La película de ‘Gorrión rojo’ es un relato cargado de todo, pero sin llegar a excederse en nada. Una película plagada de fortaleza y elegancia; dando una magnífica vuelta de tuerca al cine de espionaje y a los thrillers al uso que plagan carteleras jornada tras jornada. Es espionaje del poco conocido, del crudo; del que te deja los huesos tan gélidos como la llanura rusa. Un film notable que se va alimentando conforme el mismo va sucediendo, retorciéndose entre sí en su propio nudo creado por el magnífico guion de Eric Warren Singer y Justin Haythe y germinando con ello una poderosa acumulación de sensaciones ofreciendo un tono directo e hipnotizante en pantalla.
Jennifer Lawrence (quien vuelve a trabajar con Francis Lawrence tras ‘Los juegos del hambre’) es una bella espía que utiliza su sensualidad para acercarse a quien es necesario y conseguir aquello que se desea. Pertenece al estado, no tiene que preguntar nada y debe sacrificar todo lo que sea necesario sacrificar. Éste es su personaje, y el cine de espías recordará siempre su interpretación tanto como se recuerda la de Mark Rylance en ‘El puente de los espías’. Tanto a ella, como su química con Joel Edgerton (‘Bright’, ‘Warrior’), cuya relación florece en la película y va creciendo a un ritmo acompasado con el resto del metraje, sin llegar a entrar en detalles, pero sin obviar importantes puntualizaciones. No hay historias secundarias; todo va hacia el mismo punto de llegada y todo tiene un por qué.
Brutal en muchas escenas, la cinta está cargada de acción y de giros que la convierten en un relato absorbente. Acción que desemboca en los momentos más crudos del metraje y que junto a los instantes de «sexualidad sucia» muestran la rudeza y aspereza de la historia. La fotografía acompaña aún más a ese ambiente frío e inhóspito que el color de la propia cinta posee y que no hacen más que incrementar los momentos álgidos del relato y confiarlos de una mayor potencia para terminar mostrando un thriller salvaje y para el que la delicadeza no forma parte de su vocabulario.