‘Nomadland’: Un viaje hacia la libertad (Chloé Zhao, 2020)

Todavía no se ha celebrado la gala de los Oscar, pero ‘Nomadland’ ya está en boca de todos cuando hablamos de las principales estatuillas. Después de alzarse (entre otros reconocimientos) con el Globo de Oro a Mejor película y Mejor Dirección llega a los premios de Hollywood con el cartel de gran favorita.

Especialmente esperanzador sería para mí que Chloé Zhao consiguiera el Oscar a Mejor Dirección, siendo la segunda mujer en la historia en conseguirlo. Hasta este año, solo cinco mujeres habían sido nominadas, y solo Kathryn Bigelow lo ganó en 2008 por En tierra hostil.

Sin duda, sería un reconocimiento más que merecido. Chloé Zhao ha realizado una de las películas del año. ‘Nomadland’ es film hermoso, melancólico, que te transporta a otra realidad gracias, en parte, a la mezcla entre ficción y realidad que ya viene siendo habitual en la filmografía de Zhao. Lo hizo en The Rider y lo vuelve a hacer aquí, dotando a la película de autenticidad y retórica a partes iguales.

La película se centra en Fern, magistralmente interpretada por Fraces McDormand, que se mimetiza con el personaje de forma sobresaliente. Fern es una mujer de mediana edad que, tras perder a su marido y su trabajo, decide comprarse una furgoneta y lanzarse a la carretera en busca de trabajos temporales en diferentes puntos del país: desde la campaña de Navidad de Amazon hasta la cocina de un parque recreativo de dinosaurios.

«No soy una persona sin hogar. No tengo casa, que no es lo mismo»

La película adapta “Nomadland: Surviving America in XXI Century”, un libro de 2017 escrito por la periodista Jessica Bruder sobre el fenómeno de personas mayores que, tras la crisis de 2008, adoptaron un estilo de vida nómada viajando por el país y trabajando en lo que fuera saliendo.

Cabe destacar que fue la propia Frances McDormand quien adquirió los derechos del libro y contactó con Zhao para que se ocupase de la película, ya que le encajaba a la perfección después de ver lo que hizo en The Rider.

Como decíamos, la película mezcla la ficción con lo real, y junto a Frances McDormand aparecen otros personajes del libro interpretándose a sí mismos, como, por ejemplo, Bob Wells, líder espiritual, figura central de la vida nómada moderna en EE.UU. y presidente de la organización Homes On Wheels Alliance, que lucha contra «la tiranía del dolar».

‘Nomadland’ consigue que te plantees una forma de vida totalmente diferente a la que estamos acostumbrados a ver, oír o vivir. Es una película muy fiel a sí misma que ofrece un retrato de la vida nómada y, sobre todo, de sus protagonistas, lo realmente interesante de esta cinta.

Además, lo hace sin caer en la romantización o idealización de este estilo de vida, ya que, en muchas ocasiones (la mayoría), son circunstancias nada idílicas las que desembocan en la vida nómada y así te lo hace ver. Pero al final, en todas gana la incansable búsqueda de la libertad, sin tener que depender de nada ni de nadie, sin ataduras.

Las terribles consecuencias derivadas de la crisis financiera y la crítica al sistema capitalista están presentes en toda la cinta, es el contexto en el que se sucede todo, pero lo que realmente importa aquí son los personajes, ahí está el foco. Fern y todas las personas que se van cruzando en su vida y que, a pesar de ir y venir, se quedan para siempre. A través de un ritmo pausado nos muestra las relaciones que se forjan entre ellos, sus situaciones, aspiraciones y deseos.

Deseos, sobre todo, de libertad. Lo que para cada uno sea que signifique la libertad, porque para unos puede ser correr entre las rocas de las Badlands o comerse un sándwich en el desierto de Arizona y para otros puede ser quedarse en casa con la familia.

Mención especial también para la fotografía, una fotografía delicada, con una luz preciosa, unos atardeceres que nunca cansan, unos planos abiertos capaces de mostrarte la inmensidad de los paisajes de Estados Unidos y unos primeros planos en los que la mirada de McDormand te hipnotiza.

Por todo ello y mucho más, ‘Nomadland’ merece la pena ser vista, contemplada más bien, sin prisa, reflexionada y, sobre todo, disfrutada.