‘Lost River’ (Ryan Gosling, 2014)

¿Quién no quiere a Ryan Gosling? Un actor que gusta a los amantes de los taquillazas como a los férreos seguidores del cine independiente. Uno de los pocos supervivientes de la cantera de Disney que supo reconducir su carrera y evitar caer en glorias perdidas. Atractivo, de sonrisa seductora, guapo, excelente intérprete, ha elevado el nivel y caché de los conocidos hipsters del que es el más respetado exponente y tiene una increíble capacidad de empatía con el sexo femenino hace que Gosling sea el marido o yerno ideal para cualquiera.

Dicho lo cual, resulta del todo embarazosa la llegada a salas de su primer largometraje como realizador, ‘Lost River’, que recibió sonados abucheos durante su exhibición en el Festival de Cannes. Una muestra de confirmación de que se puede ser un admirado y reconocido actor que cuando hace algo mal, hay que decírselo. Porque ‘Lost River’ es una ilógica película con más nudos y enredos que no llegan a un mensaje concreto.

En una ciudad decante y al borde de la quiebra, Bones es un adolescente que se saca algo de dinero vendiendo cobre. Sin embargo, deberá enfrentarse al tirano Bully, que se hace hecho con el poder del cobre en la ciudad y mata o golpea a todo aquél que ose coger cobre que considera de su propiedad. Por otro lado está Billy, la madre de Bones, una mujer que se ve obligada a trabajar en un tipo de cabaret donde se recrea un submundo de fantasía.

Gosling tiene muy buena intenciones para su ópera prima. El querer crear una metáfora sobre la crisis hipotecaria en Estados Unidos que desencadenó toda una crisis mundial y aprovechar para retratar un tipo de Detroit en ruinas es quizás una de sus pocas virtudes. Junto con la ya manida, porque todo el mundo ya ha hablado de ella, fotografía; obra del belga Benoît Debie, cuyo trabajo en ‘Enter the Void’ o ‘Spring Breakers’ fue magistral; y los excelentes nombres del reparto (Ben Mendelsohn, Christina Hendricks, Saoirse Ronan, Matt Smith, Iain De Caestecker, Eva Mendes y Reda Kateb), poca cosa positiva hay más.

Y es que ‘Lost River’ no es que sólo le falte coherencia, al fin y al cabo la lógica en el cine surrealista era una quimera, es que no se ve cuál es la verdadera intención de su director más allá de mostrar lo crueles que son los bancos que hacen prostituirse a la ciudadanía.

Una crítica social de ese tipo podía haber sido tratada de mucha mejor manera con un enfoque realista como el de los Hermanos Dardenne o con un estilo más extravagante pero con atino y fuerte personalidad como el de Álex de la Iglesia; sin embargo, Gosling se empeña en recrearse en esos extraños paisajes y colores y deja de lado los lazos que unen ese submundo acuático en el que se sumerge Bones con esa extraña Feria de Vanidades en la que Billy se ve obligada a introducirse, dejando una película con dos tramas en las que apenas tienen relación alguna; y su director no pretende hacer una películas de historias cruzadas precisamente.

Quizás el gran problema y lo que convierte a esta cinta en fallida son sus buenas intenciones. Gosling pretende abarcar muchas áreas, y en su afán de hacer lo opuesto a lo comercial y en que querer da la sorpresa, sólo consigue quedarse en tierra de nadie y no llegar a ningún punto en concreto. Puede que el actor como director tenga algo de talento; pero de momento eso no es algo que se ha esforzado por ocultar.

Eso sí, sus fans más acérrimos y todo aquel amante del postureo verá en ‘Lost River’ una obra de culto, maltratada e incomprendida por la crítica. Desafortunadamente, esta película no es ‘Showgirls’.

Tráiler

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