Un acercamiento en el mundo del cine sobre el porcentaje que la naturaleza humana, que el ser humano utiliza de su cerebro fue muy tardío, al menos hablando en memoria reciente. En el año 2011, Bradley Cooper protagonizó una cinta de Neil Burger llamada ‘Sin límites‘, en la cual adquiría un porcentaje extra de utilización del cerebro para hacer quedar al resto de la humanidad a la altura del betún en cuanto a inteligencia se entiende.
Esta película contaba con un ritmo vibrante y una tónica dirigida al entretenimiento y conocimiento, haciendo de la empatía por un pobre fracasado un punto de apoyo para hacer de la película una digna propuesta para visionar.
Luc Besson va más allá: ‘Lucy’ se centra en la misma intencionalidad de desenmascarar las posibilidades que el ser humano adquiriría de poder alcanzar un mayor porcentaje de su cerebro; de conquistar ese “lado oscuro” del mismo que se encuentra exento de nuestro control y que nos controla a nosotros. Pero la edulcoración de esta premisa con escenas desagradables, una persecución seguida de un tiroteo, seguida de otra persecución, seguida de un pequeño dialogo, y de una persecución con tiroteos no añade un plus; si no que resta la capacidad de una película cuyo trama principal podría ser una excusa más que propicia para acudir a las salas, a una cinta de acción que desabrocha los botones de la cordura y deja la ciencia ficción en un plano principal, haciendo de ‘Lucy’ una película estridente y descontrolada.
A pesar de mantener fundamentos asentados sobre lo que verdaderamente ocurriría en nuestro ser de poseer la cantidad total de nosotros mismos, se queda en un desenfadado dialogo de Morgan Freeman –espabila, amigo, que te nos pierdes- sobre lo muchísimo que nos queda por descubrir, y en una demostración de poderes y barbaries de bloque de hielo de una Scarlett Johansson cuya belleza en pantalla, esta vez, no salva la película.
La realización de la misma parece meter en una coctelera pequeños rasgos de la nombrada ‘Sin límites’ con algo más de la nueva ‘Transcendence’, para hacernos llegar una cinta que, a pesar de un ritmo enmarcado en el cine de acción, obliga a acomodar el cuerpo en el asiento ante el malestar de no encontrar la postura idónea, debido a que por tramos divididos en minutos, y entre ráfagas de los malos con ráfagas de los buenos, se torna de un aburrimiento que desplaza nuestra mente de la misma. Estos buenos y estos malos, esta policía y este grupo de asiáticos armados hasta las cejas, son de total indiferencia, y están por la necesidad de contar con una persecución para Lucy dentro de la película, puesto que de no ser así, nos quedaríamos sin lo que más se puede arañar de la cinta: la acción que envuelve la trama en sí.
Y el elenco principal, formado por la dupla Freeman-Johansson es una muestra de cómo dar un papel de ínfimo nivel a unos actores de máxima calidad interpretativa: se les quedan pequeños, y se nota. Es una muestra de cómo utilizar dos nombres como gancho comercial y atraer a las masas a una película cuyo tráiler adquiere mayor relevancia que la película en sí, y que muestra mucho más de lo que debería mostrar para, por lo menos dejar algo a la imaginación y llevarnos una sorpresa que no habría estado de más en pantalla.
En definitiva, es un baile torpe entre la pareja acción y ficción; en el que una le pisa los pies a la otra, y se terminan entrelazando en una mezcla que ocasiona noventa minutos de cinta que, a pesar de poseer un ilusionante entramado, se queda en una divagación y un viaje de efectos aburrido y simplón.