‘Fuerza mayor’ (Ruben Östlund, 2014)

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Georges Falconnet y Nadine Lefaucheur en su estudio ‘La fabricación del macho’ de 1975, dijeron: “La virilidad es un mito corrosivo. Una presión social que obliga a los hombres a dar prueba sin cesar de una masculinidad de la que nunca pueden estar seguros: Toda vida de un varón está colocada bajo el signo de una puja permanente”. Los instintos menos humanos son puestos en cuestión en la cuarta producción del sueco Ruben Östlund, ‘Fuerza mayor’, premio del jurado de la sección Una cierta mirada de la 67 edición del Festival de Cannes.

Tomas y Ebba son un joven matrimonio que decide irse de vacaciones junto a sus hijos a los Alpes franceses, aprovechando que él tiene unos días libres. El primer día resulta espléndido, hay un tiempo ideal y las pistas están despejadas. Sin embargo, en el segundo día, mientras la familia almuerza en la terraza del restaurante, se produce un alud que provoca que todo el mundo entre en pánico. Ebba llama a su esposo para que le ayude a salvar sus hijos pero Tomas ha huido para salvaguardar su vida. La avalancha se detiene delante del restaurante sin ocasionar daños, pero el universo familiar no vuelve a ser el mismo. La actitud de Tomas ha despertado desconfianza y dudas. Ahora es cuando Tomas buscará recuperar su lugar como padre de familia desesperadamente.

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Esta propuesta deja caer una cuestión: ¿cómo reacciona el ser humano ante una situación inesperada como lo es una catástrofe? Una pregunta que, realmente, carece de respuesta salvo que se tenga una desvergonzada soberbia. Östlund plantea la pregunta en un entorno paradisíaco, unas vacaciones, donde se supone que se puede estar seguro, en una zona de confort. Al dejar ese amago de terribles consecuencias físicas, el director y también guionista deja caer otra bola de nieve, la psíquica, aquella que ve en retrospectiva y racionalmente los sucesos.

Esa es la punta de la cúspide del iceberg, el realizador sueco retuerce más este interrogante, para ello utiliza a una clásica y supuestamente familia donde el hombre, aquél que la sociedad ha marcado que debe ser el protector de su prole, el que debe arriesgarse y dar la cara ante una situación de peligro pero no, el cabeza de familia saca su instinto de supervivencia planteando dudas que no se suelen plantear. La sociedad ha marcado los papeles y funciones de cada miembro de una familia, consciente e inconscientemente. En esto, Östlund muestra cómo el varón es prisionero de sus expectativas y de cómo esas expectativas, puesto que el hombre no es el único que las aguarda, se resquebrajan al ver algo tan natural como instintivo que es la supervivencia.

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El director en su anterior filme, ‘Play’, mostró que lo políticamente correcto prevalecía ante una injusticia real. Ahora el realizador lleva las cuestiones de forma inteligente, el padre de familia no es mostrado como un vil cobarde, en todo momento el espectador puede empatizar con él, no se trata de denunciar una situación maniquea sino de hacerse preguntas en las que cada uno debe plantearse una respuesta y compartirlas para llegar a una conclusión conjuntamente. Para ello dota a cada personaje con cierta simpatía, el marido se avergüenza de su actitud pero la esposa no perdona, no olvida y encara la situación con cierta mirada inquisidora pero ella tampoco decide romper, los hijos ven que hay problemas pero prefieren acogerse a lo conocido que aceptar que su mundo se desmorona, los amigos que lo ven desde la grada, representan a la sociedad, la que da por hecho que puede actuar de una forma pero que no sabe qué es realmente vivir una catástrofe.

‘Fuerza mayor’ es un alud que envuelve en un caos repleto de pregunta acerca de lo natural, de lo espontáneo, una crítica a la excesiva dependencia de la tecnología, aceptar que ese término llamado “Sálvese quien pueda” es mucho más real de lo que se piensa. Cierto que el estilo frío y piadoso del cineasta sueco hace que se compare al de Michael Haneke y a su compatriota Bergman e, incluso, tildarle de ser un alumno aventajado de Lars von Trier. Sin embargo, el sueco saca a relucir un toque ligeramente afrancesado y tragicómico que da reminiscencias a la etapa francesa de Buñuel y, más contemporáneo, a ese François Ozon que pone a la burguesía actual en ansiedad. Como si de un círculo se tratase, ‘Fuerza mayor’ golpea para no dejar nada en pie, ya que es el propio público quien debe reconstruirse de lo satírica que puede llegar a ser la vida.

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