Crítica de 'Jugar en casa' (2022) | Netflix

Historia sobre el entrenador en jefe de los New Orleans Saints, Sean Payton, entrenando al equipo de fútbol de sexto grado de su hijo, cuando Payton fue suspendido durante toda la temporada 2012 como resultado de su papel en el escándalo Bountygate de los Saints.

La película ‘Jugar en casa’ no es una sorpresa. Bajo el sello «Happy Madison«, inconfundible creación de Adam Sandler, y distribuida en este caso por Netflix, ‘Jugar en casa’ cuenta con amigos del propio Adam Sandler para darle vida, como un Kevin James como protagonista, Rob Schneider o Jackie Sandler, su pareja.

Con el párrafo anterior queda bastante claro que la idea de ‘Jugar en casa’ es la de ser una película divertida y amistosa, con la simpatía característica de toda buena comedia deportiva que pretende dar una sencilla enseñanza y hacer pasar un buen rato al público. En este caso, Kevin James da vida a Sean Payton, quien en su día fue entrenador de los New Orleans Saints de la NFL, que acaba entrenando al equipo de su hijo después de regresar en busca de retomar el contacto.

El tema deportivo está cubierto perfectamente; las imágenes de los partidos y entrenamientos están cuidadas y son divertidas. Para los no entendidos en el fútbol americano si que resultará complicado seguir, atendiendo además que los tecnicismos no están explicados durante la cinta, pero aun así es agradable ver a los jugadores ir conociendo y aprendiendo los valores que el deporte les ofrece. ‘Jugar en casa’ no tiene esta enseñanza como otras cintas si que pudieran tenerla, véase ‘Coach Carter’, por ejemplo; se centra más en el plano divertido de la obra y en ser un producto de consumo rápido y sencillo. Cuenta una historia larga para el poco metraje que tiene, pero saltándose media temporada se consigue. Además hay personajes a los que realmente no se les puede sacar mucho más.

En términos interpretativos la cosa es plana. Nada destacable pero tampoco es de infravalorar el trabajo actoral, puesto que buena parte de culpa es que los personajes son normales y con la gracia justa. Con esto y una fotografía normalita pero aceptable, la sonrisa que nos dibuja permanente en la cara y la poca dificultad para seguirla, ‘Jugar en casa’ está hecha para ser devorada. Un producto típico, pero que resulta bastante interesante.