Tras el estreno de ‘El Imperio contraataca’ (Irvin Kershner, 1980), George Lucas se encontraba en la difícil situación de concebir el episodio final de su proyectada trilogía (quien sabe qué día llegarían esos supuestos episodios I, II y III) y la entrega anterior había dejado un listón tan alto que no valía mandar a producir cualquier guión. Lucas tenía la intención de regalarle el episodio final a su amigo Steven Spielberg, pero este estaba afiliado al sindicato de directores de Hollywood y la saga galáctica no cumplía las normas de producción de dicha organización, por lo que Lucas tuvo que cederle el testigo al galés Richard Marquand, no adscrito al sindicato.
Retomando los eventos pocos meses después de donde el Episodio V nos dejó, ‘El retorno del Jedi’ nos presenta a un Luke Skywalker mucho más avanzado en su entrenamiento como Caballero Jedi, la Alianza Rebelde se hace cada vez más fuerte contra el Imperio, el cual intenta recuperarse construyendo una segunda Estrella de las Muerte, mucho más grande y poderosa que la primera. Pero si hay una misión prioritaria para Luke, Leia, Lando y el resto de héroes es la de rescatar a su amigo, Han Solo, de su frío confinamiento en carbonita. Es mucho más fácil derrotar al emperador si estamos todos.
Durante años, concretamente hasta el estreno de las precuelas, se consideró ‘El retorno del Jedi’ como el episodio más flojo de todos, y se criticó duramente el excesivo infantilismo de algunos aspectos (esos peludos Ewoks eran demasiado monos como para luchar contra los Stormtroopers imperiales) o que Marquand fue una marioneta de Lucas sin voz ni voto, pero ¿Es realmente tal pinchazo comparado con los otros dos episodios? Si intentamos ser lo más objetivos posible y con la perspectiva que nos otorga el resultado de las precuelas la respuesta es sencilla, un rotundo No.
‘El Imperio contraataca’ había sentado un precedente de madurez muy beneficioso para la saga y se esperaba que el Episodio VI continuara esa veta, pero no hay que olvidar que el Episodio IV era una aventura más ligera, sin tantos tintes profundos y oscuros. Habrá quien piense que ‘El retorno del Jedi’ sufrió una ligera congoja ante los siniestros devenires que había tomado la saga y decidió contenerse y no explotar todo su pontecial. Pero lo cierto es que esta entrega cuenta con algunos de los momentos más intensos, potentes y siniestros de toda la saga, con un Luke Skywalker rozando el lado oscuro y un climax final épico y, sobre todo, justo. Además George Lucas y Lawrence Kasdan aprendieron que al público le gustaban los giros de guión inesperados y se guardaron un momento revelador, no tan impactante como aquél «Yo soy tu padre», pero bastante satisfactorio. (Ya sabéis, todo queda en familia)
Por lo tanto, todos aquellos que pensaban que ‘El retorno del Jedi’ había dado un paso atrás, quedándose a medio gas o que Marquand no había sido capaz de aportar nada fresco dejándose abrumar por Lucas y Kasdan, no entendieron el concepto en absoluto. No entendieron que ‘Star Wars’ ante todo es una épica de aventuras y que el gran acierto de ‘El retorno del Jedi’ fue saber equilibrar la madurez y el desarrollo piscológico del Episodio V con la divertida inocencia del Episodio IV, creando así un digno broche capaz de gustar a todos los públicos. Y a quien no le gusten los Ewoks, que se marche al lado oscuro.
Para concluir, no hay que olvidar dos de los pilares que hicieron grande a esta saga. Por un lado, los efectos visuales lucen mejor que nunca – la secuencia inicial se adelanta varios años a sus contemporáneos – y aportan una gran riqueza visual a la película y, por otro lado, John Williams no defrauda y firma una partitura sensible donde destaca el corte reservado al enfrentamiento entre Luke y Vader ante el trono del Emperador.
‘Star Wars: El despertar de la fuerza’ se estrena en cines el próximo viernes 18 de diciembre
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Resumen
Lo mejor: El equilibrio madurez/aventuras. Climax satisfactorio
Lo peor: Se echa en falta algo más de desarrollo en los personajes