‘The Chaser’, monstruos y horror en Corea (2008)

Nada nunca supera a la realidad, ni aun cuando así nos gustaría que fuese por las atrocidades incomprensibles que el ser humano a veces lleva a cabo. Querríamos escondernos, protegernos de lo que algunos son capaces de hacer, pero la triste realidad es que hay personas que no se merecen estar dentro de la categoría de ‘humano’, y ni siquiera merecen entrar en la de animal, solo en la de monstruo despreciable encajan y encuentran un lugar en el que ser clasificados por el resto.

Joong-ho, un antiguo detective convertido en proxeneta, tiene problemas financieros, ya que algunas de sus chicas han desaparecido. Al intentar encontrarlas, averigua que han sido reclutadas por un cliente que padece una oscura obsesión. ‘The Chaser’ se colocó en el top de las películas más taquilleras de la historia del país.

Mientras ves ‘The Chaser’ te horrorizas. No hay otra forma de describir la sensación que te recorre, y lo peor es que no te horrorizas solo por los violentos crímenes que estás viendo sucederse en pantalla. El verdadero asco, miedo e impotencia viene, todo mezclado, desde que la película echa a andar. De pronto te encuentras en una ciudad miserable, apagada, fría… Los personajes que conoces, desde el protagonista hasta el último de los policías, pasando por ese asesino en serie, te dan grima, te enfadan y producen enormes ganas de gritar. La realidad en la que nos introducen nos repele, angustia y frustra, y esto no ha hecho más que empezar.

La miseria se cierne sobre todos los ámbitos sociales que se presentan. La indefensión de unas mujeres abocadas a la prostitución y explotación de sus cuerpos es el eje sobre el que todo pivota. Una misoginia sin límites se regodea en el abandono social y no muy lejos resuena la enorme incompetencia policial que envuelve a una historia que pone los pelos de punta. Por si fuera poco, nuestro protagonista, Joong-ho, interpretado por Kim Yoon-seok, no es precisamente el héroe que se hace así mismo, o una persona que se crece frente a las adversidades y acaba teniendo éxito en todo lo que se propone. Aquí, nuestro ‘héroe’ es tan despreciable como el asesino en serie al que está dando caza.

Esta parte del guion es muy difícil de encajar para aquellos que hemos vivido rodeados de personajes caballerescos, bondadosos o con motivaciones que nos son fáciles de aceptar a pesar de lo oscuras que puedan ser. El detective convertido en proxeneta es odioso, indefendible en sus palabras y hechos, y ahí se acaba la conversación. Es entonces cuando te das cuenta que ‘The chaser’ es una película que nunca antes habías visto, ni de lejos habías imaginado. Quién debe llevarnos por la historia, y quien supuestamente debe poner las cosas en su justo orden nos cae como una patada en el estómago, nos genera ansiedad y malestar, y el conjunto del metraje, se vuelve imposible de digerir por ello.

Las interpretaciones son sólidas y transmiten los infinitos niveles de desesperación por los que cada uno de los personajes pasan. En todo momento estás dentro de la acción gracias a ello, y sin este buen hacer, la intensidad que muestra se habría escapado dejándonos un film mucho más endeble. Ayuda, y mucho, la genial recreación atmosférica y la cuidada fotografía pese a la falta de luz continua que encontramos debido al momento en el que se desarrolla gran parte de la trama. La noche es la dueña de la acción, las sombras y los monstruos salen a pasear en ella. La inseguridad que se transmite tiene mucho que ver con este momento del día y la cinematografía precisa no se olvida de ello transmitiéndolo impecablemente.

Encontramos cuatro puntos focales en la historia, véase, el ex-detective y su negocio de trata de mujeres; el asesino en serie con un ansia incontrolable de matar, un cuerpo de policía vergonzoso en su hacer y unas mujeres explotadas y olvidadas como si de objetos inservibles se tratase. No hay salvación o redención posible en ‘The Chaser’ para ninguno de sus protagonistas, así como no hay descanso para quien la ve. El golpe emocional dura dos horas, no hay rayo de luz que entre por ninguna grieta. La oscuridad aparece en el minuto uno y se queda mucho después del cierre de la película.

La violencia, en su más amplia acepción, está presente en todo momento. El abuso verbal y emocional es el arma invisible que nuestro protagonista blande contra las mujeres a las que explota de forma impune, mientras que la violencia física es la que vemos se utiliza entre cazador y presa, sea quien tenga que ser cada una de estas partes en los distintos momentos del film. La brutalidad y ferocidad física de las escenas en las que los golpes vuelan y destruyen con una facilidad pasmosa los cuerpos de las victimas nos ponen los pelos de punta y nos hacen girar la cabeza asqueados.

A todo esto se suma la tensión de la caza, de las persecuciones por unas calles sinuosas, sucias y abandonadas por las que los protagonistas se persiguen, huyen y agreden sin darse respiro. El nivel de realismo es asombroso e inquietante. El montaje supera nuestras expectativas. El suspense se mantiene a lo largo de toda la cinta, ya que no sabemos el destino que ha corrido Mi-Jin, una de las prostitutas que se presenta en pantalla, y eso es lo que intenta averiguar Joong-ho. La policía no logra proteger a los más vulnerables, de hecho, se presenta como un elemento vergonzante, inepto e incapaz. Los altos mandos solo buscan salvar la cara frente a la prensa y los subordinados no dan una, pero tampoco les importa.

La crítica política es certera y presiona donde más daño hace. Hacer que sea una alimaña, un ser despreciable, el que consiga detener a un asesino en serie que está haciendo desaparecer de la faz de la tierra a mujeres sin que nadie se de cuenta es toda una bofetada de realidad. Se presenta así una verdad que no queremos afrontar, y esta es, en letras mayúsculas, que hay ciudadanos de segunda, tercera e incluso invisibles. Muchos son un problema para el sistema, y por ello el sistema los obvia, porque, ojos que no ven, corazón que no siente. Sin embargo, no podemos olvidar que esa crítica al sistema, es una crítica a todos nosotros, quienes lo conformamos y damos poder, un guantazo más que nos deja Na Hong-jin, por si lleváramos pocos con lo que nos deja el metraje.

Así, sin quererlo, con ‘The Chaser’ te ves atacado por la triste realidad de la inacción ciudadana, humana, y te encuentras viendo una cinta que más que horrorizarte por la sangre y brutalidad desatada, que también, te angustia y criminaliza por el abandono sistemático de personas sin recursos u oportunidades que son presas fáciles de esos monstruos que conviven a nuestro alrededor.

Si estás buscando un thriller del que hablar durante mucho tiempo, lo has encontrado, aunque solo lo aconsejo si tienes el estómago fuerte, ya que esta historia que te hemos presentado hoy está basada en el asesino en serie Young-cheol Yoo (유영철), que fue condenado en 2005 por asesinar a 20 personas, los paralelismos entre ambas historias es lo que te quitará el sueño.

Tráiler de ‘The Chaser’

¿Pasa el corte?
Overall
3.7
  • Originalidad
  • Fotografía
  • Edición y montaje
  • Interpretaciones
  • Banda Sonora
  • Guion
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Puntos fuertes

  • Una historia que te engancha y te mantiene en vilo.
  • Sólidas interpretaciones.

Otros thrillers coreanos que no puedes perderte son…

‘V.I.P.’ (Park Hoon-jung, 2017), una de psicópatas

‘A company man’ (Lim Sang-Yoon, 2012), una de asesinos a sueldo

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