Pese a que Alexander Payne ya declaró en una reciente entrevista que no quería quedar encasillado en el género de las road movies, lo cierto es que tres grandes películas con dicha temática a sus espaldas atestiguan los buenos resultados conseguidos. A través de los periplos por la carretera, los cuales él considera una excelente forma de exteriorizar un viaje interior, el director estadounidense ha llevado a cabo el que quizá sea su trabajo más pleno y reflexivo hasta la fecha, ahondando en lo anodino de ciertos aspectos de nuestra existencia y tratando con laudable acierto y buen pulso narrativo temas tan dispares pero cercanos entre sí como la familia, la dignidad, la vejez, la añoranza del pasado y la espera hacia el futuro. Con un gran mimo en los detalles, una puesta en escena muy personal aunque aun así agradablemente añeja (destacando su polémico empleo del blanco y negro en vez de recurrir a la grabación a color) y una historia particular, íntima y sobre todo humana; Nebraska se nos presenta como una de las mejores películas del recientemente acabado año 2013.
El guión se aleja de florituras innecesarias y apenas se toma un instante para poner al espectador en relieve de la situación al presentar a Woody Grant, un viejo senil que cree haber ganado un premio de un millón de dólares a pesar de que todos a su alrededor insisten en que no se trata de nada más que una broma. En contraste a la actitud ausente, airada e incluso por momentos egoísta del testarudo anciano no tarda en unirse a la acción en calidad de coprotagonista uno de sus hijos, David, quien hace las veces de contrapartida aportando la calma, seriedad y raciocinio que impulsan la trama a seguir hacia delante sin caer en la inconexión ni en la sinrazón. Sin embargo, aunque Bruce Dern y Will Forte componen un sobresaliente dúo principal que perfectamente podría cargar por sí mismo con el peso de la película, el film de Alexander Payne cuenta en su repertorio con muchos otros personajes, tan sofisticadamente reales, imperfectos y humanos que no tiene ni la menor dificultad en facilitar la empatía al espectador, enriquecer el desarrollo de la historia y amenizar una narración que no titubea en tomarse su tiempo para avanzar.
Lejos de estancarse en su vertiente expedicionaria, Nebraska centra gran parte de su metraje en profundizar en la apacible existencia campestre. La vida en los pueblos queda hábilmente representada mediante un acertado amalgama de rusticidad inapetente y arbitrio arcaico a través del cual expande su parsimoniosa dimensión narrativa. La fauna rural se exhibe idealmente simbolizada por los más claros exponentes del parásito vecinal: falsas amistades, insidiosos oportunistas y canallas desaprensivos que buscan en el desacierto ajeno su propio divertimiento. La depurada fotografía, acompañada de una banda sonora tan apropiada como cadenciosa y personal, plasma con ponderable sobriedad los claroscuros de la convivencia agreste y los hace suyos para complementar y perfeccionar un argumento dilatado pero aun así cuidado en todos sus matices.
Puede que resulte discutible el empleo del blanco y el negro en vez de rodar la película a color (decisión que en un principio únicamente apoyaban Alexander Payne y su director de fotografía debido a su amor por el cine antiguo), y quizá su pausado ritmo no convenza a todo el público por igual, pero indudablemente Nebraska tiene un aroma a clásico que ya se deja percibir desde el primer minuto y no se extingue hasta los créditos finales. No siempre las mejores historias son las más elaboradas, ni tampoco las más bonitas o las que ofrezcan un mensaje más profundo. En ocasiones la excelencia reside en la austeridad de lo cotidiano; en las cosas que podrían estar ocurriendo en cualquier otra parte del mundo mientras nosotros las pensamos. Y es que, pese a la áspera belleza de su trasfondo y puesta en escena, Nebraska es real como la vida misma.
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Resumen
Lo mejor: El mimo y esmero de su realización se nota en cada detalle y en cada apartado. Es cine en mayúsculas.
Lo peor: El uso del blanco y negro puede disgustar a más de uno y el primer acto de la película es algo lento en comparación al resto.