Después de haber analizado dos de las fuertes candidatas al Oscar a Mejor Película de Animación de la 86ª edición de los Premios Oscar, ‘Ernest y Célestine’ y ‘El viento se levanta’, no se podía obviar a la flamante y justa ganadora de la pasada edición. Se trata de ‘Frozen: El reino del hielo’, el primer clásico Disney en alzarse con la estatuilla.
Cuando, sin querer, una horrible maldición condena a un reino a vivir un invierno eterno, la joven princesa Anna, el solitario montañero Kristoff y su simpático reno Sven emprenden un viaje en busca de Elsa, hermana de Anna, legítima heredera del reino y, sobre todo, la Reina de las Nieves, ya que ha sido ella la que ha desatado el fatal hechizo.
Las múltiples virtudes del filme empiezan partiendo de la atrevida innovación de traer el cuento clásico de ‘La reina de las nieves’ de Hans Christian Andersen, y prácticamente triturar todo su contenido para convertirlo en un relato completamente diferente al propuesto originalmente. No es la primera vez que pasa esto con un cuento tradicional; ya ‘Enredados’ revolucionó el significado original del cuento ‘Rapunzel’ de los Hermanos Grimm. Con ‘Frozen: El reino del hielo’, se da una vuelta de tuerca más.
Sin embargo, la cinta consigue mantener su esencia original para traer una película de animación llena de matices en sus personajes. Sorprende ver un clásico Disney sin buenos y malos claros pero que mantenga la magia de los grandes clásicos de la primera época dorada (‘Blancanieves y los siete enanitos’, ‘Bambi’) y la innovación creativa del último renacimiento (‘El rey león’, ‘La bella y la bestia’). Su imagen animada es vanguardista y aprovecha estupendamente el CGI, al que lo convierte en arte.
Da mucho gusto ver tantos matices desde el inicio del filme. Pese a ser Anna el personaje principal, es su hermana la reina Elsa la que enriquece enormemente la cinta. La princesa Anna inicialmente es la típica princesa de cuentos pero su carácter evoluciona. Sin embargo, aquí hay un personaje con claroscuros, un personaje con poder pero que dicho poder debe mantenerse en secreto, es Elsa. La Reina de las Nieves de Disney es uno de los más completos del canon de clásicos. Equilibrio entre bondad y maldad. En las miradas más conservadoras se verá un tipo de anti-heroína. Sus secundarios son una delicia: Un montañero con problemas relacionales ya que sólo tiene a un reno como amigo, un príncipe frustrado por no gobernar, unos intrigantes deseosos de causar el caos y, sobre todo, el pequeño muñeco de nieve Olaf; no había secundario más entrañable desde Mushu en la excelente ‘Mulan’.
Se agradece la labor de la dirección de Chris Buck y Jennifer Lee. Mientras que Buck, codirector del ‘Tarzán’ de Disney, se encarga de darle grandiosidad al filme; Lee, guionista de ‘¡Rompe, Ralph!’, hace de su debut como directora, una entrada por la puerta grande. Jennifer Lee se convierte en la primera directora mujer en firmar un clásico Disney y lo hace dando una reivindicación feminista en forma de clásico; no cae en un discurso panfletario. Lee también firma un guion equilibrado, con un mensaje contundente y una complejidad que servirá de referente en producciones posteriores.
Con una música y canciones inolvidables (ese ‘Suéltalo’ ya forma parte de las canciones grabadas en la memoria colectiva), un guion sólido, unos personajes completos y unos gráficos CGI que superan con creces lo visto en filmes anteriores. ‘Frozen: El reino del hielo’ es una propuesta que gustara a todo aquel amante de la animación, un verdadero espectáculo de Broadway, un clásico contemporáneo del que se es gratamente testigo.