Crítica de 'La nueva' (Ivan Villamel, 2022) (C), la letra...

María es una nueva profesora que llega a un colegio religioso. En su primer día, tendrá que dar clase a un grupo de adolescentes rebeldes que forman parte de un aula de castigo. Un suceso inesperado convertirá el aula en un auténtico infierno.

De importancia capital es en una cinta de terror llevar al espectador a la sensación de hacerle ser parte de lo que está sucediendo y de que empatice con los protagonistas, ya sea del bando que sea cada cual y teniendo el conocimiento obvio de que no deja de ser una fantasía irreal lo que se está viendo. Pero sin esa capacidad para llevar al espectador a dicho lugar, cualquier cinta de terror se quedaría en un mal ejercicio que no consiguiese calar en aquel que lo esté viendo. ‘La nueva’ comienza generando una sensación extrañamente incómoda desde el inicio, como una entrada a un restaurante en el que sabes nada más saludarte el camarero que no vas a comer bien. Sensación incómoda creada a conciencia, obvio, ya que esto es algo que hace que de pleno estés formando parte del metraje y te sientas inmerso en él. De momento, eso ya es un comienzo perfecto que va sentando bases de lo que se avecina en su trama.

En ‘La nueva’ la situación nos lleva a ver como María entra como sustituta en el aula de castigo de un centro educativo religioso y como su llegada no es muy respetada por parte de los alumnos que hay ahí. Amaia Sagasti es esta María, una mujer a la que las circunstancias le están superando y que no consigue dar con la tecla, hasta que algo sucede… teniendo para ello un ambiente religioso, ambiente con el cual se ha jugado infinidad de veces en el cine del terror por su esoterismo y todo aquello de la divinidad y la creencia, del bien y del mal más primario. Justo ahí es cuando ‘La nueva’ se convierte en lo que es como cortometraje y donde se ve ese gran trabajo necesario de ambientación inicial que he comentado.

La interpretación de la mayoría de los personajes que aparecen en ‘La nueva’ está más que correcta, mencionando especialmente a esta Amaia que tiene el gran peso interpretativo del cortometraje. Pero si hay algo interesantísimo y digno de alabar en ‘La nueva’ es el magnífico trabajo de efectos visuales y maquillaje que posee. La gran parte de las situaciones en las que este maquillaje debe ser muestra principal en la pantalla es una demostración del buen hacer del mismo; genera «mal rollo» y en ciertos casos hasta un leve asco que se acompasa perfectamente con el hilo del propio cortometraje, quedando perfectamente casado con su lenguaje. A su vez que los efectos especiales, cuidados y mostrados a pinceladas, pero de una manera magnífica, sobre todo teniendo en cuenta que sin ese trabajo realizado de una manera tan profesional ‘La nueva’ no funcionaría como lo hace y que, aunque no sea necesario que se llene la pantalla de ellos, cuando aparecen lo hacen sumando, y mucho.

Entonces en ‘La nueva’ tenemos un poderoso cortometraje con una base de terror intensa y continua, donde el agobio que se va generando poco a poco deja leves destellos que juegan con la venganza, lo demoniaco y fantástico; todo ello envuelto en un guion, obra de Ivan Villamel Raúl Cerezo, a priori inocuo pero que va generando tensión a medida que las palabras van embruteciéndose conforme el metraje avanza y se va generando ese lenguaje más rudo en el que la calma desaparece. A ello añadamos como se juega con la luz y el color, como se crea ambiente y tensión y como se genera una situación cerrada pero amplia a su vez con la acción del mismo cortometraje. ‘La nueva’ es visualmente poderoso, narrativamente intenso y de un disfrute bárbaro.