‘I, the executioner’, la justicia en sus manos | Sitges ’24

Si viste ‘Por encima de la ley‘ vas a disfrutar enormemente esta segunda parte en la que todo el reparto originario retoma sus papeles para hacernos reír con su tónica desenfadada y torpeza persecutoria mientras, una vez más, nos hiela la sangre gracias a puntos muy sutiles del guion que nos recuerdan que las líneas entre el bien y el mal, lo correcto e incorrecto, a veces se difuminan con demasiada facilidad. Si has llegado a ella sin conocer la primera no pasa nada, esta es una de esas películas policiacas que puedes ver sin saber nada de la anterior porque tiene historias independientes.

El detective Seo Do-Cheol (Hwang Jung-Min) es miembro del equipo de investigación de crímenes violentos. El detective novato Park Sun-Woo (Jung Hae-In) se une a su equipo de investigación y persiguen a un asesino en serie que causa revuelo mientras asesina a criminales que no han sido castigados por la ley.

Una vez más, el director de ‘Smugglers‘, Ryoo Seung-wan, mientras deleita al público con un guion ágil y, pareciera, superfluo, nos da realmente mucho sobre lo que pensar al introducir en la trama de su película temas de rabiosa actualidad como son el bullying, el poder de los medios de comunicación, concretamente la influencia de los ‘streamers’ (imposible no acordarse de ‘The Killing Vote‘), y lo rápida y cambiante que es la moral y el castigo social, así como la siempre compleja dualidad que persigue en todo momento a la acción policial.

Es con la pregunta: «¿Hay asesinos buenos?» con la que nos descuadra, casi a voces, en una de las escenas más pivotantes de la trama. En nuestro interior sabemos que no es así, pero en los segundos que tardamos en llegar a la respuesta, una retahíla de ‘peros’ y ‘porqués’ se atropellan en nuestra mente haciendo que nos cuestionemos hasta nuestra propia moral.

Las secuencias de acción, son, una vez más, sensacionales, rápidas y complejas. Hay impresionantes persecuciones en lugares icónicos como la Torre de Namsan. Este Jung Hae-in recuerda a su papel en ‘D.P‘ desplegando todo su potencial físico en las escenas en las que se enfrenta cuerpo a cuerpo con maleantes y actores de la talla de Ahn Bo-Hyun, quien da vida a Min Gang-Hun, un militar que dará una vuelta de tuerca a la trama con su presencia.

Además de carreras sin fin, hay escenas de pelea bajo la lluvia coreografiadas hasta el más mínimo detalle en azoteas oscuras llenas de obstáculos (amamos los buenos clichés de acción), y luchas en espacios cerrados que nos hacen preguntarnos cómo han podido grabar con tanto detalle y acierto sin lesionarse en el intento. Es la magia de una planificación al detalle, una de las señas de identidad de este director.

Lo único que echamos en falta en ‘I, the executioner’ es más tiempo/dedicación del guion para conocer las motivaciones del asesino. ¿Cómo se despierta esa necesidad de falsa justicia en él? ¿Qué hace que alguien decida dar caza a asesinos sin ningún tipo de parámetro salvo haber salido demasiado bien parados de sus crímenes?

Nos falta vivir un poco más en su piel o a través de su mirada para sentir la oscuridad inherente en este tipo de historia, aunque no llega a ser algo que le achaquemos en exceso al conjunto final ya que el dinamismo de la historia nos mantiene entretenidos y concentrados en las acciones de los personajes que tenemos en pantalla, cuyos movimientos se ven aderezados con una buena banda sonora que sabe darle ritmo al conjunto cuando más lo necesita.

A nivel estético la paleta de color nada en tonos fríos y oscuros. Lejos quedan los tonos terrosos de la primera entrega. ‘I, the executioner’ vive en lo que parece una eterna noche que nos muestra la parte más sórdida de una Seúl a la que tenemos demasiado idealizada. Hay monstruos, crímenes y bajos fondos en sus calles, y, por supuesto, gentes corrientes que sobreviven en ellas, y esa normalidad no se endulza o esconde en las películas de Ryoo Seung-wan, por eso sus cintas son siempre una apuesta segura.

¿nos encanta?
Overall
3.5
  • Fotografía
  • Interpretaciones
  • Banda Sonora
  • Edición y montaje
  • Guion
  • Originalidad
Sending
User Review
0 (0 votes)

Puntos fuertes:

  • Una puesta en escena de 10 acompañada de una buena banda sonora.
  • Un Jung Hae-In muy en forma y fuera de sus papeles k-dramáticos.
  • Agilidad narrativa y una cinematografía que embelesa.

Crítica de ‘La sociedad de la nieve’ (2023)

Cuando acecha la maldad’ (Demián Rugna, 2023)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *