‘Sicario’ (Denis Villeneuve, 2015)

Ya lo dijo el poeta latino Horacio: «Si el vaso no está limpio, lo que en él derrames se corromperá«. Presentada en Cannes, donde compitió en la Selección Oficial por la Palma de Oro, lo nuevo del canadiense Denis Villeneuve, ‘Sicario‘, es la confirmación del buen hacer la constancia del realizador nominado al Oscar por la magnífica ‘Incendies‘. Un thriller repleto de una escala de grises espeluznante.

Kate Macer es una joven e idealista agente del FBI especializada en secuestros que es asignada para liderar la fuerza de élite del gobierno estadounidense en su lucha contra el narcotráfico en la frontera entre Estados Unidos y México. Tras una operación que no ha salido del todo bien, a Kate y su compañero Reggie les asignan otro más, Matt, que también estará en la operación policial. El objetivo es encontrar a uno de los culpables de que la primera misión de Kate no haya funcionado, un jefe del cártel mexicano Manuel Díaz. A esta misión se unirá Alejandro Gillick, un misterioso asesor que esconde un turbio pasado. La operación seguirá un curso donde Kate verá que las cosas no son como pensaba que deberían ser.

Villeneuve vuelve a apostar por un género que sabe hacer, el thriller. Ya en ‘Prisioneros‘ criticó duramente la paranoia de los progenitores ante la indefensión de sus hijos. En esta ocasión, el realizador canadiense apuesta por una historia sobre la policía y la lucha contra el tráfico de drogas y la corrupción. No es tarea fácil, otros directores ya lo han sabido mostrar sabiamente como Steven Soderbergh con ‘Traffic‘ o Amat Escalante con ‘Heli‘, incluso Gerardo Naranjo con ‘Miss Bala‘. Entonces, qué queda por demostrar. Mucho aún, Villeneuve lo sabe y crea un relato sobre los buenos no son tan buenos como parecen y los malos saben sacarle partido a un círculo vicioso.

Y todo ello con Emily Blunt como principal valedora de los ideales que la cultura popular ha vendido estupendamente. Un personaje que, más allá de compartir semejanzas con la magistral Jessica Chastain en la excelente ‘La noche más oscura‘ tiene un cúmulo de dilemas que le llevan a cuestionar al propio sistema. ¿Hasta qué punto la forma de actuar del sistema es lícito? Y en caso haya que saltarse las reglas, ¿no se fomenta de esa manera el abuso de poder? El realizador canadiense sabe mostrar las diferentes caras del narcotráfico, de la lucha policial, de los supuestos asesores judiciales. Y aquí está Benicio del Toro, un hombre al que no le importa encasillarse en su imagen de tipo duro relacionado con el narcotráfico. Curiosamente su Oscar por ‘Traffic’, la sombra de Soderbergh es demasiado larga, ya avalaba su buen hacer para poder darle no sólo humanidad y carisma a estos personajes, sino de dotarles de una profundidad humana que, en esta caso, asusta.

‘Sicario’ es una de las propuestas más curiosas del año. Su envoltorio sabe venderse, es un relato sucio de acción, una guerra traicionera en la que la justicia sólo sirve de excusa. Sí, los malos son malos, eso se sabe, pero ¿hasta qué punto el fin justicia los medios? Dilemas morales en los que Villeneuve no se entra pero que deja caer cual bola de nieva frente al espectador. No es fácil de digerir. Por ello, equilibra acertadamente las dudas existenciales con duras y sucias escenas de acción que provocan que este intenso relato de dos horas se convierta en un tour de force de tiros, luchas de poder y corrupción que hipnotizará al público de tal modo que sea imposible retirar la mirada de la pantalla, aunque lo que se vea sea incómodo.

En la misma línea que ‘Prisioneros’, la experiencia estadounidense del canadiense Villeneuve le está viniendo de maravilla ya que ‘Sicario’ es un relato que va más allá de banales maniqueísmos para mostrar ese lado que incomoda sobre ese gran problema que es la mafia y el narcotráfico en México. Quizás falte algo más de su personalidad de director que dejó en su ‘Incendies’, pero, incluso así, esta película resulta una de las experiencias más intensas del año. Un golpe deliciosamente duro.