‘Devi’, guerras que nunca acaban (Subina Shrestha, 2024) | GIFIC

Perdonar y olvidar. Qué fácil es pedir algo así a la población cuando solo se condenan los crímenes cometidos contra un sector de la población, pidiéndole al resto que siga con su vida como si no la hubiesen destrozado para siempre. La violación como arma de guerra, la brutalidad intrínseca en esa acción que busca acabar con la voluntad, felicidad y estabilidad emocional de las mujeres de toda una nación, encuentra en este documental un lugar en el que ser juzgado y criminalizado como debe, porque hay acciones que ni se perdonan u olvidan por mucho tiempo que pase.

Devi Khadka lidera una resistencia silenciosa. Mientras recorre Nepal, escuchando las historias de sobrevivientes de violaciones durante la guerra y creando una voz unificada en busca de justicia, sabe que está provocando un gran revuelo. Los líderes de Nepal quieren enterrar la vergonzosa verdad de las violaciones durante la guerra. Como la única figura pública que representa a las sobrevivientes, Devi ha decidido que ya no puede guardar silencio.

Filmada con un estilo inmersivo que nos introduce de lleno en su vida familiar mientras compartimos desayuno con sus hijos o momentos en silencio que gritan desesperadamente, acompañamos a Devi en su viaje interno, además de en su camino nacional, mientras reúne testimonios de mujeres que, como ella, guardan y sufren los horrores de la guerra sin nadie con quien compartir el dolor por miedo a ser juzgadas o dejadas a un lado por quienes más quieren al haber sido «mancilladas».

El documental se adentra en momentos profundamente íntimos y vulnerables. Muestra conversaciones privadas y públicas en las que se ve, una vez más que enseñamos a nuestros hijos e hijas a embotellarlo todo, a creer, una vez más, sin importar el lugar del mundo en el que estemos, que si una mujer llora, muestra debilidad. Devi lucha contra lo inherentemente aprendido desde pequeña y la sociedad que la rodea, intentando sacudir esas concepciones de si misma y su entorno mientras cría una adolescente que solo busca estar con su madre y pasar tiempo con ella.

Hay en las escenas familiares un dolor cristalizado en los silencios y las miradas entre madre e hija que proyectan el dolor de lo que no se ha podido contar en voz alta o no se ha comprendido. ¿Es posible que una adolescente entienda todo lo vivido por su madre? ¿Es posible que comprenda la importancia de su lucha? ¿Puede a su vez, esa madre, tener una vida familiar plena, darle a su hija todo lo que demanda emocionalmente de ella cuando aun no se ha sanado por completo?

A través de su diario, con el apoyo de archivos, Devi reconstruye la historia borrada, y lucha contra la cultura que protege a los violadores y criminaliza a la víctimas, exponiendo la intimidad de su vida familiar y demostrando, una vez más, la enorme resilencia que reside en mujeres que como ella, sigue día a día buscando crear una sociedad mejor para que el futuro de sus hijos no vea las atrocidades que ella si ha vivido.

Hay en este documental un cuidado y mimo notorios. Vemos imágenes de archivo que nos ponen los pelos de punta, introduciéndonos en el conflicto bélico mientras le ponemos cara a las mujeres que en él lucharon. Sigue el guion, viajando, junto a la protagonista e introduciéndose en reuniones y eventos privados, cuidando siempre la intimidad de las protagonistas, y muestra, a su vez, de forma contundente los rostros de los políticos que intentan barrer debajo de la alfombra su lucha y demandas. Consigue Subina Shrestha hacernos partícipes de la lucha con un montaje realista a la par que emotivo.

En 1997, Devi, de diecisiete años, fue arrestada, acusada de ser rebelde, torturada y violada bajo custodia. Acababa de comenzar una guerra civil. Los líderes rebeldes la presentaron como una «víctima» de violación. Marcada por este vergonzoso tabú, Devi luchó contra la depresión y el ostracismo social, se unió al frente rebelde y ascendió en la organización, llegando incluso a ser miembro del parlamento al finalizar la guerra. Esta es su historia, y la de demasiadas mujeres a lo largo de todo el globo. No dejes de escucharla, verla y apoyarla, aun queda mucho camino por recorrer. Hemos tenido la oportunidad de ver su estreno nacional en el GIFIC, cuando llegue a tu ciudad, no dudes en acercarte.

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4.2
  • Fotografía
  • Testimonios
  • Banda Sonora
  • Edición y montaje
  • Guion
  • Temática
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