‘La Zona de Interés’, auditivamente terrorífica (Jonathan Glazer, 2023)

Probablemente, hasta la fecha, hayas visto incontables películas que versan sobre el conflicto bélico que fue la II Guerra Mundial. Muchas de ellas habrán sido sobre batallas concretas, otras sobre personajes que marcaron una de las épocas más destructivas en las que ha tomado parte el ser humano y, seguramente, un gran porcentaje de ellas, haya versado sobre el Holocausto.

Y, aun así, a pesar de haber visto decenas de películas sobre la temática, nunca, nunca antes, has sentido tanto pavor como te hará sentir ‘La zona de interés’. Esta es una de esas películas en las que se dice todo y no se muestra «nada», porque es cierto eso de que a buen entendedor…

Visualmente es un espectáculo pulcro que te hará sentir sucia y horrorizada. Es difícil transmitir la sensación de asco y pavor que se instala tanto en tu cabeza como en tu estómago cuando llevas diez minutos de película. Al principio no sabes a que achacárselo, hay algo que te molesta en la forma de hablar de los protagonistas, cómo se mueven y comportan. Es tu instinto de supervivencia, diciéndote «escapa de ese lugar». Tienes que estar preparada para lo que vas a ver, pero más para lo que vas a oír e imaginar.

Lo que sin contexto alguno pudiera ser la estampa perfecta de una vida bucólica y llena de amor, es eso y mucho más. Aquí, como nunca antes, se ponen de relieve como se perciben las cosas depende de cómo se viva. No es lo mismo vivir en el bando que arrasa que en el que sufre deshumanización y miseria. A esto estamos acostumbrados, pero la frivolidad con la que se muestra esta banalidad del mal, poniéndonos delante de nuestras narices un jardín precioso, días de sol y piscina con comidas copiosas mientras se ven las chimeneas de Auschwitz justo tras el muro, es demasiado.

Y de este profundo asco y desdén que sentimos hacia los protagonistas tiene mucha culpa unas interpretaciones con las que no te queda más remedio que quitarte el sombrero, y nuevamente por ello vuelves a sentirte desconcertada. Nunca ya podrás borrar de tu mente los rostros de Sandra Hüller y Christian Friedel, y tal será su huella, que tendrá que pasar algún tiempo hasta que puedas verlos en otro papel sin recordar este.

Los protagonistas, con los que estás acostumbrada desde tiempo inmemoriales a empatizar y por los que lucharías a capa y espada, son monstruos vestidos de corderitos que parecen no haber roto un plato en su vida. Esto genera desconcierto irremediablemente, porque no tienes a quien querer, admirar o agarrarte en toda la película, es peor que vivir con el enemigo, porque no hay posibilidad de escapar hasta que termine la película.

El sonido no ayuda, de hecho te traumatiza. No hay un momento de silencio o descanso en todo el film. Voces de infinita agonía se introducen de soslayo en la noche, los sordos golpes tras el disparar de un arma se suceden casi de forma incansable mientras el crepitar de unas chimeneas que opacan el cielo con restos de lo que antes fueron infinidad de vidas se entremezcla con las risas de una familia que está viviendo la vida que siempre había soñado, una de poder y comodidades.

Tienes que esperar una obra que pareciera experimental, porque juega visualmente con fundidos en colores intensos dejando la pantalla «sin imagen», siendo clave también el uso de una melodía estridente, si es que puede dársele ese nombre, para desconcertarnos, así como una especie de cámara nocturna que a veces se usa como medio para relatar las acciones de una joven que se juega la vida por un puñado de manzanas.

Si te decantas por ver esta película no vas a quedar indiferente, pero es muy importante que no te pongas nervioso justo cuando comience la película, tarda en arrancar, no es que haya nada que esté fallando en tu cine favorito. Es uno de los muchos recursos que el director utiliza para ponerte a tono, incomodarte y hacerte estar alerta. ‘La zona de interés’ es dura y muy difícil de digerir, pero es a un mismo tiempo una obra de arte a nivel narrativo y visual. Tienes que atreverte con ella.

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Puntos fuertes

  • Un sonido que te helará la sangre.
  • Visualmente un espectáculo pulcro que te hará sentir sucio y horrorizado.
  • Magistrales actuaciones para odiar a unos personajes que no te sacarás en mucho tiempo de tu cabeza.

Cuando acecha la maldad’ (Demián Rugna, 2023) | Sitges 23

Crítica de ‘Los que se quedan’ (Alexander Payne, 2023)

Dónde ver La zona de interés

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