Sergio (Luis Tosar) tiene graves problemas con el juego. Tras jurar a su esposa que no volvería a caer, recibe un soplo sobre un supuesto amaño de un partido de fútbol e, incapaz de cumplir su promesa, regresa a la casa de apuestas con la intención de recuperar todo el dinero perdido. El soplo resulta ser cierto y por fin su suerte va a cambiar… pero Alejo (Aron Piper) con un pasado salpicado también por el juego irrumpe armado en el local. Pablo (Alex García) francotirador del GEO, es presionado por la comisaría Costa (Elena Anaya) para prestar servicio en el atraco. Pero la cabeza del GEO está en otro sitio, en el hospital, donde la vida de su hijo pende de un hilo. El destino hace que Sergio y Pablo se vean envueltos en un atraco a una casa de apuestas, donde un disparo cambiará sus vidas para siempre.
Con ‘Fatum’, leyendo la sinopsis, ya queremos algo; ya sabemos algo simplemente con acercarnos levemente a lo que Juan Galiñanes tiene entre manos. ‘Fatum’ es un thriller; un thriller de estos españoles cargados de armas, cuerpos de seguridad y diferentes giros de guion. Al menos eso es lo que parece de primeras, casi con su inicio. Un thriller de estos que se realizan en España que tan buen resultado ofrecen en ocasiones y que tan vacío y aburrido se tornan en otras tantas; por lo que eso que queremos, como comentaba, es muy simple: que sea de los primeros de este breve listado y que sirva como ejercicio para un divertimento intenso, ágil y que, dentro de una sencillez de mutuo acuerdo tácito entre el público y la obra, no sea aburrida e insípida. Digamos que con esto, casi todas y todos los que nos acerquemos a ‘Fatum’ podríamos salir satisfechos.
Ahora bien. Ahora llega Juan Galiñanes y cambia un poco las cartas que hay sobre la mesa; mantiene los colores primarios de un thriller al uso y le mete una gama de tonos secundarios que enriquecen mucho más el resultado del cuadro, que enriquecen la obra final. Así, en ‘Fatum’, obtenemos un divertimento intenso y cargado de una dosis de adrenalina justa, casi al punto; obtenemos un juego a dos bandas entre lo que se nos va contando y creemos que va a suceder por mera suposición y prejuzgamientos de otros títulos y por aquello que el guion creado por Galiñanes y Alberto Marini nos va ofertando; y a su vez vamos descubriendo entresijos personales en las y los protagonistas de estos que no dejan que estemos tranquilos sin saber más y más.
El ritmo lo tiene. ‘Fatum’ empieza normal y corriente, cotidiana en su ejercicio, pero pronto rompe con esto y subyuga al espectador bajo su control; casi escuchas a la película irte comentando al oído como has de estar en una escala de nerviosismo con lo que está sucediendo. La empatización con los protagonistas es parte culpabilísima de cómo nos sintamos con ello; a saber, los dos principales y grande nombres de ‘Fatum’ son el inmenso Luis Tosar que vuelve, una vez más, a dar cátedra de lo que hay que hacer frente a una cámara (y eso que el papel es de todo menos agradecido en cuanto a sensaciones), y Álex García, quien de buena manera nos deja una interpretación que es gran culpable de la credibilidad de la obra. Junto a ellos, Elena Anaya, rara, diferente, pero no por ello de manera negativa.
En definitiva, ‘Fatum’ es una película muy decente, divertida en su visionado y que juega perfectamente con las herramientas con las que cuenta para que podamos disfrutar de su intensidad, tensión y cuidados diálogos. No arroja nada nuevo al panorama, pero lo que mantiene en su cuento lo ejercita de una manera muy interesante. ‘Fatum’ es, cuanto menos, disfrutable.
Tráiler de ‘Fatum’.
¿Nos encanta?
Overall
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Originalidad
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Fotografía
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Montaje y edición
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Música
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Guion
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Interpretaciones