La cotidianidad asaltará a muchos espectadores cuando vean ‘Orquesta Los Bengalas’. Muchos de ellos serán recordados de la que puede ser, ha sido o será su realidad, y ahí es donde este cortometraje de David Valero llega al corazón. Muestra una realidad diaria de lucha continua, que a pesar de todo de cuando en cuando arranca carcajadas en los que se ven involucrados en ella.
El Alzheimer es una de esas enfermedades que arrollan, y lo hace sin mirar atrás. Se lleva las memorias y recuerdos de quienes la padecen, dejando así, a las personas que quedan con ella intacta con un sentido tremendo de pérdida. Una enfermedad en la que todos los que se encuentran a su alrededor la padecen y deben aprender a convivir con ella, aprendiendo cada día a sobrellevarla de la mejor manera posible.
Hacía mucho tiempo que no me reía a carcajada limpia de una situación tan tremendamente dolorosa, y no es porque el director o yo seamos crueles, es sencillamente que más vale reír que llorar en ciertas circunstancias, y la vida, sabe darte donde más duele, aunque el tiempo ayuda y mucho a llevarlo lo mejor que uno puede y sabe.
Nos encontramos ante un corto que dice mucho y lo hace con calidez, temazos de esos que solo la gente que disfruta de una buena verbena de pueblo sabe saborear y con vitalidad y ganas de vivir. Una cinta que se centra en la relación inquebrantable de un padre y un hijo, mientras el final de la vida de uno de ellos los pone a prueba a ambos.