‘Riverbed’, silencios que hablan solos (2022)

Con un aire a cine experimental repleto de silencios que hablan a voces, ‘Riverbed’ nos ofrece 78 minutos de bellas escenas interpretadas por dos mujeres que se enfrentan ante la inmensidad de un mundo que parece repudiarlas, criticarlas y mirarles por encima del hombro por el mero hecho de respirar. Esta película tiene, sobre todo, una larga conversación una vez se termina de ver.

La banda sonora te capturará. Es fresca, muy distinta a lo que normalmente escuchamos en cines. Acompaña a la perfección a una fotografía muy cuidada que presenta encuadres fantásticos que transmiten una fuerza tremenda en su quietud. Edificios a medio construir, o quizá mejor dicho, a medio destruir. Naturaleza que se abre paso entre el destrozo humano con toda su belleza y espectacularidad haciendo que este viaje a cualquier parte del Líbano se quede en la retina. Técnicamente hay mucho que alabar y estudiar en ‘Riverbed’ en este apartado. Las líneas de diálogo son otra cosa aparte, los silencios hablan sobradamente, pero como espectador sentirás que necesitas más, porque su ausencia enlentece demasiado el conjunto.

Cuando comienza la narración la soledad lo ocupa todo. Los vastos paisajes con un mínimo de interacción humana nos dejan con una sensación de desamparo que choca frontalmente con la belleza y la paz que a un mismo tiempo transmiten. Es en esa mezcla de sensaciones que conocemos al personaje interpretado por una sobria Carole Abboud, que con su presencia ante la cámara parece gritarnos con su mirada contenida mientras intenta escapar de una vida que parece haber sido siempre asfixiante y de la cual no espera cambio.

Esta mujer se limita a existir rodeada de silencios y relaciones personales escogidas de una piscina muy poco variada. Mientras los minutos pasan sin que nada ocurra, como espectadores sentimos que la vida, su juventud y su fuerza vital se escapan de entre sus dedos. El sentimiento de impotencia mientras se ve ‘Riverbed’ no hace más que arraigarse en nosotros durante los dos primeros tercios de película. Tendremos que esperar a la aparición de la actriz Omaya Malaeb para encontrar un mínimo revulsivo en la vida de la protagonista.

Cuando Omaya Malaeb, haciendo las veces de hija regresa a casa su presencia lo cambia todo. Lo que creíamos era una vida sin posibilidad de cambio se transforma irremediablemente ante su presencia. Nuevamente, lo que no se dice en voz alta es lo que de forma más feroz clama al cielo. Dos mujeres que se lo deben todo la una a la otra vuelven a encontrarse tras años de desconexión y resentimiento.

En una sociedad fuertemente patriarcal, cotilla y acusadora de todo aquello que no vive dentro de sus límites, la necesidad de entendimiento mutuo se ve forzada. De la noche a la mañana sus mundos se entrelazan por una empatía arraigada en ellas como mujeres sabedoras de que deben bajar sus guardias para protegerse de un mundo exterior demasiado hostil. La historia de esta madre e hija bien podría ser la historia de cualquiera de nosotras, y esa familiaridad y cercanía pese a lo lejano e irreconocible del idioma o el paisaje deja a la espectadora con decenas de sentimientos encontrados y una certeza. Al final del día nos necesitamos las unas a las otras, silencios incluidos en la ecuación.

Podrás verla en España a partir del próximo 26 de abril de 2024 de la mano de #ConUnPack.

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2.6
  • Fotografía
  • Interpretaciones
  • Banda Sonora
  • Edición y montaje
  • Guion
  • Originalidad
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