‘El misterio de la felicidad’ (Daniel Burman, 2013)

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Daniel Burman es llamado el Woody Allen argentino. Es verdad que tiene en común con el cineasta estadounidense en que ambos provienen de familia judía y tienen la habilidad de contar historias del propio yo con una mirada cómica e irónica. Sin embargo, Burman no tiene la constancia que ha tenido Allen desde 1969 ni tampoco tiene la experiencia que éste.

Burman demostró su capacidad de exponer los sentimientos en clave de humor con ‘El abrazo partido’; que narraba la vida de un joven judío que deseaba dejar el barrio porteño en el que vive para ir a Europa en busca de una oportunidad en la vida, en contra de los deseos de su familia que aún recuerda con dolor las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial. Con su siguiente obra, ‘Derecho de familia’, volvía a las dudas sobre la herencia de valores familiares. El actor Daniel Hendler volvía a ser su álter ego. Con ‘El nido vacío’ y ‘Dos hermanos’ retomaba el conflicto familiar pero con un evolución considerable respecto a sus predecesoras.

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Ahora llega ‘El misterio de la felicidad’, que supone un proceso cualitativo considerable en la filmografía del cineasta argentino. En esta ocasión se habla de dos socios que han sido amigos desde la infancia, Santiago y Eugenio, que tienen un nivel de compenetración que roza lo increíble, han conseguido tener una relación simbiótica casi perfecta. Sin embargo, un día Eugenio desaparece sin dejar ninguna pista. Santiago, que conoce muy bien a su amigo, teme que le haya podido suceder algo. Junto con Laura, la esposa de Eugenio, iniciarán una búsqueda para saber qué ha pasado. Poco a poco Laura y Santiago se empiezan a conocer y descubrirán que ninguno de los dos sabía cómo era del todo Eugenio; como también empiezan a desear que no aparezca.

Burman deja de lado los conflictos familiares para adentrarse en los problemas sentimentales. En medio de esta cuestión se encuentran Santiago y Laura, interpretados magistralmente por Guillermo Francella e Inés Estévez. Más allá de la química espontánea que tienen los intérpretes, el actor argentino (al que se le ha visto en España recientemente con ‘Corazón de León’) vuelve a demostrar su solvencia ante el género cómico. Pero Francella ofrece mucho más que gags, en esta película sale de su línea habitual para enseñar un personaje cercano más al drama que a la comedia. Una actuación cercana al multidisciplinar Ricardo Darín. Francella demuestra que, a más edad, mejores interpretaciones. Su partenaire en esta búsqueda es Inés Estévez, que vuelve por la puerta grande a la actuación. Su personaje es el que verdaderamente da un cambio abismal entre el inicio y el final. Consigue mostrar estupendamente como se pasa de ser un ama de casa frustrada, que renunció a sus sueños, a una mujer realizada y que desea vivir.

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Con momentos que recordarán, una vez más, al Woody Allen de ‘Misterioso asesinato en Manhattan’. El cineasta se aleja del cliché típico de la comedia amorosa. En esta obra, pese a ser presentada como romántica, lo que importa es la catarsis de los personajes, con apenas momentos de enredos amorosos. Dicho lo cual, el director muestra una interesante reflexión sobre la necesidad que cada persona tiene de encontrar su propio bienestar aunque tenga que abandonar su vida y cambiar radicalmente. Quizás Burman no haya salido del todo de su círculo de confort, pero su evolución para tratar temas de manera intimistas es evidente. Habrá que ver si es verdadero progreso o un espejismo. De momento, a disfrutar de esta elegante e interesante propuesta.

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