Un despiadado asesino en serie siembra el terror entre los habitantes de la ciudad de Hamburgo a principios de la década de los 70.
Filmin incorpora a su catálogo ‘El monstruo de St. Pauli’, la nueva cinta de Fatih Akin, estrenada con polémica en el Berlinale. Adapta la historia real de Fritz Honka, un asesino en serie, conocido como “El Destripador de St. Pauli”, que aterrorizó a la ciudad de Hamburgo a principios de los años 70. Una adaptación peculiarísima que va dirigida a un tipo concreto de público muy reducido, a causa de su crueldad narrativa y desagradable puesta en escena.
Recomiendo que se abstengan quienes no quieran ver algo que sobrepasa los límites social y éticamente consensuados. La inquietud, la sordidez y la brutalidad llegan a cotas muy altas en esta extenuante y salvaje película, cuyo director me imagino desea ser odiado al realizar un filme que muchos lo calificarán de barbarie y engendro, pasto de ser quemado y olvidado en el tiempo.
El protagonista, Fritz “Fiete” Honka (impecable la interpretación del joven actor Jonas Dassler y su caracterización), es un horrible monstruo, asiduo de “El guante dorado”, sucio antro del barrio rojo de Hamburgo, frecuentado por alcohólicos, vagabundos, ludópatas y prostitutas. Unos personajes marcados por las secuelas de la Segunda Guerra Mundial en un ambiente asqueroso con hedor a tabaco y whisky (nunca se llega a profundizar en el contexto histórico).
Honka, a ojos de los demás, es un tipo extraño, del que se desconoce su verdadera naturaleza, la de un depredador sexual absolutamente amoral. Un hombre que desea poseer toda mujer que le parezca atractiva, sin ningún miramiento. Un violador en potencia, cuyo comportamiento está ligado con todo lo más enfermizo que os podáis llegar a imaginar.
Realismo crudo.
La película, con largos planos y realismo crudo, muestra la vida de este despojo social, navegante de las tinieblas más oscuras de la naturaleza y psique humana. Un retrato de la fealdad en todo su esplendor, donde están presentes lo soez, lo grotesco o lo pornográfico, con claro ánimo de ofender al espectador. El director nos está desafiando, no pretende hacer un bello canto de la fealdad para exponer la poesía de lo monstruoso, sino que, como buen provocador, enseña sin complejos todo lo retorcido que puede llegar a ser el humano (en especial la misoginia masculina). El cineasta alemán huye de la sutileza, y dibuja un sucio y maldito lienzo en el que pinta una pesadilla eterna fabulada a partir de la podredumbre más mísera.
En el inicio de la cinta ya podemos apreciar el estatismo en los planos. Se nos muestra la puerta del dormitorio, donde Honka intenta embolsar y deshacerse de una víctima violada a quien va a descuartizar. Aunque la cámara rehúya frontalmente a la hora de revelar las aberraciones del psicópata, se utilizan de forma precisa el fuera de campo y los encuadres, evitando así la explicitud y totalidad de las acciones monstruosas del protagonista, manifestándolas por otros canales sensoriales, lo cual inmediatamente pone en marcha el engranaje de nuestra imaginación.
Se regodea en lo monstruoso y enfermizo hasta el agotamiento enésimo, su realismo repulsivo logra meternos físicamente en la película y revolvernos las tripas con lo que estamos viendo y sintiendo (el olor putrefacto de los cuerpos en descomposición, el vómito, la sangre, el semen…). En definitiva, una cinta opresivamente repugnante, con claras referencias al cine de Fassbinder, Haneke o Tod Browning, que recrea los asesinatos de una forma cruda, naturalista y estremecedora.
Tráiler
¿Pasa el corte?
Overall
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Originalidad
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Fotografía
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Montaje y edición
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Música
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Guion
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Interpretaciones
User Review
( vote)A destacar
Lo mejor: El carácter provocador de la cinta.
Lo peor: La falta de profundidad que tienen los personajes.
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