No es raro que Seth Rogen sea considerado como uno de los mejores cómicos que tiene Estados Unidos. A sus espaldas hay éxitos como ‘Lío embarazoso’ y, sobre todo, ‘Juerga hasta el fin’; Rogen pertenece a esa nueva tanda de actores cómicos que ha marcado un cambio generacional (a la par que Jonah Hill o Jason Segel).
Si con su debut como director, ‘Juerga hasta el fin’, evidencia una inmadurez treintañera con ‘Malditos vecinos’ parece ser que ha madurado; al menos a su manera. La cinta parece una contestación a la ópera prima de Rogen.
En ‘Malditos vecinos’ están Mac y Kelly, una matrimonio joven que se acaba de mudar a un barrio residencial ya que acaban de ser padres. En un primer momento, el barrio resulta es familiar y acogedor. Sin embargo, esa sensación durará poco al mudarse una fraternidad universitaria justo a la vivienda de al lado. Mac y Kelly deberán lidiar, sobre todo, con Teddy; el líder de la fraternidad que no se lo va a poner nada fácil a la pareja.
Lo primero que se ve la experiencia del realizador en dirigir comedias, no es de extrañar que Nicholas Stoller sea el que dirige esta cinta. Stoller firma su mejor largometraje después de ‘Todo sobre mi desmadre’ o ‘Eternamente comprometidos’, película con éxito en taquilla pero poco valoradas entre la crítica especializada. Con ‘Malditos vecinos’, Stoller se quita esa espina y consigue que su comedia aúne a público y expertos. Y no es de extrañar, el director consigue darle un golpe de efecto a la cinta debido a que toca varios palos. En la cinta se observa una generación que desea madurar pero que a la vez se resiste a hacerlo. Un matrimonio joven que justo tienen al lado a una fraternidad universitaria; unos inmaduros que desean madurar al lado de unos inmaduros que sólo desean pasárselo bien, como si la tentación estuviera enfrente. No sólo es la pareja de Mac y Kelly la que se plantea estos problemas; el personaje de Teddy, líder de los universitarios, ve a ese matrimonio como una amenaza, como un espejo de cara al futuro y eso le aterroriza.
Los gags son los que se esperan de una película de este estilo: Gamberros y muy vulgares. Quizás el espectador menos familiarizado con la comedia típica estadounidense le cause cierto espanto. Al igual que ‘Ted’ o ‘La boda de mi mejor amiga’; ‘Malditos vecinos’ es un ejemplo de evolución dentro de este género que, aunque no quiera aparentarlo, desea ser tomado más en serio.
Lo que refuerza a ‘Malditos vecinos’ para ser algo más que una simple comedia descabellada americana son las actuaciones de sus tres protagonistas. Seth Rogen está en su salsa, derrocha carisma y buen rollo, consigue mostrar la disyuntiva de cómo enfocar su vida. Rose Byrne vuelve a demostrar sus dotes para la comedia tras ‘La boda de mi mejor amiga’, evoluciona en su personaje de esposa de Mac, no es el mero florero que obliga a madurar al marido y también duda en cómo enfocar su vida ahora que es madre. Zac Efron consigue por fin que la crítica le reconozca su labor. Efron se ríe de sí mismo en esta comedia haciendo de musculitos, maquiavélico, manipulador y juerguista empedernido. El joven actor intenta escapar de la fama que la factoría Disney le dio.
Con un trío de actores que más que cumple, unas dosis de gags excesivos pero acertados y homenajes al cine (la fiesta temática de Robert De Niro, una de las mejores secuencias). ‘Malditos vecinos’ vuelve a demostrar que las comedias desvergonzadas, absurdas y palomiteras hollywoodienses pueden aportar más que chorradas pero sin perder su esencia. No es la gran comedia del siglo pero dentro su género es un paso más.