'The Assistant' (Kitty Green, 2019) | Filmin | Crítica

‘The Assistant’. Jane (Julia Garner) es una recién graduada universitaria y aspirante a productora de cine que consigue un trabajo aparentemente ideal como asistente de un poderoso ejecutivo de la industria del entretenimiento. Su día es muy similar al de cualquier otro asistenta: preparar café, cambiar el papel en la fotocopiadora, ordenar el almuerzo, organizar viajes, recibir mensajes telefónicos, etc. Pero a medida que Jane sigue su rutina diaria, es cada vez más conscientes del abuso que colorea insidiosamente cada aspecto de su jornada laboral, una acumulación de degradaciones contra las cuales Jane decide adoptar una posición, quizás solo para descubrir la verdadera profundidad del sistema en el que ella ha entrado.

Fotograma de 'The Assistant' — Fotograma de ‘The Assistant’

‘The Assistant’, cansancio y estrés.

En ‘The Assistant’ acompañamos durante una jornada laboral a Jane (Julia Garner), asistente en la oficina de una importante productora de cine. Esta película se adentra en el fenómeno del «Me too» y lo hace de una forma sencilla, sin artificios, valiéndose de la magnífica actuación de Julia Garner y con una crudeza que te pone los pelos de punta.

Pese a acompañar desde la madrugada hasta la noche a Jane en su día de trabajo en el que limpia, prepara cafés, hace fotocopias, organiza la agenda y un sinfín de tareas más, no vemos en ningún momento a su jefe. Solo escuchamos su voz en un par de desagradables llamadas telefónicas. Y excepto por un par de escenas, no salimos nunca del edificio de oficinas, lo que añade una capa más de cansancio y estrés.

Un muro infranqueable.

Aunque para algunos en ‘The Assistant’ se nos enseña de una forma sutil el abuso sexual y de poder, para mí no lo es en absoluto. El jefe sabe que tiene poder y que puede hacer con el lo que quiera, y así lo hace con las chicas guapas que se encuentra, con sus empleados y con todo aquel que se cruza en su camino. Podemos sentir todo el rato la presión que supone estar en su punto de mira.

Las bromas de los ejecutivos de la cadena o en la reacción del encargado de RR. HH. nos dejan claro que todo el mundo es consciente de lo que ocurre y que todo el mundo mira para otro lado. Y cuando Jane reúne el coraje necesario para no hacerlo, se da de bruces contra un muro infranqueable.

Y es justo este tratamiento del abuso, para nada grandilocuente ni dramático, lo que hace especial a esta película. No hacen falta grandes aspavientos ni grandes héroes o heroínas para enseñarnos las entrañas podridas del mundillo del espectáculo. Solo con ver la frustración de Jane, su impotencia, cansancio, ganas de ser vista y de que se reconozcan sus esfuerzos basta.