‘Bien está que fuera tu tierra’, ‘Galdós’, ‘No confieso’ y ‘El retablo de los monstruos’, son las dramaturgias de la actriz valenciana y licenciada en Filología Hispánica Alma García a las que tenemos que sumar la recién estrenada en Teatro del Barrio en Madrid, (5 de noviembre) ‘Contra Ana’, una autoficción que retrata la anorexia y la complejidad de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) desde su propia experiencia.
Alma García, (Manises), es diplomada en Teoría y Práctica de Arte Dramático en la Academia de las Artes Escénicas TOTART en Valencia y continuó su formación en la escuela de interpretación Work in Progress, de Darío Facal en Madrid. En cine ha protagonizado el cortometraje ‘Una mirada’ y ha participado en otros como ‘Doopled’ y ‘Algo de malicia’, además de en la serie ‘Déjate ver’.
¿Por qué el título de ‘Contra Ana’?
Por dos razones. La primera es porque a la anorexia se la llama Ana, como que se acorta, y a la bulimia Mia. Cuando enfermé con 14 años, buscaba en información en internet para adelgazar, y encontré páginas como Pro-Ana o Pro-Mia, que promueven un tipo de vida anoréxico o bulímico. La pregunta era siempre la misma: ¿Eres Ana o Mia? Entonces yo asocié mucho a Ana con la anorexia. Esa es la primera razón: ‘Contra Ana’, la lucha contra la enfermedad. La segunda es que mi nombre real es Ana. Me lo cambié de forma artística, pero también considero que hoy por hoy Alma es mi nombre. Al salir del ingreso necesitaba dejar de asociar mi identidad con Ana, lo que suponía vincular mi nombre con la anorexia. Por esta doble visión, la obra es ‘Contra Ana’.
Aunque la obra ha sido estrenada en el Teatro del Barrio y se ha representado todos los domingos de este mes de noviembre, que mejor escenario para su estreno…
Sí, la obra encaja con el tipo de programación que tiene Teatro del Barrio, una programación muy social y vinculada a la protesta, y de alguna manera ‘Contra Ana’ tiene un componente muy social. Lo que yo pretendía con la obra era poner el foco que como sociedad estamos alimentando y empeorando este tipo de enfermedades que suponen TCA, provocado por la cultura de la imagen en la que vivimos. Este componente social encajaba muchísimo con Teatro del Barrio.
El elenco de Contra Ana está formado por Carmen Climent, Jone Laspiur, León Molina y por ti. Podemos definir la obra como una autoficción, o en parte. ¿Qué papel representáis cada uno?
Yo hago de Alma. Soy como una pseudo-narradora, que desde el presente escénico rememora lo fue el año de ingreso, y luego está el personaje de Ana, que también soy yo, aunque está interpretado por Carmen Climent. León Molina y Jone Laspiur son dos pacientes de la clínica.
¿Cómo se conformó este reparto tan espectacular? Carmen es protagonista en ‘Cuéntame cómo pasó’, León ha trabajado en películas como ‘Contando ovejas’ y Jone es Premio Actriz Revelación Goya 2021 por ‘Ane’.
El proceso de selección fue muy bonito. Al director Paco Montes y a mí se nos ocurrió la idea de organizar un laboratorio de investigación sobre la obra de tres días. La idea era hacer un laboratorio y un casting al que cada uno invitó a los actores y actrices que pensaba que encajaban con la obra. En total estuvieron unos catorce. Durante esos tres días vimos cómo trabajan y su afinidad con respecto al tema que se trataba y tuvimos claro el que resultó ser el elenco final.
La música es también otro de los protagonistas en la puesta en escena de ‘Contra Ana’.
Sí, además de la interpretación de una canción, en un momento dado por parte de un personaje, tenemos un músico, un guitarrista para crear la atmosfera sonora.
Sala Círculo, El Musical, Sala Off son algunos de los espacios en los que has actuado en Valencia en tus inicios. ¿Qué recuerdas de aquellos comienzos?
Pues tengo un recuerdo precioso. De hecho, muchas veces intento volver a esas sensaciones que tenía cuando actuaba allí. Era algo genuino, sin expectativas, muy de juego; obviamente tiene que haber una técnica, una búsqueda de la excelencia, pero lo recuerdo como algo mágico. En esas salas empezó mi entrega absoluta al teatro y mi amor por él.
En ‘El retablo de los monstruos’, además de la dramaturgia y de actuar, te encargaste también de la dirección. ¿Cómo fue la experiencia?
Ha sido una experiencia única, que me ha ayudado a crecer como artista y a saber a que tipo de proyectos quiero dedicarme, a proyectos que modifiquen la percepción social. En este caso he dirigido a actores esquizofrénicos, y nada más conocerlos todos los prejuicios que podía tener se me derribaron. Fue muy sencillo trabajar con ellos porque como en su forma de ser no entienden la mentira, entonces, la verdad, que es todo lo que persigue un actor, lo tienen. Por otro lado, me he dado cuenta de la inmensa capacidad que tiene el teatro para transformar tanto a los que están dentro como a los que están fuera. Durante este proceso de un año, he ido viendo como su dolor, se ha ido haciendo más pequeño, y esto ha tenido que ver mucho que ver con la obra, con el hablar, con compartir, con las herramientas que proporciona el teatro….
Los que están fuera, cuando hemos representado la obra, todo el mundo ha entendido y empatizado con algo tan estigmatizado como es la esquizofrenia.
Tú experiencia en audiovisual quizá no está tan relacionada con el tema social, ¿o sí? ¿Qué destacarías de tu trabajo como actriz en cine o televisión?
No está tan relacionada con el tema social. Supongo que tiene que ver con el hecho de que he trabajado en proyectos en los que no he sido creadora, aunque en todos hay algo de buscar la esencia humana, que sigue siendo social. En este sentido, en proyectos que no sean míos, cada vez soy más de ir seleccionando aquello considero importante. Disfruté mucho rodando ‘Una mirada’, un cortometraje de Alberto Baldini, quien tiene una manera muy independiente de enfocar las cosas. En televisión, en el capitular que hice en ‘Déjate ver’, encontré un equipo muy bueno, muy generoso, y que me lo pusieron todo muy fácil. Me divertí mucho.
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