La comedia costumbrista es un género difícilmente vendible fuera de sus fronteras. Sin embargo, hay obras que consiguen traspasar ese bache y tener éxito. Más que por sus temáticas regionales o costumbristas, el cine de las ex repúblicas de Yugoslavia ha venido apadrinado, sobre todo en los 90, por el cineasta Emir Kusturica. Ácidas comedias como ‘Underground’ o ‘Gato negro, gato blanco’ mostraron una mirada crítica con la antigua Yugoslavia.
Desde Croacia llega la comedia ‘Los niños del cura’, quinto largometraje dirigido por Vinko Brešan, aunque es la segunda producción del cineasta que se distribuye en España. La película cuenta la historia de Fabián, un joven cura recién llegado a una pequeña isla de Croacia cerca del mar Adriático. Desolado por la baja tasa de natalidad y el alta tasa de mortandad, se alía con el quiosquero y el farmacéutico que administran los preservativos y otros métodos anticonceptivos a los ciudadanos del pueblo para cambiar esta situación. El plan en sencillo: Pinchar todos los preservativos antes de su venta y sustituir las píldoras anticonceptivas por vitaminas; así la natalidad se fomentará entre el pueblo. Gracias al “milagroso” crecimiento demográfico, parejas visitantes de varios países asisten al pueblo atraídos por esa alta tasa de fecundación con esperanzas de cambiar los problemas de fertilidad que tienen. Al cura Fabián esta situación se le escapará de las manos.
Desde el momento que la película empieza, con una alucinación onírica, se intuye que la película mantendrá un tono metafórico y humorístico. El director realiza una película como si de un gran flashback se tratase, con el protagonista narrando los sucesos a modo teatral sólo al comienzo e inicio, con algunos intervalos como narrador. Esto ayuda para ver la trama a modo de sátira, sin querer ser demasiado dramático con los temas que trata, especialmente con las últimas secuencias.
El filme mantiene una tónica constante, no se toma demasiado en serio y, gracias a escenas donde se muestran los pensamientos del protagonista, se da un respiro para poder seguir con ese ambiente cómico. La influencia del serbio Kusturica se ve en la fuerte crítica a la sociedad rural croata como a la excesiva intromisión de la Iglesia Católica en la vida de los feligreses.
La Iglesia Católica no sale bien parada a lo largo de todo el filme, mostrando una institución con doble cara, siendo el correveidile del pueblo y tomando decisiones que no le competen como la decisión de tener niños. Pese a que suene muy crítico, el guion se muestra amable con el tono, sátiro pero no feroz, dejando al espectador el grado de crítica que desee percibir. Donde sí reside el fuerte reproche es en el pueblo, en como actúa frente a lo que el protagonista y sus colaboradores provocan. El racismo, la xenofobia y los trastornos de la guerra de Yugoslavia siguen presentes en los ciudadanos, con fuertes prejuicios a lo ajeno y a los países vecinos, manteniendo a la población en una ignorancia peligrosa.
‘Los niños del cura’ es una ácida mirada al comportamiento rural de su país. Una tira cómica que no se toma en serio aunque muestre momentos trágicos, una película que coge sabiamente momentos de célebres cineastas como Fellini o el propio Kusturica. Se echa en falta mayor atrevimiento en el tema que toca, que la hubiera convertido en la revelación cinematográfica del centro de Europa. Aun así, ‘Los niños del cura’ resulta una buena propuesta humorística, inteligente y bien firmada.