Ayer pudimos ver por primera vez el primer teaser de ‘Blade Runner 2049’, la secuela de la OBRA MAESTRA de 1982 de Ridley Scott que ha dejado en las buenas manos – a priori- de Denis Villenueve. Helo aquí.
Y es en la palabra secuela donde quiero detenerme. Porque todo lo que sea una historia paralela sobre la original me parecerá bien, y todo aquello que suponga un remake encubierto como pasó hace poco con la saga de aventuras espaciales que todos conocemos será una cagada.
El teaser, de momento, muestra lo justo y poco más para contentar a los fanboys ansiosos como un servidor: frasecita de la original, el piano, Harrison y la pistola… No hay mucho donde rascar, pero en el último momento un plano de Gosling caminando bajo la lluvia de un Los Ángeles nocturno futurista -o ya no tanto- y yo haciendo un shut up and take my money. Porque confío en esta gente. Villenueve es un director con mucho pulso, un poderío visual imponente y que como no tiene un pelo de tonto vuelve a ir de la mano de Roger Deakins, que parece que en esta peli se la va a sacar a pasear por enésima vez, para poner la luz y el encuadre en el apocalíptico 2049. Strike uno.
Strike dos. Ridley es esta vez quien lleva la voz cantante y ha dicho que la versión que se tiene en cuenta para esta secuela es la del director’s cut de 1992 y su versión definitiva del 2000 -en la que fue partícipe del montaje-, porque para él no hay otro ‘Blade Runner’. Es en el que prescinde de la voz en off de Deckard de la versión comercial del 82, para mostrar un héroe tan hierático como dubitativo. Un acierto. Aunque el uso de la narración omnisciente es habitual en el film noir, la ausencia de este era necesaria (para explicarnos quién es o qué hace ya está el personaje de Gaff). Se eliminó el edulcorado final de Deckard y Rachael huyendo en el que se sacan de la manga que ella es un modelo especial con más años de vida -esto se deja intuir en el guión, pero jamás se aclara- e introdujo también la secuencia onírica del unicornio que luego toma sentido en forma de origami, mostranto sutilmente la naturaleza replicante del protagonista que su compañero conoce.
¿Cómo enfocarán esto último en la secuela? Scott ha dicho por activa y por pasiva que Deckard ES un replicante, con lo que no hay marcha atrás, así que supongo que el guión tendrá que ingeniárselas para explicar por qué no ha muerto tras los cuatro años de rigor y sigue envejeciendo. Que Hampton Fancher, uno de los guionistas de la original, esté también tras el libreto de esta ayuda a calmar este tipo de dudas. De la banda sonora se encarga Jóhann Jóhansson tras trabajar con Villenueve en sus últimas tres películas. Ha dicho que es muy fan de la composición de Vangelis para la original, pero de momento mantiene en secreto su obra para esta secuela.
No ha debido ser fácil convencer a Harrison Ford para este proyecto. Si podéis echad un vistazo al documental/making off Dangerous days,que básicamente es una exposición de tres horas de gente hasta los coj… de currar como mulas y resignarse a la tiranía de Scott, y donde Ford comenta que jamás de los jamases volvería a trabajar en esas condiciones: rodajes a altas horas de la noche con lluvia calándole los huesos, largas horas de espera en el camerino para rodar una simple toma o luego repetirla ad infinitum, llevarse a matar con Sean Young… Nada como un ($$$) buen ($$$) guión ($$$) y un proyecto solvente ($$$$$$) para que se animara. Contar como compañero de fatigas con Gosling es el strike tres. Robin Wright, Dave Bautista, Ana de Armas y Jared Leto entre otros completan el reparto.
Solo hay pequeñas pinceladas del argumento; Gosling es un oficial del Departamento de Policía de LA al que se le asigna la misión de encontrar a una joven desaparecida, para lo cuál necesitará la ayuda del veterano ex ‘Blade Runner’ interpretado por Ford, quien también se encuentra en paradero desconocido desde hace treinta años. Dos detectives resolviendo un caso bajo la sombra de una ciudad húmeda y oscura, la quintaesencia del noir. Perfect. Desde luego los mimbres son buenos. No tendrá la magia de la primera, no nos llevará más allá de Orión, eso ya sucedió y por eso hoy sigue siendo una obra imperecedera que sirve de cimientos para casi toda la ciencia ficción que conocemos desde entonces. Una experiencia cargada de introspección filosófica con las cuestiones eternas: quiénes somos, cuánto nos queda, vivimos por nuestros recuerdos… Y de poesía -Batty sabe que se acerca su hora y se atraviesa la mano con un clavo. Quiere seguir sintiendo, como sea.- donde los replicantes (más humanos que los humanos) muestran a la deshumanizada civilización que cada vida, cada minuto, cuenta, como le enseña Batty a Deckard justo antes de morir. En fin, no me darán todo eso, no lo espero ni lo deseo, pero si tengo que ir de nuevo a ese Los Angeles decadente será de la mano de esta gente sin dudarlo.