto. Así mismo espera que la burbuja en la que se haya, su status de poder frente al resto no cambie, y para ello utiliza esta forma de «liberar» a la humanidad de una guerra como una demostración de poder sobre el resto, incluso sobre ese dios azul…
Omni…
En la historia de este Ozymandias es donde Dr. Manhattan, dios azul que decía, tiene más que ver. Este es el arma azul capaz de hacer y deshacer a su antojo… el übermensch de Nietzsche. Es el verdadero Dios, con mayúsculas. ¿Sabes ese momento de niños donde te preguntas cual es el superhéroe al que te querrías parecer? Con un mínimo de inteligencia, la respuesta es Dr. Manhattan. Su amplísima variedad de capacidades lo confieren como el mayor superhéroe de la historia, siendo casi invencible y teniendo una única batalla que librar: la suya propia.
Es decir: control absoluto de la materia y la cuántica, manipulación del tiempo y del espacio, excepcional nivel de inteligencia y de conocimientos científicos, es omnisciente, omnipresente y omnipotente, puede crear vida y posee sentido total de la clarividencia, teletransportación y, ¡ojo!… eternidad. ¿Es por tanto la creencia de Dr. Manhattan la auténtica dadora de gracia? Recordando el pasaje bíblico que he puesto antes, ahora si que tenemos en el plano terrenal a alguien capaz de arrojar justicia y desobedecer las leyes naturales impuestas.
El Comediante, de quien hablaremos luego, ya lo comenta en un momento de la cinta, demostrando dos cosas con la siguiente frase: «¿Y sabes qué? Tú me viste. Pudiste convertir el rifle en vapor, o las balas en mercurio o la botella en copos de nieve. Pudiste teletransportar a cualquiera de nosotros a Australia… Pero no levantaste un dedo. No te importan un cuerno los seres humanos. Te estás distanciando, Doc. Dios nos ayude a todos.».
La primera de las cosas que podemos descubrir no es más que la fortaleza del propio Dr. Manhattan: pudo evitarlo, totalmente y sin ningún tipo de esfuerzo, al igual que se demuestra con una frase desesperada del propio Comediante: «Dios nos ayude a todos.». Dios… a quien aun creo más poderoso que al propio Dr. Manhattan, pero cuya existencia no es segura mientras que la del «hombre» azul sí, ya que lo tengo enfrente. Dr. Manhattan VS dios.
De hecho, dicha operación llevada a cabo en Vietnam que contó con el Dr. Manhattan y el propio comediante se llamó “Warth of God” (La Ira de Dios). Y también la ya segura frialdad y distanciamiento del Dr. Manhattan con la humanidad. La gran pregunta de la humanidad cambia pues: ¿alguién que puede alterar la materia a su antojo y que se está cansando de nosotros no podría convertirse en un problema? Biblia en mano, Dr. Manhattan es Dios, y los mortales solo pueden apelar a su bondad.
Oculto tras la risa.
¿Es El Comediante pues una demostración terrenal? Estamos ante aquel personaje que se muestra nihilista hasta el cansancio. Se rige por los patrones morales de un ser que se mueve por sus instintos y necesidades básicas. Esto le lleva intentar una violación a Espectro de Seda I, a matar sin reparo (y a Kennedy, ojo) a quien no comulgue con sus ideales y a mostrar un nulo respeto por lo ajeno. Pero sin embargo la muestra de que conocía los planes de Ozymandias y fue asesinado por ello llevan a pensar de El Comediante que la realidad que le movía era el utilitarismo, el bien mayor. Un bien mayor que sin embargo no fue capaz de responder en su cabeza una simple pregunta: ¿deben morir millones para que vivan miles de millones?
Al fin y al cabo tenemos preguntas cuya respuesta es muchas veces más complejas que un sí o un no, ¿verdad? El Comediante es por tanto una representación del hombre como tal. Obligado a los actos de mayor atrocidad creíbles en busca de un fin que le han impuesto, pero teniendo su propio ideal moral acerca de lo que se debe y no se debe hacer y conociendo perfectamente el por qué y las consecuencias de los actos.
Claro que el hombre, si lo localizamos dentro de la realidad como el animal que es, no tenemos más que alguien cuyos instintos prevalecen, pero que posee un raciocinio fuerte que le provee de ciertas características especiales: talento, inteligencia, deseo y un sin fin de aptitudes y actitudes que los harán ser quienes son. En este punto nos encontramos con Buho Nocturno II como la representación más exacta de un hombre sin más que su día a día y con un deseo amplísimo de vivir en paz consigo y con los demás. El pragmatismo por bandera y la búsqueda de un sentido a su vida, a pesar de parecer fantasmas ocultos que le hacen comportarse como el héroe que en su día fue.
Por lo que…
No sin más nos encontramos ante un personaje atípico puesto que se ve la fragilidad latente y el mostrarse sentimental. Un héroe enmascarado que vive empecinado en hacer el bien; aunque sin llegar a la moralidad absoluta de Rorschach, pero viendo el mismo punto que el otro enmascarado; sabiendo que la sociedad precisa de un lavado de cara absoluto. Solo hay pequeños oasis en el desierto social que es el mundo para gente como él... y el suyo se encuentra en otro ser: Espectro de Seda II. Ella es la más fuerte de todos los enmascarados hablando de manera no física… de hecho en parte debido a las dificultades familiares que tienen. El Comediante es su padre, su madre es quien realmente le hizo ser una enmascarada por intentar alargar su deseada y desvanecida fama y el distanciamiento de Dr. Manhattan con toda la humanidad.
Sin embargo, su importancia es absolutamente primordial para que todo sea como es. En definitiva, las enseñanzas que ‘Watchmen’ contiene en su húmeda e iluminada superficie son amplísimas y se concentran a sí mismos para demostrar que con la suficiente buena mano, una cinta de superhéroes no tiene por que ser una película de acción sin sentido. Al contrario; posiblemente sea la mayor muestra de diferentes aspectos sociales encumbrados en los personajes principales de la cinta y en como se mueven entre sus propias relaciones y con el mundo.
‘Watchmen’ es maravillosa cinematográficamente hablando, y con una riqueza en cada minuto de metraje de incalculable valor.