Los hermanos Jean-Marie y Arnaud Larrieu son cineastas con un gusto especial por lo ecléctico. En ‘Pintar o hacer el amor’, plantearon si las relaciones sentimentales casan correctamente con el concepto de fidelidad o si éste ha quedado obsoleto; en ‘El viaje a los Pirineos’, hablaron del mismo tema, sólo que en clave cómica; con su posterior ‘Los últimos días en el mundo’, tocaron la ciencia ficción con una visión irónica y una trama sobre el fin del mundo y cómo su protagonista, pese a la inminente destrucción, decide recorrerse las carreteras de Francia y España.
Ahora llega ‘El amor es un crimen perfecto’, con el cual los hermanos Larrieu se alejan de sus anteriores propuestas al experimentar con el thriller. Basada en el best-seller de Philippe Djian, ‘Incendences’, narra la vida de Marc, profesor de literatura de la Universidad de Lausana. Un hombre de mediana edad, soltero, seductor, que vive con su hermana y que tiene idilios con estudiantes de su asignatura. Uno de esos escarceos, Barbara, desaparece. Se trata de su alumna más brillante. Al poco conoce a Anna, la madrastra de la chica, que le pide ayuda para conocer el paradero de la joven.
Con una trama inquietante, los directores empiezan la obra con un clímax opresivo, claustrofóbico, apenas se presentan a los personajes. La intriga va en aumento, la película promete. El escenario, la ciudad de Lausana y los Alpes suizos, ayudan a darle el toque frío, austero, elegante y propio del género del suspense del cine sueco con toques del de Hitchcock. Los realizadores aciertan en elegir a esta ciudad suiza, que tiene encanto y que el cine no ha sabido aprovechar. Las actuaciones son magníficas: Mathieu Amalric, que ya colaboró con los Larrieu en su anterior film, derrocha calidad interpretativa, no se sabe a qué juega, no expone sus cartas hasta el final de la partida. Domina a la cámara, se somete a sus compañeras de reparto, se ve a un actor apasionado, enredado por lazos fatales femeninos. Las actrices que acompañan a Amalric están a su altura, la experta Karin Viard, que también trabajó en el anterior largometraje de los Larrieu, interpreta a la hermana de Marc. La actriz mantiene en vilo al público, no sé sabe qué tipo de relación tiene con su hermano. Maïwenn es la madrastra de la desaparecida, una actriz que desprende belleza en todos sus poros y que también guarda un secreto.
Con todos estos buenos ingredientes, la película a mitad de metraje, en deseo de mantener el nivel de complejidad, se pierde en tramas secundarias, algunos secretos son revelados antes de tiempo, el clímax de intriga se pierde. Una de las virtudes de un buen thriller es mantener expectante al público, que sus pesquisas yerren, conseguir un final lleno de efecto y nada predecible. Sin embargo, eso en este filme no se consigue. Los Larrieu, que también firman el guion, realizan una estupenda primera parte pero fallan en la segunda volviéndose un suspense a medias tintas. Ni siquiera Amalric consigue levantar un thriller que, en sus últimos actos, se torna comedia sin proponérselo.
‘El amor es un crimen perfecto’ es el primer intento de los hermanos Larrieu en el género de la intriga. Una propuesta que promete ofrecer una buena dosis de suspense y que acaba siendo un suspenso. Al final, no se sabe qué se quiere transmitir, ¿el profesor esconde una personalidad esquizoide?, ¿las mujeres enloquecen a los hombres hasta tal punto de meterlos en un espiral de destrucción? Unas preguntas que carecerán de respuesta en esta película.