‘Pure’, la difícil batalla de Marnie

El próximo martes llega a Filmin ‘Pure’, una serie británica de Channel 4 escrita por Rose Cartwright y Kirstie Swain, inspirada en el libro autobiográfico de la primera (experiencia que tuvo que ser catártica).

Como se autodefine la protagonista en el primer episodio, ella es como el niño de ‘El sexto sentido’, pero en lugar de ver gente muerta, la ve desnuda. Marnie es una joven que debe luchar todos los días contra su trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), el cual le provoca tener constantemente (en momentos de ansiedad sobre todo) pensamientos intrusivos de naturaleza pornográfica.

En concreto, el TOC que padece está clasificado como puro, una de las formas en las que se manifiesta, trastorno que genera mucha angustia en la persona que lo sufre. No se manifiesta en actos físicos externos, como podría ser por ejemplo lavarse las manos compulsivamente, sino lo hace en forma de pensamientos intrusivos (no deseados) recurrentes relativos a temas tabú como el sexo o la violencia, de los que la persona quiere liberarse.

Para lidiar con este infierno (que por si ni fuera poco desconoce el motivo de su presencia), decide mudarse a Londres con tal de empezar de nuevo, resetear su vida. Llega con una mirada sorprendida y procurando que su humor sea un arma para sobrellevar lo mejor posible el caos mental en el que vive. Allí conocerá a gente que de una u otra forma la cambiaran.

Este es el primer punto fuerte de la serie, hacer comedia de asuntos tan difíciles, aunque no riéndose del trastorno, ni burlándose de los que lo sufren (los chistes en ningún momento ridiculizan), sino todo lo contrario, la serie aborda la temática desde el tacto más honesto, sin ofrecer contenido y morbo gratuito. Escenas (bombardeo de imágenes) para presentar la mente de la protagonista que lejos de excitar, horrorizan.

Otro de los aciertos es la profundidad psicológica que tienen los personajes, construidos con mucho detalle (siempre definitorios) e inmersos en una trama cuyo ritmo narrativo dinámico ameniza los episodios de media hora. Marnie ve como su enfermedad afecta sobremanera a su comportamiento social, lo que le provoca una gran frustración.

Aparentemente, puede dar la sensación de que es una serie ligera, pero al escarbar sobre su superficie, el espectador se dará cuenta que está acompañando a una persona que, andando por un camino tortuoso, se está buscando porque no se encuentra. Aquí entran en juego la amistad y el amor, dos temas fundamentales tratados en la serie.

Para Marnie, estos dos poderosos sentimientos sirven de aliento a la asfixia existencial en la que se ve inmersa (ningún trastorno psicológico es baladí). Tendrá que convivir con ello, aceptarse y abrazar sus defectos. Para amar a los demás, primero debemos aprender a amarnos (mensaje importante en ‘Pure’).

Probablemente, sea una de las primeras series que nos muestra de una manera tan directa y sin adornos ni máscaras un personaje que sufre TOC y las consecuencias devastadoras que eso conlleva.

Estos pensamientos de carácter sexual se revelan al espectador como breves cortes: una orgía de los miembros de su familia en una boda, o en el metro, un doctor lamiéndose su axila, una psicóloga masturbándose…, imágenes que en otro contexto podrían resultar divertidas, pero que verdaderamente esconden la enfermiza realidad y el laberinto cruel y esperpéntico que hay dentro de la cabeza de Marnie, interpretada magníficamente por una desconocida Charly Clive, quien tuvo un tumor cerebral que le cambió la vida, razón primordial para dedicarse a la comedia (recurrió al humor en esa situación tan difícil).

En definitiva, no os perdáis esta serie híbrida que oscila entre la comedia y el drama, y representa de una forma honesta el TOC, a partir del cual se afrontan temas tan delicados como la ansiedad, la frustración, la desesperanza, la vergüenza, la angustia, la pérdida de uno mismo o la difícil batalla para alcanzar la ansiada autonomía no a través de la extinción de la enfermedad sino por el control de la misma.