Entrevista a Jennifer Rubio, quien nos habla de su carrera

Jennifer Rubio es una actriz española de cine, teatro y televisión a la que hemos podido ver en series como Caronte, Días mejores o La ciencia cotidiana. Su debut como protagonista en cine se produjo en 2020 en la película Victoria 2030, por cuya interpretación le supuso ser candidata a los Premios de la Unión de Actores y Actrices como actriz revelación en cine por su papel de Estrella y lo que le abrió las puertas de la Academia de Cine. Paula, Pacahamana o Aunque mamá no esté a tu lado son cortometrajes en los que ha participado, así como en la obras de teatro Dios K, Tito Andrónico o El Experimento. Sin embargo, además de desarrollar su trabajo de actriz sobre los escenarios, platós de cine y televisión o cualquier otra localización, también lo hace en los hospitales, donde da vida a la doctora Violeta, uno de los Doctores Sonrisas de la Fundación Theodora, que visita a los niños y niñas hospitalizados para recetarles risas, magia y juegos y conseguir por unos momentos evadir de la situación que están viviendo, tanto a ellos como sus familiares. De esto y muchos más vamos a hablar con Jennifer Rubio durante entrevista.

Hola Jennifer, un placer saludarte. Vamos a comenzar hablando de tu labor como actriz hospitalaria a través de la Fundación Theodora. La función de los Doctores Sonrisa es desdramatizar, aliviar y conseguir que los niños y sus familiares se evadan por un momento de la difícil situación que están atravesando. ¿Qué podemos encontrar en el botiquín de la doctora Violeta?

Antes de nada, gracias por hacerme un hueco en vuestro espacio y darme la oportunidad de contaros sobre mis proyectos, muy feliz de compartir con vosotros.

Como Doctora Violeta, y os diré que en general en la vida, siempre trato de llevar encima grandes cantidades de escucha activa, propuestas de juegos y la invitación a entrar en un mundo imaginario lleno de posibilidades. Podría resumirlo en: amor y humor, en grandes cantidades.

¿Cómo llegaste a ser una doctora Sonrisa?

He trabajado como voluntaria en varias organizaciones sin ánimo de lucro. En una de ellas tuve la oportunidad de conocer acerca del proyecto de Fundación Theodora y su trabajo en los hospitales a través de las distintas disciplinas de los artistas. Y no lo dudé, quise formar parte.

Tras superar una audición inicial te forman cuidadosamente para que puedas trasladar tus habilidades artísticas en el entorno hospitalario, y así empezó mi andadura como Doctora Sonrisa.

¿Cómo os coordináis con el personal sanitario? ¿Vuestra interpretación se va adaptando o evolucionando en función de las indicaciones de los doctores?

Nuestra relación con el personal sanitario es muy estrecha y siempre vamos de la mano. Seguimos con cuidado sus indicaciones y tratamos de acompañar sus intervenciones o apoyarles siempre que podemos.

Son los primeros que nos reciben cuando llegamos al hospital, y su cuidado y cariño hacen que nuestro trabajo pueda tener el espacio necesario para llevarse a cabo. Siempre adaptamos cada intervención artística a las necesidades del niño o niña que está en cada habitación.

No es lo mismo, por ejemplo, acompañar a un peque que va a entrar a quirófano que entrar en la habitación de un niño que tiene un tratamiento de larga duración. Sus niveles de energía son muy distintos y necesitamos adaptar nuestra intervención lo máximo posible.

A nivel personal, ¿qué te ha aportado ser una doctora Sonrisa?

Para mí, trabajar como artista hospitalaria me ha cambiado la vida. Mi manera de entender el mundo y el arte, mi capacidad de empatía y de manejo de las emociones han madurado de manera considerable. Siento que como persona crezco exponencialmente cada vez que desarrollo mi carrera en el hospital.

Además de con La Fundación Theodora, has viajado como cooperante a Gambia con la Fundación Kalilu Jammeh. ¿Cuéntanos sobre tu labor allí?

Esta organización hace una labor maravillosa con la educación y el cuidado de los niños en Gambia. Como voluntarias colaborábamos en las actividades de la escuela y en las tareas diarias de cuidado de los niños y niñas. Una experiencia que volvería a repetir sin duda.

Anteriormente ya habías trabajado con niños, pues fuiste seleccionada por la compañía estadounidense Nickelodeon Tv, para participar como actriz y presentadora en espectáculos infantiles. ¿Cómo fue la experiencia?

A día de hoy puedo decir que ha sido una de las experiencias más divertidas y completas que he vivido. Trabajar en otro idioma, en diferentes países y recorrer tantos kilómetros viviendo en un barco es sin duda una experiencia inigualable.

Conocí gente que no habría podido conocer de otra manera, y despertarte y acostarte en medio del mar tiene la magia asegurada.

Vivir en un barco durante tantos meses seguidos te cambia en muchos sentidos. Aprendes a valorar todo lo que tienes en tu día a día y en cierta manera te «aísla» de ciertos estímulos y te resetea en otros. Tiene una parte de Gran Hermano y he hecho amigos de aquella etapa, para toda la vida.

