Raquel y Maika son dos vecinas que llevan 10 años en guerra. La primera tiene diagnosticada una enfermedad mental. La segunda lucha por sobrevivir frente a los fantasmas de su pasado. Ninguna de las dos sabe que empezó antes entre ellas: la guerra o la locura, la represión o la libertad, el sentido común o el delirio. Ambas se relacionan como si fueran esas dos Españas que se resisten a desaparecer.
El mundo de los vecinos tiene mucho que decir normalmente. El hecho de tener unos vecinos con los que te lleves de una manera u otra puede alterar tu estado anímico y hacer que la convivencia en tu propia hogar sea de una manera u otra. Recordemos el caso de «las vecinas de Valencia», noticia de hace muchos años en la cual Pablo Quijano parece haberse fijado para dar rienda suelta a su imaginario y crear esta historia que es ‘Rubio cobrizo’.
En este cortometraje conocemos a Raquel y Maika, dos vecina que llevan una década con la guerra declarada la una a la otra por las inmensas diferencias que poseen; diferencias que parecen irreconciliables pero que quizás, si el diálogo entrase, se podrían llevar a mejor puerto. Sea como fuere, en una de ellas tenemos representado un punto de vista distinto, siendo patriótica hasta lo absurdo, fanática religiosa e intransigente con el progreso que le va golpeando día tras día. A esta le da vida María Barranco, inmensa actriz cuyo protagonismo en la década de los 80, 90 en el cine español era una constante sin la cual no entenderíamos el cine como tal. Ahora tiene una interpretación inmensa, mastodóntica, donde acapara en su trabajo gran parte del buen hacer de este cortometraje y con su gran tiempo en escena nos hace quedarnos sumidos en la trama por la que nos va conduciendo ‘Rubio cobrizo’ desde el instante en el que vemos su primera escena. En este cortometraje sigue al borde un ataque de nervios, los cuales le sientan estupendamente; pero no podemos olvidar la causa de dicho agobio en el que vive: su vecina, Maika.
La segunda en discordia es Maika, la vecina que da puerta con puerta con ella. Este personaje, marcado por el progreso, el disfrute y la libertad es el contrapunto perfecto para el personaje de Maria Barranco, pues sin ambos ‘Rubio cobrizo’ no se entendería. Si bien es cierto que el marcado carácter del primer personajes hace que este segundo sea algo menos llamativo, Elisa Matilla hace un grandísimo trabajo para que se convierta en el otro poderoso pilar sobre el que se sustenta la trama. Así pues, ya tenemos dos puntos de vista totalmente diferentes de ver las cosas, con lo cual tenemos la historia.
Si nos llevamos ‘Rubio cobrizo’ a la alegoría de las dos Españas, todo está puesto en lo alto de la mesa. La bifurcación, división, en la que muchísimas veces parece estar sumido este país se encuentra perfectamente visible en este trabajo de Pablo Quijano. Además, contando con los detalles fotográficos, la paleta de colores con la que juega y ese guion que va a caballo entre lo serio, lo medianamente dramático y con pequeños ápices de humor toda la atmósfera del cortometraje parece dividirnos la mente para que veamos aun más esta división.
En definitiva, ‘Rubio cobrizo’ es un cortometraje muy interesante y muy bien cuidado en su labor. Con esa división tan demostrada durante su metraje nos podemos dejar arrastrar de manera sencilla, consiguiendo entrar en su pasional forma de contarnos la historia y navegar por ella y por su perfecto ritmo.
Tráiler de ‘Rubio cobrizo’.
¿Nos encanta?
Overall
-
Originalidad
-
Fotografía
-
Montaje y edición
-
Música
-
Guion
-
Interpretaciones