No es algo extraño que un actor o un director decidan cambiar de registro para mostrar sus dotes artísticas. Salir de la línea de confort es un movimiento arriesgado. A algunos artistas les sale bien; como el caso de Fabrice Luchini en ‘Confidencias muy íntimas’ o, Steve Carell en ‘Foxcatcher’; a otros en cambios no le resulta tan satisfactorio, como Isabel Coixet con ‘Mi otro yo’ o Michel Hazanavicius con ‘The Search’. En el caso de la última película de Juan Taratuto, ‘La reconstrucción’, es una combinación de ambos casos.
La vida de Eduardo está dedicada plenamente a su trabajo en una empresa petrolera. Es un hombre eficiente, maníaco y perfeccionista aunque, tiene un grave problema, no muestra ningún tipo de empatía o emoción. Obligado a tener vacaciones, decide visitar a su mejor amigo, al que no ve desde hace varios años, y la familia de éste en Ushuaia, en la provincia argentina de Tierra de Fuego. Este reencuentro le hará plantearse varias cuestiones que llevaba enterradas desde hacía mucho tiempo.
Taratuto es un creador de ingeniosas comedias negras como se ha visto con ‘No sos vos, soy yo’, ‘¿Quién dice que es fácil?’ (ambas con Diego Peretti) o ‘Un novio para mi mujer’. Es, por tanto, curioso este cambio de registro al drama. Con un guion firmado por el mismo y Peretti, esta reconstrucción personal que forja lleva ese aire de protagonista desdichado pero con esperanza que se ha visto en sus anteriores propuestas pero ambos prescinden de la seguridad de la comedia en la que tan bien se han desenvuelto para mostrar un relato cercano al drama europeo contemporáneo.
El que recuerde más a una historia del norte de Europa no sólo es por sus imágenes sobrias, frías y de diálogos directos. La temática que toca, la redención y superación personal, de la forma en que el cineasta argentino lo relata recuerda a filmes como ‘Wilbur se quiere suicidar’, ‘Fraulein’ o ‘Alguien a quien amar’. La ambientación, los bellos paisajes de la región de Tierra de Fuego, hacen que las semejanzas con el drama del norte de Europa se acrecienten dando una incómoda sensación de déjà vu.
Y esa incómoda sensación se incrementa a ver unas espléndidas interpretaciones. Diego Peretti inició su transición al drama con esta propuesta y que en un posterior trabajo, ‘El médico alemán’, perfeccionó. En ‘La reconstrucción’, el actor deja todo su registro cómico y pasional para mostrar un personaje austero, apático y que se aleja de la sociedad. Peretti se convierte en un misántropo rencoroso con la vida y que se ve obligado a reconciliarse con su pasado y perdonarse a sí mismo. A su lado está Claudia Fontán, actriz versátil que vuelve a hacer alarde de su solvencia en papeles dramáticos. Ambas actuaciones se convierten en la principal virtud de la película.
Sin embargo, pese a las estupendas actuaciones, Taratuto no se atreve a arriesgar con este cambio de registro. Apuesta sobre seguro y se ancla en fórmulas bienintencionadas en los últimos actos del metraje dando la sensación de estar viendo más una ópera prima de estudiante académico que el experimento de un cineasta ya reconocido. Pese a todo, ‘La reconstrucción’ resulta una interesante y amable propuesta que, aunque le falte mayor personalidad, gracias a su estupendo reparto y a su medida duración no deja la sensación de haber perdido el tiempo.