Se ha hecho algo de rogar el último éxito de taquilla en Francia. Más de 12 millones de espectadores lo corroboran sólo en el país galo. ‘Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?’ se convierte en la primera de las cinco películas de Philippe de Chauveron que se distribuye en España. Este fenómeno de audiencias, lleva casi 4 millones espectadores en Alemania y el 25% de la población suiza ya la ha visto, llega a la cartelera española con ganas de repetir el éxito de otras producciones como ‘Intocable’, ‘Bienvenidos al norte’ o ‘Guillaume y los chicos, ¡a la mesa!’.
Claude y Marie Verneuil, un matrimonio católico y algo conservador, tienen cuatro hijas, a las que han tratado de inculcar sus valores y principios. Sin embargo, las chicas sólo les han dado disgustos: la mayor se casó con un árabe; la segunda, con un judío, y la tercera, con un chino. El matrimonio deposita todas sus esperanzas en la hija menor, esperando que, al menos ella, se case por la iglesia. Y, al final, esos deseos se harán realidad…sólo que no como ellos imaginaban.
El éxito del cine francés es algo que anhela el cine español. Hay que observar que sus éxitos más arrolladores siempre corresponden a la comedia o el cine feel-good. En este caso, De Chauveron juega con los prejuicios de una sociedad francesa que puede alardear de ser el país con mayor número de matrimonios mixtos. Y es que cuando se ve ‘Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?’ hay que saber que no se está ante una película que de carácter social que luche contra el racismo o de un film de propaganda del Frente Nacional de Le Pen. No, este largometraje es una mirada amable aunque con ciertos tintes ácidos.
Una vez se es consciente de este punto, se puede apreciar un film cuya importancia va in crescendo. Porque ‘Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?’ empieza de forma banal, con una presentación ligera. Y es que ese comienzo esencial para ponerse una situación relajada; y es que el mensaje duro e incorrecto se va conformando según van pasando los actos. La sociedad no es que sea racista o xenófoba pero, es verdad, que en el fondo de cada individuo hay prejuicios que causan rechazo. Sólo el hecho de aceptarlos y confrontarlos hace que se puedan derribar. Ese es el punto de mensaje esencial que emana el guion de De Chauveron y Guy Laurent. El duro equilibrio entre momentos ciertamente incómodos, la cena en que conocen al último yerno es uno de ellos, los gags de humor negro (nunca mejor dicho) y los momentos más ligeros de comedia de situación están bien estructurados gracias al savoir-faire del cine comercial francés, ese que es elegante pero macabramente divertido, el que araña pero no hace daño.
Y todo ello gracias a que esta comedia viene apadrinada por dos de los mejores actores de comedia del país galo: Christian Clavier y Chantal Lauby. El veterano actor se convierte en una versión actual, católica y gaullista del Victor Pivert de ‘Las locas aventuras de Rabbi Jacob’, de Gérard Oury, y que también retrató Louis de Funès. La reconocida actriz representa a esa parte más políticamente correcta de la sociedad, lo hace de forma irónicamente neurótica y llena de gracia. Y es que estos dos pesos fuertes deslumbran a un reparto bastante tópico y algo insulso. Gracias a Clavier y Lauby esta propuesta es algo que la típica comedia francesa, claro opuesto a la reciente ‘French Women’.
No llega al punto de ‘El nombre’, ‘Los nombres del amor’ o ‘Potiche: Mujeres al poder’ pero ‘Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?’ es una propuesta ideal para saber disfrutar de un momento de desconexión con una comedia de calidad, elegante e inteligente.