Los cortometrajes del BIFAN 2024 son maravillosos; para muestras ESTE artículo y ESTE artículo… pero la selección española que hemos tenido en el mismo no se queda atrás. Aquí los magníficos títulos que hemos podido disfrutar:
‘Alicia’.
Carolina tendrá que lidiar con los miedos infantiles de su hija Alicia, que acaba de quedarse ciega y cree que en su habitación vive una anciana.
Es una buena manera de comenzar este cortometraje de Tony Morales titulado ‘Alicia’: «De modo que ella, sentada con los ojos cerrados, casi se creía en el País de las Maravillas, aunque sabía que sólo tenía que abrirlos para que todo se transformara en obtusa realidad». El terror es el principal protagonista de esta producción de cinco minutos y medio de duración que nos lleva a sentir una multitud de cosas en muy poquito tiempo, a sentir todas las cosas que se le podrían pedir a una realización de terror. Y es que el agobio, la tensión, el susto y el terror en general están más que presentes desde el inicio del cortometraje, donde te das cuenta que en ‘Alicia’ algo va regular y algún secreto se esconde.
Jugando con todos los elementos de los que dispone ‘Alicia’ en una habitación, que es donde se instala este cortometraje, vemos continuos detalles que son una muestra magnífica de como crear terror y como generar esa sensación angustiosa en el espectador que la esté viendo. Los cambios de plano y situación son soberbios, así como la ambientación y esa paleta cromática tan poco entrañable, fría salvo por ligeros detalles como el vestido de Alicia y cargada de una sensación de incomodidad que no deja que el espectador se asiente y reconforte en la habitación.
En definitiva, ‘Alicia’ es un cortometraje bárbaro, lleno de terror como pocos consiguen transmitir (a la cabeza se me viene ‘Pisanka’, por ejemplo… o ‘La nueva’), pero con una soberbia factura en aspectos técnicos y en hacer sentir al espectador las sensaciones correctas para confundir y asustar. Un trabajo maravilloso.
‘Mamántula’.
Mamántula es el chico al que todos desean, pero también una araña gigante travestida de humano, fruto de un breve encuentro en el Tiergarten berlinés, en un pasado alternativo de saunas brutalistas, interminables pasillos de metro y detectives con gabardina y sombrero. Cada amante de Mamántula es una nueva víctima de su apetito insaciable de venganza y semen; y cada víctima, un hilo más de la telaraña con la que pretende apresar al planeta entero. ¿Conseguirá pararle los pies Polla de Oro? ¿Lo conseguirá una pareja de tortolitos con placa de policía? ¿O tendrá que intervenir la comunidad gay y tomarse la justicia por su mano?
‘Mamántula’ es una maravilla y a la vez una absoluta locura por muchos aspectos. Principalmente destacable en ella es ese estilo noir, poder resumirla en thriller al uso es sencillo, pero suena muy vacío para todo lo que conlleva la trama de la obra; destacable también ese rollo policiaco que la envuelve, ese ambiente atractivo y diferente a lo que te podrías esperar de ella conforme lees la sinopsis. Sí, es una araña que te chupa la vida haciéndote una felación; es el gran resumen de la película, pero a la vez es bien compleja a pesar de esa sencillez: las texturas, la paleta cromática, los vaivenes de cámara que nos sumergen perfectamente en ‘Mamántula’… todo ello son muchísimas muestras de un buen trabajo, un grandísimo trabajo, que este mediometraje tiene en su realización y que hace que nosotros, como público, la disfrutemos treméndamente.
‘Latex Kid’.
Latex Kid, es una estrella del rock con piel de látex, intenta sobrevivir en una sociedad decadente.
‘Latex Kid’ tiene una cantidad de elementos a desgranar, estudiar e intentar entender que resulta realmente complejo. El cortometraje como tal es interesante, curioso, tanto en su forma como en su contenido, y más aun teniendo en cuenta la utilización de herramientas que ha habido para su creación. Si bien es cierto la recurrente historia no ofrece nada extraordinario, es llamativo cuanto menos tenerlo presente para disfrutar de una forma de crear algo audiovisual totalmente nueva que crea locuras variopintas.
La atmósfera que crea es lo más valioso, desde mi punto de vista, claro, para saborear ‘Latex Kid’. Se crea algo agobiante, desagradable en ciertas situaciones y con unas escenas que cabalgan entre lo tétrico y lo repugnante, asestando al espectador los golpes necesarios para que no quite la vista de la pantalla.
‘Latex Kid’ es, cuanto menos, novedoso. Y no solo por cómo se ha creado.
‘Lo que sangra’.
Gabriel, un hombre solitario que cuida a su mujer infectada por un virus zombie, recibe la visita de dos desconocidos que vienen buscando un lugar donde pasar la noche.
En ‘Lo que sangra’ tenemos un binomio espectacular que suele funcionar muy, pero que muy bien: una historia sencilla -me atrevo a decir que algo manida, ¿eh? …- y efectiva de cara al público, pero creada con una maestría bárbara. Ese ambiente continuo en el cortometraje, ese estilo oscuro, desagradable y complejo que va ejerciendo, poquito a poco, su fuerza gravitatoria en el espectador hasta que lo deja navegando al son de su trama… en ese aspecto nada que objetar a esta obra.
El mundo de infectados y zombis siempre tiene una atracción inmensa en la mayor parte de los amantes del género, y en este caso resulta interesante el punto de vista de un cortometraje en el que estos seres salen lo justo, pero que aun así te demuestra la frialdad del ser humano cuando el apocalipsis ha llegado y la necesidad los tiene contra las cuerdas. Es algo digno de este trabajo, digno de tener en cuenta como ha sido narrado y como, a pesar de que te vas oliendo lo que va a ocurrir durante todo ‘Lo que sangra’, te parece tan bien como te esta manejando por ello que te dejas llevar y lo disfrutas.
‘Lo que sangra’ es como cuando viajas al mismo sitio un montón de veces, pero en todas sigues disfrutando del trayecto.
‘Sincopat’.
Ona, una ejecutiva creativa de una gran empresa, está a punto de lanzar al mercado la última revolución tecnológica: un dispositivo que permite escuchar música directamente desde el cerebro.
¡Qué bien! Es decir, ‘Sincopat’ es absolutamente refrescante, agobiante en lo que nos cuenta y con una forma de dejarte pensando interesantísima. Al más puro estilo ‘Black Mirror’ y como si su sello llevará, este cortometraje nos adentra en una situación que sacaría de quicio al más pintado y que ofrece preguntas inmensas para el ser humano de a pie acerca del acercamiento a la tecnología, la privacidad, la necesidad de seguir insistiendo en hacerlo todo cada vez más mecanizado y mucho más.
Con una fotografía que coquetea de manera dulce con la ciencia ficción pero que se queda algo ramplona, y un trabajo de sonido espectacular, ‘Sincopat’ advierte desde bien temprano al público que lo que va a ver le va a dejar dándole vueltas a la cabeza. Una ingeniosa forma de entrar en su nudo nos lleva a ese desenlace tan alocado y vertiginoso que no te deja tranquilo en el asiento.
Sin duda ha sido una grata sorpresa, con algún que otro, pero, ya que la sensación es que se le podría haber sacado algo más de jugo a este fruto.