Tu debut en el teatro fue en la obra La casa de Bernarda Alba, de la mano de uno de tus profesores, Xavier Castiñeira, mientras que en cine fue en el largometraje La reina intocable como actriz de reparto, ¿qué recuerdas de aquellos debuts?

Los principios nunca se olvidan. La magia de formar parte por primera vez de una obra teatral o un proyecto cinematográfico, la intensidad del proceso, de la convivencia con los compañeros, el vértigo de las primeras veces.

Tengo recuerdos muy bonitos. Las primeras veces te dotan de una osadía que quiero tener siempre muy presente.

Las primeras veces que trabajé en proyectos audiovisuales y pude disfrutar del trabajo en equipo y la magia del cine supe que quería hacer eso toda mi vida.

Con la directora Coral Igualador estuviste durante unos años en El experimento, una obra de teatro distinta… ¿era realmente un experimento?

El experimento fue un espectáculo de improvisación con el que estuvimos unos años recorriendo varios teatros de Madrid, en el que cada espectáculo era distinto e interpretábamos personajes diferentes. Una gran prueba para cualquier actor. La premisa del espectáculo era, ¿qué estarías dispuesto a hacer por un millón de euros? Y se han vivido situaciones muy divertidas e interesantes a nivel sociológico ya que era un show que se construía de manera conjunta entre los actores y el público.

También has sido productora, además de tus propios guiones, pues escribir es una faceta que llevas desarrollando desde que eras pequeña, ¿no?

Tengo que decir, que me gusta contar historias en general, y eso hace que inevitablemente busques la comunicación. Pero no tengo, por ahora, demasiada paciencia con la escritura. Soy más de lanzarme a la emoción y a la aventura de poner en marcha un proyecto.

Supongo que son facetas y placeres que van evolucionando con el tiempo. Por ahora estoy siendo muy fiel a mi energía fuego y aire. Quien sabe lo que vendrá después.

Naces en Madrid, te crías allí y realizas tus estudios en la Escuela de Arte Dramático DD Estudio de Actores en Madrid, pero tienes raíces de Badajoz.

Mi abuelo Salvador era de Badajoz, y he ido por placer varias veces. Es una tierra que de una forma u otra me reclama de vez en cuando. Ojalá surja un proyecto cinematográfico pronto por allí.

Además, no hace mucho, he descubierto que mi abuelo pacense también hacía teatro en los hospitales, y me hace mucha ilusión.

Desde 2018 hasta la fecha, trabajas de forma más continuada en cortometrajes, siendo protagonista en algunos de ellos. Vamos a quedarnos con Pachamama, ganador del Premio Pávez 2021 a Mejor Película Local y seleccionado para Cima en Corto Creadoras Salvajes septiembre 2021, en Cineteca Madrid. Un cortometraje dirigido por Samuel Sánchez, en el que eres la única protagonista, y muestra la llamada de la naturaleza después de la pandemia. ¿Valoras ahora más lo que la naturaleza nos ofrece?

Sin duda estos últimos años han sido una sacudida para todos. Este cortometraje tiene mucho valor para mí, porque Samuel y yo nos cargamos cámara al hombro camino de la sierra sin saber todo lo bueno que nos traería después.

Y si, lo valoro todo más, las relaciones familiares y personales, la relación con la naturaleza y con todo lo sutil. Poner la mirada en lo que de verdad importa diría que es un reto constante, como persona y como actriz que cuenta historias.

Siempre has estado muy involucrada en el cine social y la historia de Victoria 2030 es una muestra de ello. Una película dirigida por Manuel Serrano, que arranca tras el COVID-19, en Navarra, y, a través de sus personajes, aboga por un mundo mejor. ¿Qué ha cambiado en ti tras la pandemia? ¿O que decisiones has tomado como consecuencia de ella y que seguramente no hubieses tomado o no de forma tan inmediata?

Según leo tu pregunta me viene a la cabeza que el cine social y la comedia es con lo que más consigo vibrar. Creo que ya lo sabía desde hace años, que ese es mi camino, pero estos últimos años han hecho que pueda decirlo con más fuerza.

Creo que estos años nos han dado la oportunidad de tener un mayor nivel de consciencia, ahora depende de nosotros utilizarla en nombre del amor.

En televisión has trabajado en series de manera episódica. ¿Cómo ha sido tu experiencia?

Trabajar de manera episódica da mucha rabia, jaja, porque cuando empiezas a entender al personaje y sus circunstancias tienes que soltarle. Mi experiencia ha sido muy buena, por eso estoy deseando poder tener una permanencia en una serie con un personaje que me permita surfear largo rato y disfrutarlo.

Para terminar, háblanos de lo próximo. ¿En qué proyecto o proyectos podremos ver de nuevo a Jennifer Rubio?

Actualmente estoy trabajando en un personaje de reparto para una serie que saldrá después de verano dirigida por Victor Brossah y protagonizada por Miriam Díaz Aroca.

Por otro lado, en verano ruedo un cortometraje de psicoterror, en el que comparto protagonismo con Nacho Guerreros y Jean Cruz.

Tengo mucha ilusión y fe en el futuro.