'2037', en solo un momento (Mo Hong-jin, 2022)

‘2037’, también conocida como ‘On my way home’, puede no estar clasificada como una cinta de terror, pero ciertamente entra en la categoría de peores pesadillas con las que una mujer puede soñar. La historia de la joven que se nos presenta en pantalla, es, por desgracia, demasiado familiar para el público, lo cual la hace más flagrante aún. Esta película contiene escenas durísimas, y, aunque «nada» es mostrado de forma visceral, te avisamos desde ya que puede ser muy difícil de ver si has sido víctima de una agresión sexual o si algún ser cercano a ti ha pasado por el trauma.

Jung Yoon-Young (Hong Ye-Ji), de 19 años, vive con su madre sorda (Kim Ji-Young), mientras se prepara para su examen y trabaja a tiempo parcial. En su camino a casa es asaltada sexualmente, y esa misma noche Jung Yoon-Young es declarada culpable de asesinato y sentenciada a prisión. En prisión, le asignan el número 2037 y conoce a sus nuevos compañeros de celda. Extienden su mano hacia ella y la cuidan con cuidado.

Dicho todo esto, ‘2037’ es una joya. Una joya porque como buena cinta coreana no se queda a machacarnos con escenas innecesarias del asalto, sumiéndose más tarde en un pozo de desesperación y lamentos que nos dejen mal cuerpo. Aquí se presentan unas acciones con claras repercusiones vitales para una joven que ve su vida transformada por completo debido al abandono y fallo de un sistema penitenciario que no es capaz de dar respuesta a la injusticia que ha padecido.

Mientras la ves vas a querer chillar a los cuatro vientos ya que la actuación de la policía, abogacía y fiscales es sencillamente criminal. La joven pasa de pensar en tener una carrera como funcionaria estatal a tener que vivir con cinco desconocidas que cambiarán su forma de ver la vida. No hay nada sorpresivo en como se desarrollan los hechos de ‘2037’. En cuanto vemos a la protagonista entrar en prisión solo podemos esperar lo peor, pero, sorprendentemente, aunque lo peor llega y el trauma para nada se esconde o minimiza, las relaciones personales que se forman y vemos generarse en la celda compartida nos hacen creer que a pesar de los muchos fallos con los que cuenta, aún podemos tener fe en la humanidad.

Las mujeres con las que se encuentra la protagonista no podrían ser más dispares o lejanas a su realidad, siendo eso justamente lo que necesita para sobrevivir a un encierro lejos de la única cosa que le importa en esta vida, su madre. A cada una de esas mujeres las conocemos a través de leves pinceladas de comportamiento que van haciendo caer las cascaras de cebolla, o, de fragmentos de relatos sobre sus pasados que intentan reconfortar a Jung Yoon-Young.

El reparto es magistral. ¡Cuánto talento en tan poco espacio! Entre las actrices más duchas están Hwang Suk-Jung que cuenta con una carrera larga llena de peliculones y no menos K-dramas a sus espaldas. Lo mismo ocurre con Shin Eun-Jung, Jeon So-Min o con Kim Mi-Hwa. Todas ellas (in)creíbles mientras dan vida a asesinas, proxenetas y estafadoras llenas de aristas y grietas en las que hay mucho más que el título de la pena carcelaria que las tiene entre rejas. De igual manera, las más novatas del elenco nos dejan encantadas con unas interpretaciones maduras que hablan muy bien de los futuros prometedores con los que cuentan.

Es el caso de Yoon Mi-Kyung, que da vida a una joven con problemas de ira. La violencia de sus movimientos, la rabia contenida en su mirada, y el crecimiento personal que se da en las dos horas de metraje nos permite ver un amplio rango de emociones que la joven actriz borda, tal y como ocurre con la protagonista, que en esta primera interpretación nos hace apuntar su nombre, Hong Ye-Ji, para poder seguirla hasta los confines del universo en cualquier proyecto que haga.

Vas a llorar a mares con ‘2037’. La frustración, la rabia, la pena y el dolor por las vivencias de la protagonista te abruman en todo momento, y a pesar de ello, también reirás y sentirás calidez con las ocurrencias de las compañeras de celda y el personal que trabaja en la cárcel. Una bella fotografía acompaña en el pasar de los días a estas mujeres, y nos deja respirar levemente para cortarnos la respiración cuando menos lo esperamos con escabrosas escenas que pierden el color inundándote un gélido frío mientras la impotencia te reconcome.

Esta película es un canto a las relaciones femeninas, a los sistemas de apoyo y toda una reivindicación a los derechos sociales que aún nos quedan por conquistar. Habla a voces del doble rasero con el que se juzga a una mujer y pone en la palestra la desprotección endémica que las acompaña desde tiempos inmemoriales. Quizá por eso nos llena de una paz tremenda cuando, teniendo en cuenta las duras condiciones en las que se conocen un grupo de mujeres tan dispares, se ve y se reconoce la amabilidad y el apoyo que todas y cada una de ellas necesita para sobrevivir a las consecuencias de sus acciones.