Es increíble que el nombre de Maria Ripoll no sea tan conocido como el de otros directores como Daniel Sánchez Arévalo, David Trueba o Cesc Gay. La directora barcelonesa ha dirigido notables propuestas como ‘Lluvia en los zapatos’, ‘Utopía’ o ‘Tu vida en 65 minutos’. Pese a esto, es una de las directoras más importantes del panorama del cine español.
Como el cine de Isabel Coixet, con una fuerte personalidad, el de Ripoll se reconoce gracias a su franqueza de sus tramas y por reinventar el concepto de drama y comedia. Quizás en este 2015 esa fama llegue ya que prepara una comedia con María Valverde y los actores de moda, Dani Rovira y Clara Lago, gracias a ‘Ocho apellidos vascos’. Ahora llega ‘Rastros de sándalo’, una película basada en la novela homónima de Anna Soler-Pont y Asha Miró, la primera es guionista también de la película.
Nada más fallecer su madre, la pequeña Mina, de sólo 13 años, se queda huérfana y con un hermana pequeña, Sita, a su cargo. Sin embargo, las hermanas son separadas a la fuerza y Sita es adoptada por una familia española adinerada. Treinta años más tarde, Mina se ha convertido en una de las actrices más reconocidas de Bollywood y emprende una búsqueda para encontrar a esa hermana desaparecida. Sus indagaciones dan frutos: Sita está bien y reside en Barcelona. Sin embargo, Mina se llevará una sorpresa cuando descubra que ahora Sita se llama Paula, trabaja como bióloga y no guarda ningún recuerdo de su infancia en Bombay. Para descubrir su verdadera identidad, Paula contará con la ayuda de Prakash, un joven y atractivo inmigrante indio que vende películas de Bollywood en el barrio de El Raval.
Algo que evita la directora, sobre todo en los primeros actos, es caer en la lágrima fácil mostrando el paso de las niñas de una manera natural. También asombra la manera de crear una sensación de cine dentro del cine cuando Mina se ha convertido en una de las grandes actrices del cine indio. El problema es cuando la trama pasa a Barcelona, donde se ejecuta de una forma más convencional.
Sin embargo, la espontaneidad de sus actores hace que las tramas barcelonesas resulten creíbles, pese a convertir a Barcelona en una bella postal turística en algunos momentos. Nandita Das es la que lleva la batuta, la esencia de ese aroma a jazmín e incienso. Das es una de las actrices más conocidas del cine indio y derrocha carisma, sufrimiento y fraternidad a lo largo de la película. Aina Clotet se muestra de manera correcta, su actuación es creíble desde el plano actoral. El problema de Clotet es que resulta difícil de creer que sea una hija perdida de la India, no por fallos en la interpretación sino por error de casting.
Ignorando ese problema de contexto, Maria Ripoll ha creado un bello canto a la multiculturalidad. Como lo han sido películas como ‘Persépolis’, ‘Caminar sobre las aguas’ o ‘Al otro lado’; esta propuesta demuestra que la comunicación e intercambio cultural ayuda a empatizar mejor con los demás y demuestra que, ante todo, es la persona lo que importa. Un melodrama bien hecho que, aunque no aporte nada innovador, su ejecución es correcta, atrapa al público y lo envuelve a un perfume de canela, azafrán y, cómo no, sándalo.