La columnista Eppie Lederer, más conocida como Ann Landers, explicó: “El amor es la amistad prendida en fuego. Es confianza mutua, intercambio y perdón. Es lealtad a través de los buenos y malos tiempos. Se conforma con menos que la perfección y permite las debilidades humanas”. Basada en el relato corto homónimo de Ruth Rendell, ‘Una nueva amiga’ es la última película firmada por el versátil cineasta francés François Ozon, muy activo últimamente tras el éxito de ‘En la casa’.
Claire y Laura han sido amigas toda la vida, su relación fraternal es prácticamente simbiótica. Ambas se prometen protegerse la una a la otra en caso pase algo. Ese compromiso tendrá que verse cuando Laura muera víctima de un cáncer, dejando a una niña recién nacida sin madre y un marido que la amaba. En ese momento, Claire decide que debe mantener su juramento e irá ayudar a David, el viudo, con la pequeña. Debido a una visita no anunciada, la mujer desvelará un secreto del marido de su difunta amiga que será sorprendente en la vida de Claire.
François Ozon es llamado le pervers o l’enfant terrible por la sociedad francesa. No es de extrañar, teniendo en cuenta lo incómodo que resulta para los esquemas y etiquetas de un mundo que tiene la imperiosa necesidad de catalogar todo. Con ‘Una nueva amiga’ ese giro se retuerce todavía más.
De aspecto teatral, de corte dramático-cómico, ‘Una nueva amiga’ mantiene la esencia de la tensión e incertidumbre que se han visto en otras grandes obras suyas como ‘8 mujeres’ o ‘Swimming Pool’. Ozon continúa explorando los deseos más profundos y prosigue con esa visión particular que tiene sobre la feminidad. El relato de una de las damas del misterio de la literatura inglesa, Rendell, sirve como tela de araña para entrar en el universo de Ozon.
Un relato en el que el realizador se pone correcto y activista, en el sentido más positivo de las palabras, puesto que pretende demoler con gracia visiones acartonadas no tanto de la sexualidad en sí, sino de una sociedad enclaustrada en tópicos que, por el cinismo, cree haber superado. El papel de los nuevos modelos familias es fundamental en esta obra, donde Ozon aboga acertadamente por ellos. Sin embargo, ese es sólo uno de los muchos puntos de esta nueva amiga.
Inspirado en ‘Vértigo’ o ‘Rebecca’ de Alfred Hitchcock, el director y guionista le da esa aura de intriga necesaria para poder entrar en su universo. Ya que esta propuesta se adentra en los más recónditos anhelos que se poseen por dentro y que se disfrazan o transforman en otro tipo de deseos. La amistad fraternal roza muchas veces sentimientos asociados a la pasión amorosa; sin embargo, no se sabe matemáticamente cuando esa línea se traspasa, si realmente se transgrede.
Ozon vuelve a dejar esas perlas enigmáticas como si fuera un espectador más, dejando al público, libre de interpretación en sus hechos. No le resta ningún punto dejar a propósito esos cabos sueltos puesto que, como en la vida misma, no se sabe hasta qué momento es real lo que se ve con los ojos.
‘Una nueva amiga’ puede haber estado inspirada en el magistral Hitchcock pero lleva el sello Ozon de denominación de origen, con fuerte aroma a francés y burgués bohemio parisino. El realizador dirige y escribe un libreto en forma circular en el que nada es lo que parece, o también puede serlo. Sabe utilizar sus propias referencias actualizando ciertos códigos vanguardistas de otros grandes cineastas predecesores a él. Ha sabido traer al siglo XXI la elegancia y teatralidad de Luchino Visconti; lo crudo, directo e incómodo de Rainer Werner Fassbinder (obra maestra esa conjunción de los dos en ‘Gotas de agua sobre piedras calientes’) y lo trágico y surrealista de Pier Paolo Pasolini. Grandes figuras que Ozon reinterpreta a su manera dando una filmografía rica en ambigüedad, diversidad e incómoda con aquel espectador acostumbrado a un cine de autor más mascado, soberbio y arrogante.
Gracias a unas excelentes interpretaciones –Anaïs Demoustier es la verdadera protagonista de esta historia; Romain Duris cumple con su antítesis de seductor improvisado dando una atracción completamente femenina; Raphaël Personnaz es ese tercero no angular que consigue ser una incómoda y bella masculinidad dentro un mundo de mujeres, junto con la ausente Laura, Isild Le Besco, que es el fantasma que une a todos– como también a una cuidada y algo tenebrosa ambientación, hace de ‘Una nueva amiga’ una obra notable dentro de la filmografía del incómodo director francés. Un canto hecho por y para la feminidad al ritmo de ‘Una femme avec toi’ de Nicole Croisille. El telón carmesí se cierra pero el público seguirá embelesado por ese hechizo que deja Ozon en el ambiente, cual aroma de perfume de flores.