'Persuasión', mejor con amigas (Carrie Cracknell, 2022)

A ver, ‘Persuasión’, prenda mía, ¿por dónde te cogemos? Hay que partir de la base de que no es la obra de Jane Austen. No hace falta haberse leído el libro para notarlo, basta con haber pasado por el escaparate de una librería que tenga el libro para saberlo. Aquí no vamos a enumerar las diferencias, mucha gente mucho más preparada que yo ya lo ha hecho. Aquí nos limitaremos a hablar de la película de Carrie Cracknell.

Lo más llamativo es cómo se aleja del halo de romanticismo que suele envolver a todas las obras relacionadas con las novelas de Austen. Si bien se agradece la frescura y el toque cómico que se le ha añadido, no está del todo bien ejecutado y eso hace que se desconecte un poco de la historia. La historia de amor se cuenta a trompicones y nuestro Frederick está presentado de una forma un tanto torpe. No sé si se ha intentado darle una vuelta de tuerca al típico protagonista masculino de Austen y a cómo se han representado siempre o, simple y llanamente, ha sido un intento fallido de héroe.

El problema es que no se transmite la historia de amor de una forma creíble, faltan escenas que dan sentido a la trama entre Anne, él y el señor Elliot e, inevitablemente, acabas levantando la ceja en algunas escenas por poca verosimilitud o bochorno. Aquí me permitiréis que mencione la escena del baile, y es que todavía no logro entender cómo han destrozado la escena que suele ser más emocionante en todas las películas de este género. Es sosa y pasa sin pena ni gloria.

Hay muchas cosas regular de esta película. El vestuario está casi conseguido. Y es que me pongo de los nervios al ver mechones sueltos, trenzas y melenas sin recoger. Se cuelan algunos vestidos con el corte correcto, pero los de nuestra Dakota son más modernos. Entiendo el intento de hacerlos más atractivos para nuestra época y nuestro sentido de la moda actual. Es algo que se hace en todas las producciones, nos guste o no. Aunque he de reconocer que no me gusta cuando el intento se queda a medio camino. O vas a con todo, tenemos el maravilloso ejemplo de ‘Los Bridgerton‘, o nada.

Otro de sus puntos débiles es la música. Es muy floja, durante toda la película se echa en falta más intensidad, más alegría, más tristeza. En definitiva, una banda sonora que evoque, que envuelva, que ayude con el arco narrativo y lo eleve.

Si algo destaca en esta producción es el constante recurso de romper la cuarta pared. Que si bien al principio puede resultar curioso y novedoso, a ratos puede cansar y resultar pesado. Vemos diálogos poco propios de la Regencia, que, si buscamos una película de tácitas de té, nos sacarán al instante de la trama. Pero sinceramente, este abuso de la técnica Jane Austen meets ‘Fleabag’ me ha encantado.

No podemos olvidar que la historia nos habla de romper los moldes y esta película lo ha hecho. Y es que el recurso del anacronismo no es nuevo para Netflix; tenemos ahí a ‘Los Bridgerton’ con su vestuario, música y diálogos. Salta a la vista que han intentado replicar la misma fórmula, aunque sin mucho acierto. En mi opinión, es un intento muy tímido que no ha sabido equilibrar bien todos los recursos. No obstante, la película ha conseguido engancharme y he pasado un rato muy entretenido. No será el relato más fiel, o sí, pero he pasado un rato estupendo despellejando la película con mis amigas.

En definitiva, una peli pasable, con muchos fallos y puntos débiles, pero si lo que buscas es pasar un buen rato sin más, no te arrepentirás. Mención especial al divertidísimo personaje de Mary Elliot y a la estupenda Mia McKenna-Bruce haciendo de caprichosa, egoísta, pero empática hermana a la que odiar y adorar a un mismo tiempo.

Nota. Si tienes oportunidad date el gusto de verla en versión original con los fantásticos subtítulos de Milagros Juan.