Hace poco fue el Día de San Valentín y las casualidades de la vida hicieron que dos películas completamente opuestas y producidas en años diferentes, de hecho hay tres en dicha diferencia, coincidan en su fecha de estreno, que era la víspera del día de los enamorados. Por un lado la megataquillera ‘Cincuenta sombras de Grey’, por el otro, ‘Brasserie Romantic’, un filme belga estrenado en su país de origen en 2012 y que ha llegado recién a salas españolas.
El día de San Valentín, la tensión es palpable en Brasserie Romantic, el restaurante de Pascaline y Angelo. Mientras la noche de Paul y Roos va cuesta abajo, Walter está tratando de ligar con Sylvia. Y justo cuando la noche está en pleno apogeo, llega Frank, el antiguo amante de Pascaline.
Es curioso cómo un día tan marcadamente para el juego de la comedia romántica haya podido evolucionar en diferentes aspectos. En el caso de ‘Brasserie Romantic’, su director, Joël Vanhoebrouck, decide apostar por una ambientación teatral que le ayuda a la película con un toque artificial para, justamente, empatizar mejor con las emociones de los actores que con la situación en sí. Vanhoebrouck tiene una extensa carrera como director de series de televisión y aprovecha tal experiencia para utilizar escasos escenarios, el salón de un restaurante y la cocina principalmente, para enfrentar a varias parejas en una ambientación tan propicia a la pasión que provoca una situación anticlimática donde la ironía y el drama son los mayores protagonistas. Cierto que hay ciertos clichés en algunas situaciones pero son pequeñas pinceladas de una obra que desprende cierta mirada mezquina en las relaciones de pareja pero también es una mirada elegante y con humor.
El belga Joël Vanhoebrouck tiene el buen gusto de esquivar casi todos los tópicos. Para empezar, renuncia a la recreación de la belleza del lugar, un lujoso bistro, o del arte culinario, que sólo lo utiliza como fondo de escenario. Lo suyo es ahondar en el corazón de sus personajes, con Sara de Roo como excelente anfitriona de la sala. Ella es Pascaline, el alma de la película, que cuando le presenta un antiguo amor del pasado provoca en su personaje una combinación de ansiedad, entereza e intensa vulnerabilidad que consigue llevar a filme a un nivel más de lo que se espera. Notable alto para Koen De Bouw, a quien se le vio recientemente en salas españolas con ‘El veredicto’, que saca los demonios de Pascaline, ejerce de correcto partenaire para enfrentar a la protagonista contra sí misma.
Vanhoebrouck ha sabido captar la esencia de las comedias de situación italianas, dotar a la cinta con la elegancia del cine francés y añadir tramas de enredo. De hecho, ‘Brasserie Romantic’ puede recordar a otras propuestas como ‘La delicadeza’, ‘Bon appétit’ o ‘Los nombres del amor’ donde los clichés son utilizados sabiamente para ir hacia otro rumbo y darle mayor personalidad a la película. Curioso viniendo justo de la Bélgica de habla flamenca, tan alejada de los cánones del cine francófono.
‘Brasserie Romantic’ es la invitación a un menú degustación donde el paladar se deleitará con sabores salados como entrantes, seguidos de un plato principal con pizcas de picante que le darán un toque singular que ayudará a poder disfrutar del gusto de lo ácido y amargo como complemento al plato principal. Quizás el postre no endulce lo suficiente para el amante de las convencionales historias románticas pero sí sabe mostrar un largometraje diferente con el que se sale satisfecho. Una delicatessen francesa a la belga bien condimentada.