Mientras lucha por encontrar su lugar en la Universidad de Oxford, el estudiante Oliver Quick se ve arrastrado al mundo del encantador y aristocrático Felix Catton, que le invita a Saltburn, la extensa finca de su excéntrica familia, para pasar un verano inolvidable.
Cuando una historia a priori sencilla se va enrevesando y va produciendo sensaciones dispares e incluso encontradas en uno mismo es que se están haciendo las cosas bien. ‘Saltburn’ golpea la mesa mostrándose como una sátira clasista con infinidad de críticas a las clases altas y a su membrana inexpugnable y, en ocasiones, con estrictos comportamientos arcaicos y falsas modestias como instinto básico para su día a día. Emerald Fennell utiliza todo lo que tiene en su mano para mostrar detalles en cada escena de la pantalla y conformar así una telaraña extravagante, rara, oscura e inquietante a partes iguales.
Todos estos adjetivos se encuentran en el anterior párrafo puesto que ‘Saltburn’ es incomodísima en determinados momentos. Muchas de sus escenas hacen que nos pongamos a pensar y demos vueltas en multitud de sensaciones que nos vamos encontrando por nuestro propio cuerpo, y es que no es únicamente en términos de sexo o erotismo, también presente; también dispone de falsas tranquilidades, regocijos personales o situaciones peculiares adheridas al comportamiento histriónico de esta alta sociedad que tenemos en pantalla la que hace que la sensación de nerviosismo con la película sea una realidad. Y más atendiendo a la posible mezcla de géneros que vemos en ‘Saltburn’, los cuales oscilan desde un drama normal, a una comedia negra o un thriller. Esta discusión para categorizarla es de una riqueza inmensa en términos cualitativos para el resultado final de la película; una mezcla perfectamente organizada.
Punto principal de cualquier conversación sobre ‘Saltburn’ es hablar de Barry Keoghan. Su interpretación más que posiblemente sea tenida en cuenta de cara a las nominaciones a diversos premios, porque a pesar de que es muy coral el reparto y hay importancia latente en la mayoría de los papeles que nos encontramos, es él quien tiene la mayor potencia frente a la pantalla, adueñándose de planos y trabajando con una desvergüenza totalmente plausible en cada escena. Es su primer gran protagonista, y la directora ha sabido sacar absolutamente todo el jugo a este actor.
A tener también muy en cuenta la potencia visual de la película. La fotografía es una delicia que se va de golpe a los primeros puestos en cuanto a fotografía de las películas del año. Linus Sandgren es el culpable de que muchos planos nos dejen boquiabiertos con su juego de perspectivas, luces y sombras. Y como complemento y compañía de esto tenemos una banda sonora más que acertada, que en cada instante aporta sensaciones mas que apropiadas a las escenas que estamos disfrutando.
En definitiva, ‘Saltburn’ no es nada sencilla. Es una compleja obra que genera mucho, que ofrece muchísimo y que va aumentando la tensión en el espectador a medida que va avanzando y se va poniendo más oscura. Un tremendo ejercicio lleno de mucha calidad.
¿Nos encanta?
Overall
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Originalidad
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Fotografía
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Montaje y edición
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Música
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Guion
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Interpretaciones