Ante todo anunciar que esta película estaría calificada dentro de lo que viene siendo el cine de autor, con toda la controversia que esto conlleva. El que pretenda encontrar un cine más comercial, he de apuntar que esta no es su película.
Sólo Dios perdona, dirigida por Nicolas Winding Refn (Drive, Valhalla Rising, Trilogía Pusher), nos sumerge en los tugurios de Bangkok, donde se realiza toda la acción.
Al principio, se nos presenta una caracterización de lo que nos vamos a encontrar: espacios sombríos, con iluminación lóbrega y cálida a su vez, relacionando todo el ambiente en el que NWR nos intenta embaucar, con personajes fríos e inexpresivos, quizás por la naturaleza del film, o quizás porque no se ha sabido desarrollar otra psicología en este ambiente en el que predominan los planos cortos, centrándose en la pasividad que el actor refleja y situaciones extremadamente violentas, las cuales se nos dan con todo detalle.
Si tuviese que apodar de algún modo este tipo ambiental, seguramente uniría dos adjetivos que la definirían casi a la perfección: noir oriental.
La fotografía, es excelente, jugando con planos cortos y pequeños detalles, haciendo que no sea necesario el diálogo (en algunos casos).
Nos intenta transmitir un mensaje a base de imágenes, secuencias silenciosas, gestos, miradas e incluso con su música.
En muchas situaciones, se nos muestran con mucho detalle las escenas violentas, haciéndose valer de todo lo que nos quiere enseñar, una película llena de paradigmas violentos que evocan a la crueldad y al ensañamiento.
Se informa al espectador de una historia de venganza, mafia, un sentido abstracto de la justicia, rencillas familiares y la inestabilidad emocional de nuestro protagonista (Ryan Gosling), el cual ha pasado de ser Noah, el joven romántico, creador de sueños e ilusiones de muchas adolescentes, al impasible e inexpresivo Julian, en menos de una década.
Como ya comenté al principio de estas líneas, Sólo Dios perdona es una película que no dejará indiferente a nadie, ya que habrá opiniones de todo tipo. Habrá gente que la idolatrará, y habrá gente que la odiará. Creo que no habrá un término medio dentro de estos 90 minutos que dura la cinta. Es una película tan arriesgada, que se expone a las críticas justificadas e injustificadas.
Incluso al terminar de verla, te preguntarás si tu mente aún no está preparada para captar el mensaje que NWR intenta transmitir.