En el despiadado mundo del comercio del arte de las artes plásticas, Josephina (Zawe Ashton) encuentra por accidente un auténtico tesoro: tras fallecer, un viejo artista clandestino deja tras de sí una maravillosa colección de cuadros con el deseo expreso de que éstos fuesen destruidos tras su muerte. Decidida a sacar buena renta de ellos, Josephina comienza a exponerlos ante los ojos de algunos de los pesos pesados de la industria que la rodean, incluyendo a su jefa Rhodora (Russo), al crítico de arte (y amante ocasional) Morf (Gyllenhaal), y a algunos de los coleccionistas de arte más voraces del mercado, como Bryson (Magnussen) y Gretchen (Collette). Aunque la obra del artista logra la admiración del público, también despierta algo imperceptible y siniestro que amenaza con castigar a aquellos que se han beneficiado de su trabajo.
Producción del monstruo del entretenimiento televisivo Netflix del año 2019 que se adentra desde una perspectiva de terror ácido-sarcástico con cierto cariz de serie B, en un soft-gore grotesco pero entretenido. Cuenta con la animadversión que el público en general le tenemos al mundo snobista de los próceres del arte, visto como mercado y como industria para las elites.
Acidos diálogos que dejan al descubierto los personajes y sus despiadadas sentencias, por cierto muy inteligentemente hiladas al contexto visual. Y es aquí, en lo visual, donde la película gana terreno por los escenarios excelentemente elegidos. Tanto en interior como en las localizaciones exteriores sus encuadres son un tanto rebuscados pero muy eficaces y la fotografía y luz están cuidadas junto a desenfoques llamativos que preceden al sobresalto en las escenas de «terror», que ayudan a seguir atentos a como se desenvuelven los personajes. La banda sonora no aporta en verdad nada especial para lo efectiva que suele ser en las peliculas de terror.
Los actores y las actrices hacen su trabajo como si fueran jornaleros de la pantalla, especialmente Malkovich que con pocos minutos y poca intensidad deja una actuación un tanto mediocre , quizás también porque el personaje no da para mas.
Los principales, Jake Gyllenhaal y Rene Russo, interpretan personajes muy complementarios que traman muy bien el guion, pero quien mas contribuye a enlazar la historia es Coco (Natalia Dyer), muy secundario pero siempre presente en los cambios de ritmo de la historia. Los efectos especiales son sofisticados y burdos a la vez: sofisticados en cuanto a lo que son por originales, y burdos porque su ejecución y puesta en escena es mas propio de producciones de serie B, donde no se busca la consideración de verosimiles.
Asi que durante un tiempo podremos disfrutar de esta comedia de terror en Netflix y seguro que en algún cine de verano. Besitos.
Crítica de Miguel Pedraza Sánchez