Crítica de ‘Con la magia en los zapatos’
(Thomas McCarthy, 2014)

Título original: The Cobbler

Año: 2014 (Estados Unidos)

Duración: 99 min.

Director: Thomas McCarthy

Guión: Thomas McCarthy, Paul Sado

Fotografía: Mott Hupfel

Música: John Debney

Género: Comedia. Fantástico

Sinopsis: Cuenta la historia de un zapatero que tiene la peculiar habilidad de asumir la vida de sus clientes a través de los zapatos que repara.

Crítica de ‘Con la magia en los zapatos’

por Jaime Garzía

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«Muchos zapatos y poca magia»

Resulta complicado ver a Adam Sandler en una película que nos parezca buena si quiera antes de empezar a verla. Las conjeturas, resultados anteriores y los prejuicios nos sitúan ante un pensamiento en el cual nuestra cabeza no se encamina hacia otra cosa que «Es de Adam Sandler, es para pasar el rato». Algo parecido sucede con esta película, ‘Con la magia en los zapatos’, que nos sumerge en una vorágine de momentos estúpidos e insignificantes para el devenir de una trama centrada en los escasos instantes bien situados para la lucidez de un Adam Sandler que, si bien está más que correcto, no llega al poder interpretativo que le podemos recordar en otras películas -En serio, las hay…‘Pixels’, ’50 primeras citas’, ‘Hazme Reír’…-.

La película se pierde en eso, y en la sobreexplotación de la magia y la aparición de secundarios que no tienen un por qué. Tan solo en leves instantes parecer seguir una concordancia narrativa que nos coloque en un punto reconocible, pero se perderá ante la presencia de personaje que desearas que no hubiese existido. Thomas McCarthy sigue buscando al Thomas McCarthy de ‘The Visitor’, puesto que no aparece en una cinta donde la mejor nota se les puede dar a dos veteranos que están curtidos sobre grandes batallas, como son Steve Buscemi y Dustin Hoffman. Secundarios casi primarios que aparecen por leves instantes, pero que hacen pensar en que el casting de la película fue meritorio por alguna ínfima razón. Sea como fuere, la cinta no aprueba, aunque si que deja leves resquicios de conseguir por sus propios medios una visualización por nuestra parte, aunque para ello sepamos que vamos a ver algo para pasar el rato, que contendrá muchas dosis de zapatos, y muchas más de una magia que aburriría a un niño de cinco años.

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