Pocas veces se ha podido ver cómo es el mundo de los gitanos en la actualidad. No tanto de una forma documental, los reportajes periodísticos ya han hecho su trabajo. El cine español sí ha mostrado múltiples veces esta realidad, en la mayor parte de las ocasiones de forma marginal. Sin embargo, el cine de otras partes de Europa también ha mostrado esta realidad pero que, desafortunadamente, poco se ha podido ver en salas españolas. Ahora llega ‘Clan salvaje’ del francés Jean-Charles Hue, que viene a cubrir ese hueco.
Jason pertenece a una comunidad de yeniches, un tipo de etnia gitana, que vive a las afueras de París. Su familia pertenece a la Iglesia Evangélica y él está a punto de bautizarse y convertirse en miembro activo de la congregación. Sin embargo, antes del esperado día, sale de la cárcel Fred, el hermano mayor de Jason, después de estar durante 15 años preso. Sin embargo, Fred no está por la labor de redimirse y en la víspera del bautizo decide ir con sus hermanos y un amigo en busca de cobre. Sin embargo, el plan no sale como se espera y la noche se convertirá en una frenética carrera.
No es la primera vez que Hue relata la vida de los yeniches, ya lo hizo en primera película de ficción, ‘Le BM du seigneur’, en la que también colaboraba con la familia Dorkel. Sin embargo, en esta ocasión el relato deja de lado lo fantástico para centrarse una visión pseudo-documental sobre la vida semisalvaje y apartada de los yeniches. Su título tanto en español como en francés es toda una invitación a atestiguar este tipo de vida. ‘Clan salvaje’ hace referencia a ‘Grupo salvaje’ y con él invoca al cine de Sam Peckinpah, donde la violencia y el lirismo se funde con un excitante conjunto; mientras que su título en francés, ‘Manges tes morts’ (“Cómete a tus muertos”, traducido) es una expresión que se utiliza como calificativo despectivo entre comunidades de diferentes etnias gitanas.
Su inicio abre la puerta a ambos significados. Dos jóvenes Dorkel en moto, a punto de ir a cazar a un conejo. Un inicio intrigante y que prepara al espectador para lo que vendrá en sus últimos actos. El realizador se encarga de darle ese toque a filme documental que le da todavía más realidad a la situación, además de contar con actores que se representan a sí mismos como si fuera una forma alternativa. Esto recuerda a la estupenda ‘Mil noches, una boda’ aunque, a diferencia de este filme, ‘Clan salvaje’ va por caminos menos desgarradores, al menos en sus inicios.
Porque lo excitante y temeroso del filme se encuentra en esa noche precedente al bautizo. A lo que Jason experimentará en sólo unas horas. Hue muestra un estilo de vida que se debate entre redimirse o seguir en un círculo vicioso. La frenética madrugada de crimen, robos y asaltos se contrapone con momentos de juicios de valor entre yaniches como momentos iniciáticos. Jason es una especie de aprendiz que no sabe si seguir el camino malogrado de su hermano mayor o, por el contrario, someterse al sosegado “estilo cristiano yaniche”. Una metáfora semejante a aquél que se va de juerga nocturna pero que se le escapa de las manos la fiesta, pero de forma habitual.
De ejecución vibrante, rozando los momentos cámara en mano y varios enfoques contrapicados, ‘Clan salvaje’ es un correcto ejercicio de demostración de una vida aparte de la sociedad, aquella que se rechaza y abraza al mismo tiempo. Una atrayente jornada en la vida de Jason y sus hermanos cuyas sensaciones están más cercas de ese cine quinqui patrio que del cinéma vérité de los Hermanos Dardenne. Un notable relato.