Título original: Remember
Año: 2015 (Canadá)
Duración: 95 min.
Director: Atom Egoyan
Reparto: Christopher Plummer, Dean Norris, Martin Landau, Henry Czerny, Jürgen Prochnow, Bruno Ganz, Peter DaCunha, James Cade, T.J. McGibbon, Kim Roberts
Guión: Benjamin August
Fotografía: Paul Sarossy
Música: Mychael Danna
Género: Drama.
Sinopsis: Zev es un judío superviviente del Holocausto ya de 90 años y con alzheimer que busca a Rudy, un criminal de guerra nazi que fue responsable de la muerte de su familia, con el objetivo de asesinarlo.
Crítica de ‘Remember’
por Lourdes Lulú Lou
«Lee la carta pero, no recuerdes»
‘La venganza de Monte Cristo’, exquisita y merecida, que con el tiempo cogió fuerza, valentía y nunca logró la calma de apaciguarse; mantenerla constante, viva y ardiente ¿es fácil?, obviar la posible absolución o desdén de importancia por los años transcurridos y la nueva situación en que uno se halla ¿es deseable? o ¿hay que estar al pie del cañón del odio, no importa qué y cumplir la promesa en su día concedida?
Es claro el desprecio hacia los hechos, nadie pide perdón hacia la persona, por supuesto no hay olvido de lo sucedido pero, el alma se ha asentado, el corazón tranquilizado y la mente progresado y, retornar a aquellos duros, horribles y dolorosos sentimientos es una pesada losa complicada de asumir, más costosa de llevar a cabo.
Pero, a veces la casualidad abre caminos y muestra opciones, nunca pensadas, al abasto de esa torpe e inútil mano que se hace eco de una bendición de demencia, que ahuyenta quién eres, para ser dirigido por aquellos que conservan la mente intacta, con todo su sufrimiento acumulado y en reserva durante años.
Un verdadero y sangriento lobo, de manos temblorosas y andar patético, cuerpo ejecutor de un oculto cerebro, pieza clave de todo el enigmático entramado pues, como la ya mítica frase “en ocasiones veo muertos”, aquí la diana reveladora, que asombra y deja perplejos, es una última escena de nombre correcto que remata ese recorrido dramático, sombrío y preocupante que te tiene absorbido por su impericia de planificación, sus reveses de ejecución, su destartalado maniobrar y su descontrol de mando, más una sencillez pasmosa para superar baches y llegar a punto señalado, siendo un manejado instrumento que no sabe muy bien qué hace.
Penetrante la interpretación de Christopher Plummer, tan tierna, desconcertante y sobrecogedora como agresiva, firme y sugestiva gracias a ese frágil personaje, siempre a punto de caer, tropezar o perderse, querido abuelo de todos a quien todos no dudarían en ayudar y abrazar, que acapara tu atención y hechiza tus sensaciones.
La conducción de Atom Egoyan, en esta producción canadiense, es serena, cautivadora y absorbente, esa chocante doble impresión que aviva emociones de consideración, inquietud y pesadumbre en un manuscrito que se desplaza con nerviosismo, desvelo e imprecisión hacia ese pasmoso duelo terminal, donde todo se resuelva a disparo de un único tiro juzgador, como excelente y concluyente cierre de travesía.
Como las buenas aventuras, ésta se planea meticulosamente, siendo sus imprevistos y roces lo mejor de esa caída de fichas que, una a una, desvela su lugar en el juego; cuatro direcciones, de nombre compartido, para averiguar quién es quién y seguir las pistas, los tramos y sus peajes con conmoción, perplejidad e interrogante; un misterio que esconde más secretos de los pensados, ofrecidos con ese cuidado, estima y precaución de ir con lentitud, pero sin vacilación, en toda su locura de viaje.
La cabeza y su infringida medicina para aliviar delitos y creer sus mentiras, verdades estupefactas de amables gestos y candidez en la mirada, el amor no entiende de maldades y el mal sabe como disfrazarse de sentido amor, supervivencia de dos antagónicos unidos en sus extremos; interesa, seduce, enraíza y no te suelta en su triste y emotivo planteamiento de dócil títere, en posesión de una calculada razón, que todo lo registra para poder, por fin, descansar y llorar como es debido.
Remember, recordar…, sirve para no repetir el pasado o, para permanecer en un rencor y desprecio que aniquilan por dentro; no es cómoda ni evidente su separación, rememorar implica revivir el pasado y que fluyan las emociones de antaño, difícil lograr paz cuando las cuentas están pendientes y el cobrador dispuesto; un exterior más limpio y plácido supone purificar ese espíritu dañino, superar la pena, aceptar un relajado olvido; al menos eso dice la teoría, la práctica se presenta, como siempre, más inestable y complicada.
En esta ocasión, se rompen esquemas y la venganza sienta como regalo extraordinario, recibido tarde pero a tiempo de ser disfrutado; si yo no puedo olvidar y lo recuerdo todo, ¡que también lo hagan los demás!, ¡que lo sepa el mundo entero!
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6.5/10
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6.3/10
Resumen
Lo mejor: ese magistral anciano de un guión estable, sosegado pero contundente.
Lo peor: que sin verla te la cuenten.