Steven Spielberg regresa a la dirección tras ‘Lincoln’, y parece que en estos tres años de ausencia como director no ha perdido facultades. Si bien en su última obra, nos situaba a mediados del siglo XIX, en el final de la Guerra de Secesión, en esta ocasión, con ‘El puente de los espías’, el cineasta estadounidense nos sitúa a mediados del siglo pasado, a finales de los años 50 y principio de los 60. En plena Guerra Fría, James Donovan (Tom Hanks) recibe el encargo de defender como abogado en un juicio a un presunto espía soviético, Rudolf Abel (Mark Rylance), capturado en tierras estadounidenses para que no se ponga en duda la actuación y el trato de los Estados Unidos de América con los detenidos por asuntos relacionados con el mundo soviético, ni su imagen como país democrático y que defiende los derechos y libertades de los ciudadanos. Tras realizar este encargo, incluso con más éxito del que sus superiores deseaban, Donovan recibe una nueva encomienda por parte de la CIA, mucho más difícil y peligrosa que la anterior: negociar la liberación de un piloto estadounidense, Francis Gary Powers (Austin Stowell) capturado por la Unión Soviética.
Es común que Spielberg aborde algún acontecimiento histórico, o sitúe sus películas en el contexto de alguno de ellos. Ya lo hizo en ‘La lista de Schindler’, ‘Múnich’, o ‘Lincoln’ entre otras. Y así lo ha hecho en El puente de los espías, con el telón de acero de fondo. Esta film, podría haber pasado como otro de tantos largometrajes ambientados en la Guerra Fría, pues el argumento en sí no es nada realmente sorprendente o innovador (de hecho la película está inspirada en hechos reales). Pero no ha sido así. ¿Y por qué? Muy simple, la clave no es lo que cuenta (que no deja de ser interesante, pero está ya un poco manido) sino como lo cuenta. Spielberg hace un ejercicio de sobriedad y elegancia. Rueda con mimo, de manera cuidada, como siempre lo ha hecho.
A través de un ciudadano normal y corriente, pero con ideas y principios morales firmes, al que encarna Tom Hanks, la película va creando un héroe atípico. Hanks realiza una actuación notable, sin muchos alardes, pero creíble y eficaz en todo momento. Mejor aún me parece la interpretación de Mark Rylance, muy convincente, desarrollando un personaje muy conseguido.
El guión, a cargo de los hermanos Cohen y Matt Charman, es sólido, sin fisuras, no chirría en ningún momento y además se permite alguna «gracieta» más que interesante. A pesar de ser una película indudablemente seria, por la temática que trata, se agradece un pequeño momento de risa, porque además de ser un elemento sorpresivo, ayuda a rebajar tensión momentáneamente. La fotografía e imagen es casi impecable, con el sello de Janusz Kaminski como no podía ser de otra manera en una película de Spielberg, y contribuye indudablemente a crear esa atmósfera de inquietud y tensión que pretende transmitirnos en film en algunos momentos. Muy conseguidos también, a mi modo de ver, los escenarios soviéticos, de la Alemania que queda al este del muro.
No obstante, pienso que a este film le falta algo más de «pasión», por así decirlo, de saber transmitir emociones humanas. Parece que el clima invernal se metió también dentro de los personajes. Supongo que no sería la intención de Spielberg crear un drama pasional, pero nunca está de más una pizca de vehemencia en cualquier género.
Ahora bien, a pesar de las bondades comentadas, El puente de los espías, como pasa en la gran mayoría de las producciones estadounidenses, de «americanismo», aunque en esta ocasión sea de manera más sutil a la que nos tienen acostumbrados las producciones holliwoodienses. Esto se ve reflejando en la diferencia con la que se muestran ciertas situaciones en la parte occidental del muro y en la parte oriental. Los soviéticos tratan a su prisionero americano como un perro, con continuas torturas y maltratos; en contraposición de los estadounidenses, que tratan a su prisionero soviético con respeto y dignidad, tratando de garantizar sus derechos y libertades. No es una película patriótica, pero tiene su pequeño toque americano, como cabía esperar.
Como conclusión, podríamos decir que El puente de los espías es una buena película, dirigida de manera casi sobresaliente, con buenas actuaciones, un guión interesante y una fotografía distinguida, pero dista mucho de ser una obra brillante e imperdible.
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8/10
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7/10
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8/10
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8/10
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8/10
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6/10
Resumen
Lo mejor: Spielberg sigue en plena forma, y Mark Rylance interpreta su papel de forma notable.
Lo peor: No destaca especialmente en nada de forma negativa, pero le falta un plus para ser una gran película.