Cuando en 1969 los autores Hiroshi Fujimoto y Motoo Abiko, bajo el pseudónimo de Fujiko Fujio crearon un manga sobre un gato cósmico venido del siglo XXII para ayudar a un chico algo atolondrado y holgazán con problemas en los estudios; nunca imaginaron que ‘Doraemon’ se convirtiera en todo un icono de la cultura popular japonesa, reconocible en gran parte del mundo. ¿Quién no ha crecido viendo algún capítulo de la serie de animación? Con tres series de televisión, la última continúa emitiéndose y contiene más de 600 episodios; 35 películas estrenadas en cines japoneses, 7 en salas españolas; 45 volúmenes del manga, más 5 especiales; y ser mascota de los próximos Juegos Olímpicos de Tokio para el 2020; Doraemon, el gato cósmico es toda una leyenda.
Para celebrar el 80 aniversario del nacimiento de su autor principal; Hiroshi Fujimoto, fallecido en 1996; se ha creado la primera incursión del inmortal personaje en una película hecha en CGI 3D. Porque ‘Stand by Me Doraemon’ es completamente diferente al resto de largometrajes hechas hasta el momento.
Nobita Nobi es un niño muy patoso al que todo le sale mal. Un día recibe la visita de Sewashi, un misterioso niño que afirma ser su tatara-tataranieto del siglo XXII y le anuncia que su futuro será un desastre que arruinará a toda la familia durante generaciones. Sewashi le presta a Doraemon, el gato cósmico, para que le ayude a encontrar una solución. Poco después, Doraemon cree haber encontrado la clave: El amor.
A diferencia de las últimas películas realizadas: ‘Doraemon y Nobita Holmes en el misterio Museo del Futuro’ (estrenada con éxito en España) y ‘Doraemon y el nuevo mundo perdido’ (estrenada este mismo año en Japón); esta última propuesta en 3D no lleva a los protagonistas a exóticos mundos, ni viajar en el tiempo para visitar lugares del pasado, el futuro o el espacio. Los productores han decidido crear un episodio excepcional conformado en una película. Ya que ‘Stand by Me Doraemon’ es un gran homenaje a los acontecimientos más importantes de la serie de televisión, reconocible para aquél que sea seguidor del gato cósmico.
Y es que esta joya de la animación es un punto de encuentro entre el público más joven, que lo conoce gracias a la nueva serie y el gran merchandising que ahora tiene; y el público algo más adulto, el que se crió con el Doraemon de toda la vida, el que se emitía en los canales autonómicos. Takashi Yamazaki y Ryûichi Yagi, los directores, han sabido seleccionar los elementos, personajes y situaciones más simbólicas de la serie en un correcto guion hecho por Yamazaki.
Porque, pese a la innovación tecnológica, este filme es un canto a los recuerdos de la infancia, a esos amigos del pasado. A saber madurar y cerrar ciclos para continuar caminando en la complicada línea de la vida. En esas pautas recuerda a obras maestras de la animación como ‘Kerity, la casa de los cuentos’, ‘Toy Story 3’ o las recientes ‘Song of the Sea’ o ‘Big Hero 6’. En sus últimos actos, ‘Stand by Me Doraemon’ muestra su verdadero mensaje: la ayuda externa está bien en dosis adecuadas, hay que saber ser autosuficiente para poder seguir hacia delante. El esfuerzo, la dedicación y el altruismo traen buenos frutos. Una metáfora ideal para ese espectador niño, también para ese adulto que se reencuentra con su infancia, que ve que la esencia del personaje está intacta.
Su reconversión en animación 3D no debe preocupar, se ha anunciado ya fecha de estreno para su siguiente película y será hecha con animación tradicional. Pese a que no ha habido intentos satisfactorios en producciones de animación japoneses, ‘Stand by Me Doraemon’ ha tenido un resultado correcto, su animación mantiene el espíritu de la serie de televisión. El 3D es simple en la máxima virtud de la palabra. De hecho, permite predecir cómo serán futuras producciones cinematográficas de inmortales animaciones como ‘Peanuts’, ‘Los Picapiedra’ o ‘Calimero’.
‘Stand by Me Doraemon’ supone el gran evento de este mítico personaje. Una película imprescindible tanto para seguidores jóvenes, adultos y aquél que creció con este gato cósmico. Una bella fábula que, como fueron ‘Winnie the Pooh’ o ‘Ernest y Célestine’, demuestran que el cine para los más pequeños puede ser de excelente calidad.