Así como forma parte de la naturaleza: el amor que
Tiene a la guerra como medio, se erige sobre
el odio mortal por la humanidad
Los primeros colonos que llegaron América vivían aturdidos por el canto de los pájaros, se agotaban con la pureza de los olores y acabaron con millares de seres vivos (entre ellos humanos principalmente, ¡por supuesto!..) Para cuando el descubrimiento del Nuevo Mundo o mejor, para cuando los españoles llegaron América, los pueblos que vivían en él eran sofisticados y “extraños” en cuanto a cultura se refieren, el resultado de encuentros, mutilaciones, despojos culturales sucesivos de cruces de seres de colores, aromas, aspectos, dialectos diferentes terminarían en esa forma lasciva de satisfacer plenamente esos deseos siempre insatisfechos de la humanidad, partiendo del bautismo de sangre y dolor que maldice un continente por siempre o como diría (para parafrasear) Eduardo Galeano, que mantiene a su gente y Latinoamérica con las venas abiertas por siempre.
Menino descubre un país invadido de colores, texturas, grupos sociales. Un continente que sufre. La falta de diálogos sobra cuando sabemos que se refieren al parcero-a, compañero-a, amigo-a, socio-a, indígena, afro, gitano-a, colono, al garoto-a, guajiro-a, campesino-a, al sumerced, che, compañero, Brasilero-a, Argentino-a, Chileno-a, Mexicano-a, cubano-a, panameño-a, haitiano-a, peruano-a y todo persona que habita el continente, y por desgracia, al saqueo y capitalismo salvaje que es lo que predomina en la historia.
Este mundo de colores, dibujado con diversas técnicas que van de las más simples a las más sofisticadas, se desarrolla en Brasil, el miedo, la necesidad que este niño tiene ante la ausencia de su padre, al amor por él, lo lleven a recorrer y conocer estos colores, una Amazonia repleta de belleza, animales, esa naturaleza hermosa, virgen en gran proporción, a conocer campos, cultivos, montañas, ríos, sabanas, desiertos con gente trabajadora.
Pero el continente más diverso del planeta ha sido bautizado con sangre, sus riquezas y los beneficios naturales que contiene han hecho desde la colonia que los países “del primer mundo” usen estas características para hacer dinero y desequilibrar la balanza mundial, las dictaduras y la operación cóndor desaparecieron gente sembrando terror, miedo, acabando con la inocencia y esperanza de muchos niños.
Las grandes multinacionales extraen materias primas que transfiguran y venden de nuevo a estas regiones por un precio a un mayor que el justo, la gente trabajadora tiene que privarse del sueño, de una buena alimentación e incluso de diversión para poder subsistir, aunque siempre sobrevivan en compañía del amor y el compañerismo.
La música en la película es la excusa y aliento que encuentran muchas personas antes un mundo en decaida, al igual que la samba o tal vez el bossa nova (no estoy tan seguro de este último) nacen en favelas como contra parte del control político y la corrupción, para la historia se convierte la música en fuente de energía, motor del corazón ante el rechazo y la resistencia de este capitalismo salvaje e hipócrita, la música trasciende en folclor, en fiesta y los mejores recuerdos de un niño y su entorno.
Película invadida y hecha a colores caracterizan un país y un continente entero, porque está historia no solo habla de las favelas, de Rio de Janeiro, de campos, playas, selva y por supuesto de gente y música del Brasil, habla de todo un continente que ha soportado explotación laboral, robos, muerte, destrucción de la naturaleza causada en mayor medida por entidades extranjeras que abusan de la inocencia del niño, de la inocencia de un continente que es “nuevo” y “menor”, por obligación de esa invención de las fronteras.
Lo mejor: la lectura que hace del continente y las afecciones del mundo en relación con la inocencia.
Lo peor: tal vez el estilo grafico pudo ser más atractivo y llamar la atención de una mayor cantidad de público.