La última película de Chris Rock como guionista y director – la tercera en su cómputo global – no tiene fecha de distribución en España a la vista. Aun así, merece la pena destacar como Rock, cuando se intenta poner serio, consigue sacar su humor más sofisticado a relucir.
‘Top Five’ nos coloca en la piel de Andre Allen (Rock), un famoso cómico de stand-up y actor de películas tan payasas como taquilleras. Allen atraviesa una fase de su vida en la que intenta sacar adelante su lado serio a la vez que carga con una fama demasiado agobiante, producida por el éxito de sus películas, un pasado alcohólico y su inminente boda con una celebritie de saldo, de esas que inundan los canales de televisión constantemente. En toda esta lucha se entrometerá Chelsea Brown una reportera del New York Times – interpretada por Rosario Dawson – que, con la excusa de entrevistar a Allen sobre su nueva película, servirá como eje pivotante para todas reflexiones personales a las que se enfrenta Allen.
Y ese es el punto fuerte de la película. Más allá del morbo que pueda generar buscar las conexiones personales y biográficas entre Rock y su personaje, lo interesante es observar la forma en la que Rock/Allen entiende la fama, los excesos, la industria del cine o los problemas raciales de Estados Unidos, traídos a palestra usando como base la brutal química escénica que existe entre Rock y Dawson, así como un sentido del humor fresco e inteligente. (Ojo al diálogo que relaciona el trasfondo racista de El Planeta de los simios con la muerte de Martin Luther King).
Rock se vale de un amplío grupo de actores de la escena cómica afroamericana tales como Tracy Morgan, J.B Smoove o Cedric the Entertainer – así como de cameos de amigos tales como Jerry Seinfeld o Adam Sandler – para crear ese rico abanico de personajes tan cómicos como reales que rellena las flaquezas – pocas – de la película. Pero tal y como se mencionaba en líneas anteriores, el núcleo y sustento de la película es la química entre Rock y Rosario Dawson quienes con tan solo unos cuantos diálogos repartidos en veinticuatro horas componen una historia romántica divertida y amena que no necesita caer en clichés.
‘Top Five’ es fresca, inteligente y divertida, pero su mayor baza no reside ahí, sino en un detalle mucho menos perceptible. ‘Top Five’ recupera como nadie esa especie de subgénero que es la comedia neoyorquina, donde la ciudad se convierte en un personaje más y se mezcla la reflexión irónica con la observación más absurda de lo mundano. Un género que Woody Allen llevó a la perfección en los años 70 y 80 y que actualmente vuelve a recobrar importancia con cómicos como el propio Rock, Jerry Seinfeld o Louis C. K y su deliciosa serie ‘Louie’, quizás el ejemplo más «alleniano» de todos.
Acostumbrados a una faceta mucho más payasa de Chris Rock es sorprendente observar el pulso narrativo que es capaz de sacar cuando no intenta hacer reír a nadie fácilmente y se toma su historia en serio. ‘Top Five’ reparte muy bien sus altos y sus bajos, sabe medir sus tiempos para no resultar cansina ni cargarse con excesos absurdos, algo a tener en cuenta cuando sabemos lo cargante que puede llegar a ponerse Rock si se desata. Como anécdota, mencionar que la producción ejecutiva corre a cargo de los raperos Jay-Z y Kanye West, por eso no es de extrañar que sus nombres aparezcan mencionados más de una vez en la película.
Quizás, para las distribuidoras pueda no resultar viable económicamente estrenar esta película en España, esperemos que cambien de opinión, pues los amantes de este tipo de comedia lo agradeceremos y, a veces, es necesario otro cine.