‘Policía en Israel’ (Nadav Lapid, 2011)

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Es curioso como las fechas de estrenos pueden hacer coincidir películas que, pese a estar separadas en sus estrenos originales, hacen que se pueda hacer una comparación un tanto desafortunada porque realmente no están relacionadas y, bien por temática o bien por tramas, hacen que compitan cuando realmente una precede a otra.

Es el caso de ‘Policía en Israel’ que llega con cuatro años de retraso a salas españolas, ópera prima del israelí Nadav Lapid y ganadora del Premio Especial del Jurado en el Festival de Cine de Locarno de 2011. El cine del país hebreo, gracias en gran parte a las coproducciones con Europa, cada vez empieza a ser más incómodo con su propio país, haciendo un notable ejercicio de autocrítica. Hace un mes llegaba ‘Mis hijos’ de Eran Riklis como un alegato a favor de la conciliación entre judíos y árabes, de forma pacífica y humana. Ahora llega Lapid para mostrar las partes oscuras del bando judío.

Yaron es un policía que pertenece a un grupo de élite de la unidad antiterrorista israelí. Los miembros de esta unidad son el arma con la que el Estado apunta a sus enemigos. Le encanta su trabajo. También está emocionado porque su mujer va a dar a luz; puede ser padre en cualquier momento. Pero un encuentro con un grupo violento y radical le hará ver la otra guerra que se libra en Israel, la de la lucha de clases y la desigualdad social.

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Podría considerarse que existen dos filmes en uno, el primero sería la visión de Yaron, el del policía y su grupo; y el otro sería el enfoque de la banda terrorista. En ambos sentidos, lo que pretende el realizador es mostrar la mayor naturalidad posible, que la ansiedad, la angustia y la emoción fluyan. Con lo cual, cada escena que se ve es el día a día de los protagonistas. Cierto es que los momentos rutinarios de los policías no llaman mucho la atención en su inicio; es más, dan la peor cara de un Israel lleno de prejuicios, machista, excesivamente nacionalista y con una fría indiferencia a la muerte de árabes; sin embargo, le da mayor realismo al mensaje que desea transmitir Lapid y prepara al espectador inconscientemente para el último acto.

El segundo enfoque, el de la banda terrorista, desentraña las hipocresías de la sociedad judía en Israel. Muy inteligente es el director, como también guionista puesto que firma el libreto, al no retratar directamente el conflicto árabe-israelí. Aquí los supuestos sanguinarios no son árabes palestinos sedientos de venganza, no; sino hijos de burgueses, de antiguos rebeldes de izquierda, jóvenes tan judíos como los policías, que más que asesinar fríamente desean hacer ruido para que el resto de la sociedad se manifieste cual David contra Goliat.

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Lapid no pretende hacer apología al terrorismo ni a tomarse la justicia por su mano, sólo deja caer en su fábula que dentro de la sociedad israelí hay fuertes tensiones y grandes contradicciones. En su último acto se muestran las escenas más impactantes y las que hacen de esta producción una acertada recomendación. ¿Realmente la policía defiende al ciudadano o más bien a las grandes élites? ¿Cómo puede ser la sociedad israelí tan evolucionada socialmente pero a la vez tan retrógrada?

‘Policía en Israel’ enseña a un país que pretende aparentar una unión que realmente no existe y que el conflicto, el no dialogar, no sólo en la frontera con Palestina, y que la complejidad de los problemas que le asolan es de tal magnitud como en la simplicidad de sus orígenes más básicos. Lapid deleita al público con una obra crítica y bien realizada. En breves llegará a territorio español su siguiente largometraje, ‘La profesora de parvulario’. Como se decía al inicio, las accidentales coincidencias de los estrenos producen curiosas paradojas.

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