Con Reservoir Dogs, Quentin Tarantino enseñó al mundo su potencial y demostró de lo que es capaz. Pero dos años más tarde, en 1994, este –aún- novel director filma la que, posiblemente, sea su película más propia y personal.
Pulp Fiction trata, de una manera no lineal y algo descontrolada, que, en vez de hacerla complicada en su seguimiento, la convierten en una obra más única y disfrutable, de dos asesinos (John Travolta y Samuel L. Jackson) que tienen que recuperar un misterioso maletín, mientras que uno de ellos cuida de la mujer del jefe (Uma Thurman).
Un thriller cargado de acción y con un desorden cronológico que alimenta el estilo de Tarantino en la consecución de sus obras, dotado de un cuidado montaje y de un más que mimado guión. En esta obra, Tarantino consigue un reparto conformado por parte de los nombres más ilustres del momento en el panorama internacional del cine, y su dirección junto con las interpretaciones de los mismos, hacen de Pulp Fiction una de las películas más recordadas y, posiblemente de las mejores rodadas en toda la década de los 90.
Ya se empiezan a atisbar los rasgos definidos de un Tarantino que impregna cada película que lleva su firma de su estilo tan propio. La sangre vuelve a hacer escena; la violencia y su manera tan única de grabarla y hacer de dichas tomas elementos imprescindibles y desgarradores, sin llegar a ser una oda al cine gore o a momentos repugnantes para cualquier estómago. La sangre y Quentin Tarantino van de la mano.
El guión del que hemos hablado, se encuentra manchado en cada página de los tópicos que, a estas alturas, ya se conocen de su lenguaje, dando cabida a insultos y palabras mal sonantes en cada minuto de la cinta. Pero además, el cuidado que se tiene en él; la gracia y sencillez que lo forman, hacen de cada línea del mismo una consecución perfecta para la próxima, que alzan a su vez a este, como uno de los mejores que se puedan encontrar.
Y resulta un bordado perfecto: desde las interpretaciones hasta la banda sonora, dando un paseo por la puesta en escena y la infinidad de referencias cinematográficas a otros títulos que permanecen en la retina del director. Sin olvidar el baile entre Travolta y Thurman.
Pero lo que Pulp Fiction ha regalado al cine es una vuelta de tuerca, una película original e innovadora cargada de detalles y elementos que la confieren como excepcional y apasionante; como un libro que esperas que no se agote y que tras cada capítulo venga uno nuevo cargado de lo mismo. Es una película cargada de existencialidad y de ritmo trepidantemente lento, sin llegar a prolongar más de lo debido la vida propia del mismo, para que cada detalle de la misma resulte fresco y esencial. Su humor sarcástico y el ritmo no lineal hacen que el disfrute del film sea una cualidad obligatoria que viene intrínseca con el DVD, y que la confirma como una obra de las grandes de su autor.
Tarantino desgrana su potencial y crea así, una película apta para conocer su estilo y dinámica, su manera de entender y hacernos ver el cine; y lo que a la larga será su propio universo cinéfilo. Su excepcional manejo de la música, sus guiones y la manera de dirigir para hacer de una tortura algo divertido, es lo que han convertido a Tarantino en un referente y uno de los nombres a seguir.
Y con Pulp Fiction, con la primera dirección plagada de grandes nombres y con una historia más que cuidada, nos regala a todos una autentica obra magna, confiando así en nosotros como buenos entendedores para lo que su cine propone; y si con Reservoir Dogs abrió la puerta de Hollywood de una patada, con Pulp Fiction se fue hasta la esquina más cercana, para orinar sobre ella y marcar su territorio.
